1.Jane

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Estaba caminando por el pasillo bajo la atenta mirada de todos, como todos los días. Se reían de mí sin disimulo. Los cuchicheos, las risas entrecortadas, miradas de preocupación, tristeza o incluso risa. Estaba harta de aquello.
Yo solo quería no existir en ese momento.

El director me había citado para hablar con él. Así que me dispuse a ir a su despacho. Cuando llegué a la sala me senté en el sillón que había en frente de la mesa del director. Él, inmenso en sus papeles y ajetreado no se dió cuenta de qué entré allí, y al hacerlo, comenzó una conversación que no iría a ninguna parte.
  - ¡Jane!, menos mal q has venido. Me han informado que al parecer como eres nueva en el centro te cuesta relacionarte con tus compañeros de clase. ¿Es eso cierto? - aquel hombre se mostraba cansado e incluso indiferente por mis problemas, hablaba por hablar y le daba exactamente igual lo que me pasara. Así que decidí levantarme de la silla y marcharme sin decir palabra.
  - ¿Jane? ¿Qué te ocurre?

Al salir de aquella sala la gente seguía mirándome, no aguantaba más. Las clases todavía no habían acabado, pero eso me daba igual. Salí de aquel infierno en el que sufría todos los días de diario. Al llegar a mi casa, decidí escribir un mensaje:

   Holaa🥰! Me he ido del insti, ya sabes, lo de siempre🙄. Te quiero!❤️

Empecé a sufrir este acoso por mis compañeros de colegio, me llamaban gorda. Es verdad que estaba un poco rechonchita... pero no me sobraba ningún kilo. Me obsesioné con mi peso, demasiado la verdad. Yo me veía bien, me gustaba mi cuerpo. Pero por culpa de esos insensatos, más bien envidiosos, hicieron que empezara a odiarme. No me gustaba nada de mí. Hasta tal punto que adelgacé más de diez quilos. "Qué equivocada estaba", pienso ahora. Ahora mismo estoy en una etapa de mi vida qué podría ser mejorable, pero me gusto cómo soy y con quién comparto mi tiempo.

Ah... y los insultos, bueno... son por algo que.. bueno no me gusta hablar de ello. Pero ya os lo explicaré.

~Max~

Un sonido de móvil retumbó en la clase, la profesora advirtió que confiscaría el aparato, pero nadie sabía de dónde procedía el ruido. Todos, menos uno, un chico con el pelo gris teñido, gafas negras y los brazos llenos de tatuajes: Max. Cuando la profesora estaba distraída, este se decidió a mirar su móvil. Un mensaje de su novia, Jane; ella era preciosa, aunque también tímida e indefensa. Y él ya se había cansado de eso, de que todos los días, los de siempre se rieran de ella, y él no hacía nada para pararlo, se sentía mal por ello. Pero eso se acabó, deseaba con todas sus fuerzas que Jane pudiese ir a clase normalmente, sin tener que sostener y aguantar las risas y aquellas miradas...

Y al día siguiente, Jane pudo ir a clase normalmente. Ese sufrimiento se había acabado, gracias a Max.

[PAUSADA]No soy perfecta... - luciamrtin__Donde viven las historias. Descúbrelo ahora