CAPÍTULO 2. LÍMITES

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- Sueltame, perra - dice la chica de cabello negro que está debajo de mi - sueltame o te juró que te mato.

- En estos momentos no estás en condiciones para amenazarme - paso la navaja por su cuello de una manera en que ella sienta que la cortare justamente ahí - ¿ crees que tienes derecho alguno de decirme que hacer? - digo apretando de una manera algo cuidadosa la navaja en su cuello.

- NO, está bien - dice con temor - Lo-lo siento, prometo no volver a fastidiarte.

- Mmm, quizás en otros momentos hubiece aceptado eso... pero es que ahora ya estoy muy molesta - digo bajando la navaja hasta su pecho y luego pasarla a los brazos - mi querida Katherine, si tan solo me hubieces dejado en paz.

- Por favor no me hagas nada - dice tratando de soltarse de mis agarres - por favor, te lo suplico.

- Yo también supliqué muchas veces por que me dejarás tranquila, ¿ lo hiciste alguna sola vez? - presiono suavemente la punta de la navaja en su muñeca.

- Lo siento demasiado, por favor no me mates.

- ¿Matar, encerio crees que soy la misma mierda que tú ? - presiono más fuerte la navaja contra su muñeca, hasta que esta sangra un poco.

- ¡ POR FAVOR! - grita y le tapo la boca luego de darle una bofetada.

- Shhh, calláte - digo mientras veo como la rubia no puede ni moverse de lo aturdida que está por el golpe que le proporcione.

- Dios, dejala tranquila por favor - logra decir a duras penas la rubia.

- No quiero - procedo a hacerle cortes en su abdomen, tal y cómo ella pretendía hacermelo a mi.

- ¡DUELE! - grita y cierra su boca inmediatamente al ver que su grito me fastidió.

- Si vuelves a gritar cortaré tu cara - digo pasando la navaja por su rostro y veo la sangre quedarsé en parte de su rostro.

Sigo cortandola con la navaja, escribiendo en su abdomen "Puta Barata"

- ¡Por favor! - dice casi que susurra tras las lágrimas que ha soltado la mal nacida.

- Puta barata, he plasmado tu nombre en tu abdomen o mejor dicho... lo que eres.

- Dejame, por favor - ruega mientras la suelto y meto la navaja en mi bolsillo.

- Ya verás que esto no se quedará así.

-¿ no se quedará así?

- Sí, hablaré con la directora Barragán y haré que te expulsen.

- Claro, y ¿ qué le dirás? - digo dando un paso hacia mientras ella da un paso hacia atrás.- ¿ le dirás que te marque con una navaja que tú misma traiste para hacer lo mismo conmigo?.

- Puedo decir que no es mía.

- Claro, pero y ¿si pido que tu padre  asista para que revise bien si es su navaja o la mía? - digo pasando las llemas de mis dedos por las iniciales marcadas en el arma "M.S" - creo que al Sr. Mario Stewart no le gustará saber que se la quitaste o ¿sí?

- Eres una maldita infeliz... - no termina de insultarme cuando ya estoy sobre la rubia que estaba intentando levantarse luego del golpe, le pongo la navaja en el cuello y lo bajo a su abdomen.

- Sé que ya la deje marcada en su rostro, pero tú me estás inspirando a que también le plasme su profesión de mierds en su abdomen.

- No, esta bien - dice poniendo la manos frente a ella cómo si eso me fuera a detener - lo-lo siento, no te volveré a insultar.

Perfecta ImitadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora