El ruido fue lo primero que quebró la infinita calma de la profunda oscuridad. ¿Qué era aquello? Era un sonido intermitente que se extendía en las paredes internas de su cabeza como si estuviese causando eco en un lugar amplio y ahuecado. ¿Qué era ese sonido? El sonido de unos zapatos de tacón alto, era inconfundible. ¿Entonces se trataba de alguien que estaba caminando? ¿Quién es? Pero antes de intentar pensar en una respuesta, las palabras correctas aparecieron en su cabeza como si siempre hubiesen estado allí. Era él quien caminaba, y cuando supo eso...un haz de luz surgió desde un extremo del túnel, invadiendo al reino de las sombras y trayendo un entendimiento mucho más estructurado a aquel mundo metafísico.
El suelo que estaba bajo sus pies era de asfalto, era un túnel para vehículos...pero él lo estaba cruzando a pie. Lentamente la luz empezó a darle también una forma a él a medida que alcanzaba el final del túnel, era alto y esbelto, con unas facciones agraciadas y un traje bastante elegante, llevaba un bastón en una mano a modo de adorno.
Estaba entrando a una propiedad enorme, pues la entrada principal compuesta por aquellas rejas que se abrieron de par en par solo era la entrada a un enorme jardín. Todo aquello era de su propiedad, y lo supo en el momento que caminó entre los arbustos de flores. En el centro del jardín, perfectamente ubicado en un punto que aportaba a la simetría del lugar, se hallaba una maravilla arquitectónica. Era un gran edificio, una mansión al estilo victoriano y dejando de lado todas las observaciones que se podrían hacer respecto a la belleza de dicha edificación, lo que más destacaba para él era saber que ese era su hogar.
Era todo perfecto, pues era exactamente como si estuviera calcado del hogar de sus sueños. Era un joven con aspiraciones muy altas y con una historia que deseaba contar. De pie en el umbral, las pesadas puertas de madera oscura se abrieron por si solas frente al recién llegado. En el hall de recibimiento, las opciones eran numerosas, pues había varios pasillos y escaleras que llevaban a distintas habitaciones, y cada una de ellas representaba una parte de su cabeza.
Deambulando en las entrañas de aquella mansión, la primera parada le llevó a una enorme habitación. La distancia desde el suelo hasta el techo era tan descomunalmente enorme que parecía imposible que la mansión pudiera contener esa estancia. Pero los muros estaban cubiertos de estanterías, todas llenas de libros, códigos y archivos. El joven estuvo varios minutos apreciando distintos libros allí, sin buscar nada en particular, pero sintiéndose lleno por la colección que estaba a su disposición.
Luego de un rato abandonó la biblioteca, y mientras abanicaba su bastón con un aire jovial, continuó su recorrido. Los interminables pasillos, pasadizos, escaleras, túneles y puentes que encontró dentro de la mansión lo guiaron por varias habitaciones, cada una más fantástica e interesante que la anterior. Pero la sala que mayores emociones le provocaría durante esa velada aún estaba por llegar.
Uno de los pasillos lo llevó hasta lo que parecía un callejón sin salida. Justo en el momento en que iba a darse la vuelta para regresar por donde había venido y elegir otro camino sintió que algo se movía cerca suyo, volteó la cabeza y notó como un muro al costado del camino empezaba a desinflarse como si fuese un globo sin aire y empezó a reestructurar su forma. Aquella masa amorfa se fue ordenando sobre si misma hasta formar una escalera con lo que antes era el muro, y ésta subía en espiral como una escalera de caracol hasta lo que había arriba. Unas enormes puertas que volvieron a abrirse frente a su persona y le dieron paso al Museo de los Recuerdos.
Por alguna extraña razón, en lo profundo de su cabeza empezó a sonar música. Violines y trompetas que daban un sentimiento de grandeza y solemnidad a su llegada, entonces él alzó la vista para estudiar la nueva habitación a la que había llegado. Era una sala demasiado simple, y era blanca y muy brillante. Tan simple de hecho, que no había ni un solo mueble, tan solo había una serie de cuadros repartidos por los muros.
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La Biblioteca del Ruiseñor
RandomColección de cuentos. Escritos variados e independientes. Las historias son ajenas entre si, sin continuidad planeada de momento.