Los mejores amigos no se besan (Nueva Versión)

Capítulo 09| Solo... besos.

Ellery🌷

A mi parecer, hay dos tipos de silencios:

Silencios cómodos donde no hacen falta palabras para suplantarlo, donde te sientes tan cómoda al lado de esa persona que simplemente las palabras sobran. 

Y los silencios incómodos, donde no sabes como actuar o qué decir para que el odioso silencio desaparezca, donde no sabes ni siquiera a donde mirar.

Este segundo es el peor, y es justamente donde me encuentro ahora.

El incómodo silencio se extiende entre Noah y yo mientras el auto transita por las calles en dirección a nuestras casas.

De manera inevitable —porque juro que lo he intentado ya— su pregunta sigue rondando mi cabeza. Parece un disco rayado.

«¿Te molesta?»

¿Me molesta? 

Ben nos dio una pastilla para nuestros dolores de cabeza de rápida efectividad y eso, junto al baño que nos ofreció después, me facilita la tarea de aclarar mi mente.

La pequeña riña con el castaño, el haber ido a bailar con Helena, ir por unos minutos al baño y al volver no la encontré, acepté una bebida de... joder, el tipo de cabello azul. El tipo del que Noah me dejó muy en claro que no debía aceptar nada de su parte.

Mierda. Actué como una irresponsable anoche. Y eso es algo de lo que el castaño no se debe de enterar. Solo me queda tenerlo en cuenta la próxima vez y no dejarme llevar tanto. Tener más precaución. 

Luego de eso, solo recuerdo sentirme más avispada de la cuenta y bailar, y bailar y bailar hasta que el ojiazul se me apareció por detrás y el resto es historia.

Si me esfuerzo un poco más, logro recordar cómo subimos entre besos y con algo de dificultad las escaleras hasta llegar a aquella habitación ya que por todas las que pasábamos ya estaban ocupadas.

Y vuelvo a preguntarme, ¿me molesta que nos hayamos besado? Joder que no. Y yo no les he dicho esto, eh, pero si por mí fuera, él podría besarme todas las veces que quisiera y de mi parte no habría ninguna queja. 

Porque hay que ser sincera, los besos de Noah se sintieron como tocar el cielo con la punta de los dedos. Y no puedo evitar preguntarme, si él besa así estando ebrio, ¿cómo lo haría estando en sus cinco sentidos? Lo nuestro no pasó a nada más que besos y es algo que me alegra en gran medida.

Si voy a dejar de ser virgen, me gustaría estar en mis cinco sentidos.

Lo miro por el reflejo del cristal de la ventana. Su ceño ha permanecido hundido desde que salimos de la casa de Ben, este último se ofreció a llevar a Helena a su casa ya que al parecer tienen un proyecto juntos de Biología y aprovecharán para adelantarlo un poco.

Recuerdo haber salido del baño con las mejillas sonrojadas y sin poder ver a mi mejor amigo a la cara.

Y de hecho, aún sigo sin poder hacerlo porque no confío en lo que vaya a salir de mi boca; sin embargo, hay una pequeña voz en mi cabeza que repite sin cesar: «los mejores amigos no se besan, Elle».

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Como nunca antes en mi vida, agradezco cuando Noah estaciona el auto frente a mí hogar. 

Suspirando, me quito el cinturón de seguridad y, tomando una bocanada de aire que me sabe a valentía, decido mirarlo, viendo que continúa ceñudo con la vista al frente.

—Noah... —llamo, cautelosa y aún sin mirarme hace un sonido con su garganta, haciéndome saber que me escucha. Relamo mis labios—. No me molesta que nos hayamos besado —confieso al fin, captando su atención—, solo... —mojo mis labios nuevamente—... me resulta extraño. Es todo. —Decido mentir por el bien de nuestra amistad.