7 años
Aris sentía que sus pies picaban debido al césped, le encantaba esa parte del día, le encantaba su patio trasero, pues era grande y lleno de flores, Aris no tenía amigos pues los demás niños del preescolar decían que era rara, Aris casi no hablaba, no era necesario para ella, Aris le temía a su madre, era una mujer estricta e intimidante.
Aris escondía un secreto.
Lo supo a los 5 años mientras jugaba en su patio, ella no dijo nada pues no le tomó importancia, después supo cómo usarlo y para ella era asombroso.
Estaba ansiosa, era el momento, quería enseñárselo a su madre, quería compartirlo, quería que alguien más lo viera y le dijera que era normal, ella no había visto a ninguno de sus compañeros hacerlo.
Se encontraba frente a la puerta del cuarto de su madre armándose de valor para entrar.
Toco fuerte y firme esperando a su madre salir.
Anabeth abrió la puerta con un rostro cansado y ojeroso, era una importante empresaria y por ende se mantenía muy ocupada, amaba a su hija pero odiaba que fastidiara.
—¿Que ocurre Aris?¿Ya viste la hora?— preguntó mirándola con esa mirada que hacía que Aria quisiera esconderse.
—Quiero mostrarte algo— pidió con súplica— será rápido— Anabeth la miro con reproche, Aris junto las manos— Por favor mamá.
Anabeth asintió y cerró la puerta detrás de ella.
—Espero no sea una tontería Aris.
Aris jaló a su madre de la muñeca y la arrastró al patio trasero.
—Ben de mi salón dice que no soy normal y que lo que hago es raro, yo pienso que él es un tonto y a veces huele mal.
Su madre la fulminó con la mirada y le tomó el brazo dispuesta a ir a acostarla, no podía creer que la levantara para decirle eso.
—No insultes Aris, te he dicho que no molestes, sabes que trabajo, sabes que estoy ocupada, pero parece que no entiendes, estás grande y debes de captar la información o no?— Aris jalaba el brazo que su madre sostenia y se le llenaron los ojos de lágrimas.
—No mamá mírame mírame mírame— lloraba mientras hacía que saliera lo increíble que quería mostrarte.
— ¿Para que Aris? ¿Para ver tus berrinches?— decía mientras entraba a la casa sosteniendo a su hija pero sin verla.
De reojo miro una luz azul proveniente de la mano que sostenía, la soltó como si quemara y Aris encendió la otra y miro sus manos con orgullo.
Anabeth la miro pasmada y con horror.
Anabeth sabía que eso no era normal.
—Oh por Dios, Darrell!!— gritó a su esposo mientas corría dentro de la casa dejando a una Aris confundida.
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INTENSIDAD
FantasyQuisiera conocer el mar, pero no me atrevo. Quisiera decirle a mi madre que estoy harta, pero no me atrevo. Quisiera ir a la escuela, quisiera enamorarme, tener dramas de jóvenes, tener profesores, vivir sola, trabajar, vestirme como quiera, pagar m...