Terminó de ducharse y se secó.
«Vive en Denver, tiene su propia empresa allí. Y yo estoy aquí. Es igual que con Emilia y he tropezado dos veces con la misma piedra», pensó.
Pero cuanto más reflexionaba y, a pesar de que parecía estar en la misma situación que con Emilia, sabía que aquello era distinto. Había tenido muy poco en común con Emilia. En cambio, con Luna, desde el principio habían conectado en todos los sentidos. Había algo que hacía que sintiera que se pertenecían el uno al otro, que tenían que estar juntos. Pero eso no cambiaba los problemas logísticos de esa relación, que eran enormes.
Dejó volar la imaginación y pensó en qué ocurriría si Luna se mudara a Northbridge. Ella ya pertenecía más a ese sitio en una semana de lo que Emilia había conseguido en meses. Lo supo desde la noche que lo ayudó en el restaurante. Además, parecía gustarle la vida en ese pueblo, parecía atraerle la idea de que todo el mundo era como una gran familia allí.
—Pero, ¿Cómo va a dejar todo lo que tiene en Denver y mudarse a Northbridge sólo porque yo se lo pida? —le dijo a su reflejo en el espejo.
Parecía muy complicado, pero dentro de él albergaba un poco de esperanza. Soñaba con cómo sería tenerla allí de forma permanente, tenerla en su vida, tener más noches como la última. Pensó en cómo sería que el resto de sus noches fueran con ella.
«¿El resto de mis noches?», pensó.
Esa idea le chocó y reconoció que, tratándose de Luna y de su historial, podía ser complicado. Al fin y al cabo, había dejado a dos novios plantados en el altar. No podía olvidarlo. Por dos veces, había hecho promesas que no cumplió.
A Gastón le había dicho que pensaba que no se había equivocado en sus decisiones, pero era duro cuando pensaba en él como protagonista. Jugó con la idea de que consiguiera convencerla para mudarse a Northbridge y de que las cosas fueran tan bien que consideraran un futuro juntos. ¿Y si ella lo abandonaba cuando estaban a punto de comprometerse de por vida? Eso sería una catástrofe. Le preocupaba correr ese riesgo y pensó que entonces, lo mejor sería olvidarse de todo.
Pensó que quizás lo mejor fuera alegrarse del tiempo que habían pasado juntos y dejar que se marchara a Denver. Y no volver a verla de nuevo. Pero sólo pensar en ello hacía que se sintiera fatal. Tan mal que se dio cuenta de que no podía olvidarse de todo, a pesar de lo que hubiera ella hecho en el pasado. Se percató de que tendría que al menos hablar con ella. Porque, aunque corriera el riesgo de que ella se riera en su cara o de que las cosas no llegaran a funcionar, si no le decía cómo se sentía y lo que quería, no tendrían la oportunidad de ir más allá de lo que ya tenían. Y él quería tener algo más, lo deseaba con todas sus fuerzas.
Porque, cuanto más lo pensaba más recordaba lo que le había dicho a Gastón, sabía que su vida no empezaría de verdad hasta que encontrara a la mujer con la que compartir su vida y formar una familia. Y se daba cuenta de que, desde que conoció a Luna, se sentía como si ya la hubiera encontrado. Y ahora que lo tenía no podía dejar que se escapara. Tenía que hacer lo que pudiera por mantenerla a su lado.
Luna estaba completamente dormida cuando la despertó el aroma del café recién hecho. Pero estaba tan cansada que decidió que el café tendría que esperar. Se agarró con más fuerza a la almohada.
—¡Venga, dormilona, despierta!
Eso consiguió que sonriera, era la voz de Matteo. Estaba cerca de ella y le tentaba tanto como el propio Matteo. Porque se había dado cuenta la noche anterior de lo tentador que era. Y ella no había dejado de sucumbir a sus encantos. Toda la noche... A lo mejor no merecía la pena que se despertara por el café, pero sí por él. Sonrió aún más y abrió un poco los ojos. Él estaba sentado al borde de la cama mirándola y sujetando una taza de café bajo la nariz de Luna.
—No es justo —susurró incorporándose.
Entonces se dio cuenta de que él ya se había duchado, afeitado y vestido. Olía genial.
—Ya llevas despierto un tiempo —le dijo.
—Sí. Mis empleados tenían que entrar en el bar. Pero tú dormías tan plácidamente que quise dejarte dormir un poco más.
—Y ahora tú estás recién aseado y yo hecha un desastre.
—Estás preciosa. Y, si no tuviera algo de lo que hablar contigo, estaría metiéndome en esa cama en vez de traerte un café.
—¿De qué quieres hablar?
—Sólo quiero decirte lo genial que ha sido esta semana y lo bien que me lo he pasado contigo.
—Yo también —respondió ella con la piel de gallina.
—Así que te propongo un juego. Se llama el juego de «Y si».
—¿No prefieres jugar a otra cosa? —le preguntó ella seductoramente.
—No me tientes. Por ejemplo, ¿Y si el estado de Colorado aprobase una ley que prohibiera las tartas de Luna?
Luna rió.
—¿Por qué iban a hacer algo así? ¿Porque uso demasiada mantequilla? ¿Porque uso chocolate de importación en vez de nacional?
—Por lo que sea. El caso es que no puedes seguir con Tartas Luna en Colorado. Puedes instalar tu negocio en cualquier otra parte del mundo, pero no en Colorado. ¿Considerarías la posibilidad de mudarte a Montana para hacer pasteles de boda?
Luna dejó de sonreír, no sabía si quería participar en ese juego.
—¿Montana en general o un sitio en concreto?
—Por ejemplo a Northbridge.
—Northbridge —repitió Luna algo confusa.
—Sí.
—Es un juego muy raro.
—Si tuvieras que mudarte, ¿Estaría Northbridge dentro de tu lista de posibles sitios a los que trasladarte? —insistió él—. Al fin y al cabo, tu mejor amiga vive aquí.
«Y tú también. ¿Es eso en lo que estás pensando», se preguntó ella.
—No creo que Colorado llegue a prohibir mis tartas —se evadió ella.
—Es sólo una hipótesis. ¿Considerarías mudarte a Northbridge si lo hicieran?
—Es una ciudad encantadora —consintió ella con cuidado.
—Así que, ¿No has sentido aquí claustrofobia ni has echado de menos la gran ciudad?
—No, la verdad es que no —admitió ella.
—Vale. Muy bien. Ahora juguemos de nuevo a «Y si». ¿Y si el último hombre vivo sobre la faz de la tierra fuera el propietario de un bar y restaurante? ¿Te pasarías sola el resto de tu vida antes que dignarte a pasar tiempo con él?
La conversación estaba consiguiendo que se sintiera más y más incómoda.
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Regalo De Bodas › Lutteo {Adaptada]
FanfictionQuizá encontrara el amor de su vida en la boda de su mejor amiga... ❥ Fecha de publicación: 19.05.19 ❥ Fecha de finalización: 11.08.19 ❥ Editada: 10.04.22 ❥ Historia adaptada. ❥ Todos los derechos y créditos reservados a su autora original.