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Esquivando el roce excesivo entre cuerpos, encontraron un lugar un poco apartado en el que podían moverse libremente. Sonreían, reían, saltaban y agitaban la cabeza de arriba hacia abajo, de un lado a otro, tropezando a veces cuando el mareo podía con ellos; poco les importaba si hacían el ridículo o no, se limitaban a disfrutar la sensación de olvidar el pasado. En ese momento eran dos casualidades que coincidieron para sanar una herida que nunca dejó de sangrar.

Estaba bien, Jisoo por fin comenzaba a relajarse, pero entonces el bullicio de un grupo en específico llegó hasta sus oídos, los gritos exagerados y las risas extrañas le parecían familiares, pensó que podría reconocerlas si no fuera por el volumen de la música y el ruido del resto. Intentó ignorarlo, sin embargo, una melodía que conocía muy bien envolvió todo el lugar. Sí, solo resonaba en el bar incluso más alto que cualquier otra canción.

«Esto no está pasando», pensó mientras cerraba los ojos en una expresión de súplica.

Tomó la mano de su acompañante y lo obligó a retroceder, mezclándose entre el gentío. Buscó rostros conocidos mientras se movía con discreción por la pista teniendo la esperanza de no encontrarse con nadie. Paró de golpe y el chico chocó con Jisoo, estaba confundido y quería preguntar qué sucedía, pero no se atrevió al ver el pánico en sus ojos.

Jisoo reconoció a dos personas, las suficientes para saber que Jennie se encontraba ahí también. Se apresuró a buscarla con la mirada, encontrándola bailando su propia canción como si de una presentación se tratase; le fue casi imposible apartar la vista a pesar de que su primer instinto fuera huir.

— ¿Ocurre algo? — preguntó él, ubicándose frente a Jisoo para tener su atención.

— No, lo siento — negó en respuesta.

Quedó atrapado por la sonrisa tímida que Jisoo tenía, en lo preciosa que se veía aun cuando algunas gotas de sudor se deslizaban por su cuello y delgados mechones de cabello se pegaban a su piel. Pensó en que besarla se transformó en algo más que un deseo, estaba fascinado por todo lo que ella representaba, quería conocerla más y descubrir la pena que la consumía para poder regarle la felicidad que merecía. Jisoo lo tenía tan encantado solo con curvar sus labios hacia arriba.

Volvieron a bailar, esta vez un poco sofocados por el calor que todos desprendían de su cuerpo. Jisoo no tenía intenciones de permitir que la simple presencia de Jennie le arruinara la noche, pero sus ojos parecían tener consciencia propia y la buscaban desesperados.

El coro retumbó en sus oídos el mismo tiempo que el chico (del que aun desconocía el nombre) le hacía una pregunta.

— No te escucho — le dijo.

— ¿Puedo? — repitió un poco más fuerte, pidiendo permiso para colocar sus manos en su cintura.

Jisoo asintió, sintiendo un cálido tacto sobre esa parte de su cuerpo, notó que sus manos eran grandes, pero bastante suaves. Correspondió al acercamiento rodeando el cuello contrario con sus brazos, no era una canción lenta que se bailara de esa forma y, sin embargo, no le molestó.

Volvió a encontrar a Jennie, esta vez arrimada en la pared sosteniendo un trago que seguramente no ha probado. No parecía tan animada como antes pues, reconoció esa sonrisa de cortesía que suele mantener cuando no tiene otra opción más que aparentar. Cuando la silueta tambaleante de Kai apareció en su campo de visión, notó como la expresión de Jennie se desfiguraba por una de disgusto.

Jisoo sabía que Jennie no se sentía cómoda en ese lugar. En seguida pensó que, si estuviera a su lado, se disculparía con sus amigos por ella y la llevaría a casa, le prepararía un té caliente y se recostarían juntas hasta que la menor pudiera dormir.

let's hurt tonight ; jensooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora