017

1.3K 171 54
                                    

Cuando SeokJin se mostró el día siguiente en su hogar, JungKook no le tomó mayor importancia.

Ok, sí, era el chico bonito que venía con una nueva idea estúpida qué proponer, pero el día de ayer había terminado siento tan bueno que Jeon no pudo evitar no tratar bien a Jin.

Así que el rubio llegó y saludó a su madre con un beso en la mejilla para después subir y dirigirse hasta su habitación y sentarse en su cómoda cama, uh, no es como si él le hubiera dado una invitación hasta su lugar privado, pero cuando su mamá lo mencionó él tampoco reprochó por nada.

La razón era que el día anterior sí había traído felicidad consigo, justo después de que YoonGi volviera el rubio se fue; hacia los servicios higiénicos y se tomó su tiempo haciendo quien sabe qué. A Jeongguk no le importó, y estuvo feliz de que no haya sido mucho problema para su hyung que conversó con él tan cómodamente.

Hablaron de muchas cosas, algunas sobre el menor, otras sobre el pálido, y una que otra con respecto a la relación entre sus vecinos.

—Hoy te vez muy feliz.—comentó SeokJin, con las piernas cruzadas y el dedo índice delineando el diseño del cubrecama de JK.

Como si no fuera bastante obvio el menor respondió.

—Lo estoy, sí.

Se obligó a cerrar la boca antes de hablar de más y contarle algo que no había preguntado el rubio.

—Supongo que tiene que ver con el día de ayer.—siguió hablando Kim, indagando en las respuestas del pelinegro frente a él y queriendo meterse en su cabeza.

—Estoy bastante alegre, SeokJin, pero no dejes que eso te haga confundir las cosas. Nosotros no somos amigos, y no pienso mantener una charla tan tranquila contigo, así que comienza a hablar de lo importante.

No hubo amenaza de por medio, pero aquello hizo a Jin sonreír ligeramente.

—Bueno, al menos deberías sentarte aquí y ponerte cómodo.—indicó, señalando el lugar vacío a su lado.

—No estoy para esta basura, SeokJin. A lo que vinis...—.

—Bien, entonces supongo que seré yo quien se ponga de pie.

Así mismo lo hizo, quedando a 5 pies de distancia con respecto al pelinegro.

—Acércate, aún no pienso morderte si es lo que te asusta.—manifestó tan libremente y con su singular descaro.

JungKook cayó en cuenta que aquello se le hacía equivocadamente atractivo.

Pero sin quitar su alarmante inquietud.

—¿De nuevo con estas estupideces?, creí dejar muy en claro...—

—Sí, tan claro como que no es necesario mentirme cuando ya sé la verdad.—interrumpió.

Jeon se encontró confundido. ¿La verdad?.

—No sé a qué te refieres.

—A que aquí no hay nadie que vaya a cuestionar tus gustos, entonces, y por ende, no sé qué esperas para besarme.

El estómago del pelinegro se revolvió.

¿Qué clase de tontería era esa?, ¿Besarlo?.

—¿Dejarás de ser tan jodidamente idiota algún día?.

—Tan pronto como tú dejes de ser tan terco.—prometió junto con una bonita sonrisa.

Él no era terco, sólo era un poco difícil que lo hicieran cambiar de opinión.

¡Te odio, Kim SeokJin! ↪ JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora