Historias del corazón

Dos Llaves.

Dos llaves, dos vidas, dos formas de ver el mundo.

Una sola llave, una nacida en la luz, tímida, pero con un gran espíritu.

Una segunda llave nace, envuelta en la oscuridad, pérdida, pero buscando la luz por instinto, como si la llamara.

Las llaves se encuentra una tarde, cuando ambas son similares, la llave nacida de la oscuridad tiene una gran curiosidad, pero la otra, intenta mantenerse al margen, no muy lejos, pero tampoco se acerca.

Una de las llaves se acerca, pero estar demasiado cerca las oxida, siendo tan diferentes, nacidos de opuestos.

La llave nacida en la luz mira a la distancia a su opuesta, no se acerca, el miedo de oxidarse es demasiado grande.

Los meses pasaron.
La llave nacida de la luz fue atacada.
Destruida, por otra llave, una hermana nacida por la luz.

Se suponía que desaparecería.
Sin ser vista, si ser recordada.

Pero...

Su opuesta siempre la seguía, de una forma, casi sin darse cuenta, como si sus caminos estuvieran enlazados.

El destino era que nunca se descubriera, que una pequeña luz se extinguía, que una simple llave desaparecería.

Pero tampoco debía existir esa otra llave, una llave nacida en la oscuridad.

Una anomalía, o quizás, una simple casualidad.

Un solo y diminuto error.

Atraída, la llave seguía buscando, cuando encontró a su opuesta, y ver cómo su luz se extingue, la llave solo pensó en una cosa, repararla.

La luz se escapaba, y solo caía a la oscuridad.

La llave busco a su opuesta, la llamo, y cuando la encontró.

Ella misma se rompió, se destruyó, solo para repararla, una esperanza, una última oportunidad.

Al final, no habían dos llaves.

Pedazos tirados.

Piezas pérdidas.

Una sola llave quedó.

Una sola vida.

Una sola llave.

Una sonrisa.

O solo una chispa.

Al final, las llaves se fundieron, la una con la otra, unidas, asta que no quisieron estar de otra forma.

Dos llaves nacieron.

Vivieron evitando dañar a la otra.

Cerca una a la otra, son tan diferentes que se lastiman sin querer.

Pero.

Las diferencias al final ayudaron.

Siempre curiosas, buscándose para aprender de la otra.

Para, ver el mundo de otra forma.

Las llaves siempre se buscaban.

Y al final.

Una sola llave quedó.

P&S