Habían pasado tres días, y aunque me negara a aceptarlo y llevara puesta una armadura de fortaleza, mi corazón preguntaba por Dean. Tres días y ¿nada? Jack me había contado que, por supuesto, él le había preguntado a dónde había ido y cuando los hombros de Jack se encogieron ante la interrogativa, Dean salió disparado por la puerta, sin señal alguna de Lisa.
Pero ya no iba a pensar en ello, o al menos intentaría no hacerlo y no darle más concesión al asunto. Miré a través de la ventana del departamento y visualicé las grandes formas arquitectónicas de los edificios de Nueva York. Tenía pensado jamás volver, quedarme en algún lugar seguro hasta que el corazón sintiera de nuevo. Me preguntaba, ¿hasta cuándo sería libre?, ¿hasta qué punto resistiría él? Mi corazón palpitaba deseoso por sentir, por vivir, por amar; tenía miedo de no encontrar todo eso en alguien más. Andaría lejos, esperando no volver a atrás, no mirar profundamente su fotografía, negándome a todo aquello que aun sentía por él.
Si él apareciera, seguro mi corazón cantaría; pero mientras no lo haga y el tiempo pase; yo me haría más fuerte y evitaría derrumbarme en sentimientos vanos. Lo dejaría libre, para poder ser libre yo.
Los golpes en la puerta interrumpieron mi divagación.
– ¿Estás listo? –la voz de Jack era un poco reconfortante a todo mi dolor.
Desvié la vista de la vitrina para mirarle y sonriéndole, asentí.
– Vamos.
Tomé mi abrigo y bajé junto con Jack hasta la recepción del hotel, para dirigirnos a la Avenida Madison, en donde volvía a darle vida a "Manuale del proibito". Había sido un éxito en Broderick, y ahora, Ketch lo había trasladado a Nueva York, en donde pidieron que la presentara. Estaba feliz, por supuesto, era el mundo reconociendo mi trabajo.
Cuando llegamos, Ketch ya estaba allí y nos regaló una extensa sonrisa al vernos.
– Suban, suban, es en el cuarto piso –nos dijo, dándonos la mano.
Sin duda era un edificio algo grande, tenía cinco o seis pisos, no estaba muy seguro; pero en Nueva York todos los edificios eran así.
– Vamos, faltan menos de treinta minutos –me instó Jack, empujándome por la espalda.
Al entrar al edificio el aire acondicionado me golpeó el rostro. Afuera ya era frío, ¿por qué no mantenerse cálido adentro? Últimamente así eran mis pensamientos, triviales y sin importancia. Jack y yo subimos por el ascensor hasta el piso cuatro.
– Hey, ¿cómo estás? –me preguntó, poco antes de que las puertas se abrieran.
– Perfectamente –contesté.
No es que fuera mentira, pero tampoco era completa realidad. Por supuesto, físicamente estaba de maravilla, emocionalmente... bueno, era preferible no hablar de ello. Me sentía estúpido, tonto, como si fuera el niño nerd del que todos en el colegio se burlan.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron, lo primero que vi, más allá de la gente, fue la vista a través de las grandes ventanas; los edificios y rascacielos se expandían gloriosos hacía el cielo por todo Nueva York.
– Vaya –exclamé y escuché la tenue sonrisita de Jack.
Luego otra cosa captó mi atención, era un espacio un poco más pequeño que el de la primera exposición, por lo tanto, las fotografías estaban más juntas, observándome. Quise borrar con una sacudida de cabeza el recuerdo que me vino a la mente al verlas, a fin de cuentas, volver a ver a Dean no había resultado tan bueno.
Los minutos transcurrieron rápidos y mientras veía gente ir y venir observando mis fotografías se hizo tedioso. No es que no me gustara la expresión de fascinación de la gente al verlas, pero quería exponer otra cosa, otras fotografías, algunas más recientes, algunas que no me dolieran y no hablaran en mi imaginación. Comencé a contar los segundos, no encontrando otra cosa qué hacer, y cuando le sonreía a la gente, empezaba otra vez desde cero. Así se me fue un buen rato.
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Manual de lo Prohibido | Deancas | Completa
Fanfiction¿Alguna vez has deseado algo prohibido? Castiel se topará con alguien de quién no debe fijarse. NOTA: ESTA NOVELA NO ES MÍA. Créditos para @Jalyhg la grandiosa escritora de esta novela. Realmente es una novela que se ha quedado en mi mente por año...