Capítulo Único

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Era pues, su belleza increíblemente magnifica, incomparable a la inmensa banalidad que este mundo podía ofrecer a comparación. Su piel, blanca como la nieve y tersa como si este mismo hubiese descubierto la fuente de la juventud, sus labios rosas como el carmín, su cabello castaño como el centro de la madera más fina y sus ojos de un inmenso azul resaltaban asombrosamente como el mar Egeo y el Jónico en su tiempo, su cuerpo estaba ejercitado como si el mismo maestro de Aquiles lo hubiera enseñado en persona, sus piernas eran fuertes como las de un gladiador y su pecho y estómago estaban marcados como si hubiesen sido hechos por piedra y cincel. Era pues hábil guerrero y príncipe de Troya, recio para la batalla y grande para la inteligencia, hijo de su padre, demostrando fiereza en la pelea haciendo contraste con el amor que sobresalía de su amplio corazón. Este rendía culto al más grande de los dioses pidiendo sabiduría y liderazgo para la ardua tarea encomendada a su padre de crecer su nación, él, como príncipe y futuro rey debía poner de su parte, sin embargo su padre lo amaba con protección y procuraba que nunca le sucediera nada malo, a pesar de siempre demostrar que era capaz dentro como fuera de la guerra.

El imponente dios, sentado en su trono blanco, rodeado de sus compañeros en la labor de equilibrar el universo, deseaba con todo su corazón una pareja que lo prendara como hechizo de cupido, que fuese bendecido por Apolo, que tuviera la inteligencia de Atenea, y que fuese dotado por Eros, cualquiera que le viera quedaría prendado de este, él era un dios y un dios no podía conformarse con menos, él era el gran Lisoús tou Naví (Joshua en griego *por fa no me maten :'v) y esas eran sus expectativas.

Una mañana soleada de primavera, el príncipe guerrero Táiler (así se escribe Tyler en griego, no es mi culpa :'v) fue enviado por su padre a atender el rebaño, nuestro príncipe hermoso era alguien lleno de humildad y no importando lo pequeño que resultaría ser un pastor de ovejas, él atendía el llamado de su padre y tenerlo feliz era lo que más le importaba. Se encontraba este, pues, en lo alto de un monte verde recién mojado por el rocío de la mañana, apacentando las ovejas de su padre cuando unos graznidos estridentes lo sacaron de su ensimismamiento, así que como buen guerrero se dedicó a inspeccionar, llevaba su espada desenvainada y lista para cualquier situación, si lo dioses lo ponían a prueba, demostraría ser de gran valor y útil para la batalla. Caminó sin alejarse mucho, el rebaño de su padre era importante, así que se acercó a lo que parecía ser la fuente de los graznidos.

Viendo, pues, Lisoús tou Naví la Tierra y a su gente, encontró a un joven de increíble belleza, tal que hasta Afrodita pudiera envidiarlo, su interés creció y no pudo contenerse, así que el gran Lisoús tou Naví bajó él mismo desde el Olimpo en forma de un águila inmensa de plumaje marrón y plumas bañadas en oro.

Táiler se sorprendió en gran manera a observar tal rara ave atrapada entre las ramas de aquel sauce, su sorpresa lo tenía pasmado y parecía no moverse de la impresión, pero los lamentosos graznidos de aquella pobre ave lo sacaron de su ensimismamiento y procedió a subirse a aquel árbol. Pasaban pues sus potentes muslos por la bronca madera, tiñéndole de un leve rojizo aquella parte antes mencionada, su frente perlaba de sudor, sus mejillas estaban rosas por el esfuerzo y su túnica blanca tenía aquel tomo marrón característico de los árboles. Este, viendo al ave asustada procedió a hablarle con cariño y bastante parsimonia, parecía que esto calmaba a aquella extraña ave, esto fue aprovechado por nuestro valiente príncipe y desenroscó las alas de las ramas y la sostuvo entre sus brazos, su peso era mucho mayor y su tamaño también, los músculos se le tensaron y parecía que sus bíceps crecían por soportar aquel peso.

Táiler posó al animal en el suelo, dió media vuelta y caminaba despacio hacia el rebaño, pero una voz lo detuvo:

- Gracias — dijo aquella voz imponente.

Táiler tembló de miedo, abrió sus ojos con sorpresa y lentamente dio vuelta. Se encontró con un hombre alto, barbado, de cabello marrón rizado y quijada fuerte, labios rosados y musculoso en su totalidad, era pues grande su belleza y Táiler quedó pasmado al contemplarlo.

- ¿Quién eres tú? — preguntó Táiler — ¿Acaso eres el ave?.

Táiler conocía, según los relatos de sus abuelos, que los dioses a veces bajaban en forma de animales para conocer como estaba la humanidad, concediendo deseos o enviándolos a tareas divinas como las del gran Hércules, Aquiles y Perseo.

- Sí, soy el ave — contestó aquel ser desconocido — y también soy Lisoús tou Naví.

Táiler al escuchar eso, rápidamente bajó su cabeza en señal de respeto y se inclinó al suelo y con voz en alto dijo:

- Oh, gran Lisoús tou Naví, ¿qué desea de su servidor?

- A ti — contestó el todopoderoso dios.

Grande fue la sorpresa de Táiler al enterarse de aquel gran suceso.

- Eres el mortal más bello que conozco, fuiste en gran manera bendecido por Apolo y tu belleza no se puede comparar con las demás personas, incluso ni las mujeres son poseedoras del gran don que se os fue dado. Te ruego, pues, que vengas conmigo al Olimpo, sé mi amante y te prometo vida eterna — dijo aquel gran dios.

- Pero, mi señor — dijo Táiler no queriendo enojar al dios — mi padre, él necesita de mí, ¿qué pasará de mi nación sin mí?

- No os preocupéis, príncipe hermoso, yo os atenderé personalmente a vuestro padre todos los días de su vida, nada os le sucederá y será grande entre todas las naciones de la tierra, no podrá ser derrotado ni por guerrero ni por espada, he aquí que el gran Ares siempre estará en su diestra y dirigirá el ejercito de tu padre.

Táiler, creyendo firmemente en lo que él imponente dios decía, aceptó su propuesta. El gran Lisoús tou Naví se convirtió en aquella ave de gran tamaño y plumas bañadas en oro, y con su fuerte pico sostuvo a Táiler, llevándoselo al Olimpo, donde lo dotó de incluso más belleza y cumplió su palabra, haciéndolo inmortal al igual que los dioses que convivían junto con él, era pues Táiler copero personal del dios y en todo lo que este quisiese Táiler se lo complacía, fue pues, el príncipe guerrero inscrito en las páginas de la historia griega como el mortal más bello en conquistar el corazón de un dios.

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Créditos de la portada a: Dude_Ninsu
Capítulo dedicado a: PauRM5
Dude_Ninsu
Addict_with_ajoshler
Y también a mí mejor amigo, no lo etiqueto porque él no tiene Wattpad pero él me ayudó con esto, así que te quiero mucho.

(Gracias, chicas; son un amor y gracias por el apoyo a esta pequeña idea uwu).
Díganme que piensan y convierto esto en un one-shots de historias míticas adaptadas a Joshler ;v

El mito de Ganímedes [Joshler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora