36. Lluvia de emociones.

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-Capítulo treinta y seis-.

-Alison-.

∞∞∞

Después de esas emotivas palabras de parte de mi novio, decidí dormir un poco. Eran como las ocho de la noche y Lyan seguía aquí conmigo. Lo digo porque acabo de despertar y él está sentado en la cama jugando en su teléfono con Mathias.

—Preciosa, ¿te sientes mejor?

—No ratón, pero quiero ser fuerte por mis hermanos, por ti y porque se lo debo a mamá. —Me duele, me quema por dentro y aunque en este momento no quiera saber nada de nadie y simplemente quiero estar sola, no puedo olvidarme que hay una persona esperando que yo me sienta mal para volver a darme sus brazos y que ese sea mi hogar; no puedo olvidar que hay un niño de cuatro años, casi cinco, que nos necesita más que nunca y que también tengo un hermano mayor que es muy débil y que debo ser la fuerza en este momento.

—Estoy aquí en todo momento. —Sólo eso se límita a responder y eso para mí siempre ha sido suficiente.

—¿Dónde está Tyrone?

—Está en su habitación, Anaid ha venido a verlo y está con él. Como todos, aún no puede creer que la vida sea tan corta y que hoy estamos pero mañana no sabemos. —Es tan cierto.

—Eso es cierto. Tengo días sin ver a Anaid. ¿Se le nota la barriguita? —Mejor charlar, lo intentaré —Aunque sé que no podré— olvidarme del asunto.

—Sí pequeña aunque no tanto, me dijo que tenía tres meses.

—Ojalá sea niña. —Espero ambos porque sé que los cuidaré y les daré el mismo amor, pero me gustaría una hembra de primero.

—Ratón, es tarde. Si quieres duerme en mi cama y yo duermo en el cuarto de mamá. Posiblemente duerma ahí muchas noches ya que todo huele a ella. —Es difícil porque no podemos si quiera aspirar a cremar su cuerpo o sepultarlo porque simplemente no está o no lo han conseguido.

—Está bien pequeña.

Después de acomodar a Lyan, Mathias se despertó. Le preparé su tetero (A veces se antojaba de su tete). Y le dije que era hora de dormir; Mathias dormirá conmigo.

Al llegar al cuarto no puedo evitar llorar, no había entrado aquí desde hace días... creo que cuando mamá estaba en Colombia sólo llegué a entrar en dos oportunidades para buscar libretas. Su habitación está llena de sus recuerdos; perfumes, revistas, sus zapatos... todo aquí me duele. Me siento en el suelo y Mathias con su pequeño dedito indice intenta secar mis lágrimas.

—Te quiero hermanito, te quiero tanto. —Le doy muy besos y vuelvo a llorar. Mathias camina lentamente hasta la cama de mamá, con su estatura mira la cama y vuelve su vista a mí.

—Mami... —¿y ahora? ¿Cómo le explico yo a un niño de cuatro años que su mami ya no está? Físícamente porque sé que siempre estará con nostros. Me levanto, lo agarro y lo abrazo tan fuerte que siento que aunque no entienda nada poder unir sus piezas. Me encargaré de que mi hermanito siempre tenga presente que tuvo un padre que aunque no vivió mucho con él, fue lo máximo; y una madre que se llevó el premio de la mejor mamá del mundo. Mathias siempre tendrá presente que su mamá se llama Hanna y fue en pocas palabras, la mejor de todas.

* Dos meses después *

Tenemos una pequeña reunión para festejar el cumpleaños de Mathias. Saben que seremos los mismos.

A la mañana siguiente despertamos a Mathias dándole muchos veces y festejandole sus cinco añitos de vida.

Compramos globos para decorar y junto con Lena quien se animó a ayudarme nos encontramos decorando todo. Ella ni siquiera tendrá que regresar a su casa en busca de sus cosas porque ya se las trajo todas. Lyan está en la pastelería en este momento y me aseguró que él se encargaría del pastel. Tyrone fue hoy a una consulta médica junto con Anaid y vendrá más tarde. Hoy nos dirán el sexo del niño o la niña y eso también lo festejaremos hoy.

Visiblemente invisible. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora