Capítulo 37: Rumbo a la guerra.Skyler.
Para muchas chicas es fascinante apreciar su reflejo frente al espejo y sí, es parte de la femineidad disfrutar del poder de unas nalgas bien proporcionadas o una cintura estrecha o un caballo perfecto o rostro de princesa, no obstante, también es verdad que no todas somos fans de ciertos defectos de fábrica y que echar un vistazo resulta una tortura para quienes no estamos dentro de los parámetros establecidos.
Muerdo mi mejilla interna mientras me alejo del espejo. Por unas mágicas semanas pensé que había mejorado. Ya mi espacio personal no era importante, logré hacer el amor con Z y tan siquiera pensé en él viendo mi desnudez. Sin ser consciente Zachary me demostró que para él nunca fue un problema mi aspecto. Inclusive se mostró amigable cuando decidí cambiar quien soy para agradar a cualquier imbécil, él siempre fue afable con mis sentimientos y quizás por eso estoy frente a mi armario pensando en qué sería apropiado para verlo esta noche.
Necesito dar mi versión de los hechos pues no me dejó decir media palabra en nuestro último encuentro. Cour me sugirió encarar el problema y aceptar las consecuencias. Quiero demostrarle cuanto me importan sus sentimientos y lo que tenga para decir, digo, todas las parejas pasan por barreras demasiado altas y no por eso es el fin. Tengo fe en poder superar esto como adultos, además, me ama lo suficiente como para no dejarme ir tan fácil.
Sigue soñando con que aún te ama. Ilusa. Después de semejante cagada.
Decido rendirme e ignorar la voz en mi cabeza para ir por una ducha relajante. Permito que el agua se lleve todo pensamiento de negatividad sobre si tomé la decisión correcta al ir a su fiesta. Probablemente quiera su espacio y la última persona a quien desee ver sea a mí pero necesito mostrar mi versión de los hechos, darle otra perspectiva porque no puedo rendirme tan fácil cuando él siempre estuvo ahí para mí. En pocos minutos cierro el grifo y me dirijo al dormitorio. De nuevo ignoro el espejo mientras seco mi cuerpo y busco ropa interior. De momento llega a mi mente el día en que apareció en el umbral de la puerta con su actitud relajada y su hermosa sonrisa, yo en ropa interior y él tan divertido ante mi vergüenza que resultaba tedioso pero aprendimos a sobre llevarnos por el bien de su relación con Josh y porque descubrí que en realidad Zachary es más que una cara bonita.
Podría elegir algo provocativo del armario de Tess pero si pienso hacer esto será por cuenta propia. Seré yo, con mi ropa fea y holgada porque admitámoslo, es mejor esconderse en un escudo de seguridad que ir a la guerra sin chaleco antibalas y si planeo abrir mi corazón al desastre, al menos tendré la ventaja de hacerlo desde un lugar seguro.
Termino por elegir unos pantalones negros de tiro alto y una sudadera gris enorme porque se la tomé prestada a Josh hace unos meses y jamás la ha vuelto a ver. Remango la prenda hasta mis codos pues es mucho más larga que mis brazos pero lo compensa al ser tan cómoda. Busco unos converse blancos para dar alguito de color al estilo poco atractivo que acabo de crear. Recojo mi rubia cabellera en una coleta alta llena de nudos, pues no tengo tiempo para desenredar ese nido. Inhalo profundo antes de mirar mi reflejo y... Sí, horrible. Me recuerdo que busco convencerlo con palabras elocuentes y no con sexo salvaje, me regalo una sonrisa de ánimo para después tomar la bolsa sobre mi cama y salir del dormitorio. Cour me sugirió tener un plan B, por eso decidí tomar la sudadera que Z me prestó la vez de mi primera borrachera y el brazalete que para ese entonces era tan desconocido para mí así tengo un motivo viable con el cual hablarle sin que parezca extraño o invasivo.
Al llegar a la pequeña sala de estar, encuentro las llaves en la encimera del recibidor, las tomo con rapidez.
-— Skyler, antes de irte...
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CLUFF
RomanceSkyler Dallen no es el estereotipo de la chica delgada y sexy que camina por los pasillos del instituto, sin embargo, forma parte del grupo de los populares. Pero esto no quiere decir que sea la tímida, la mala o la falsa. Ella pensaba que no podía...