CHANCE

205 19 4
                                    


Ash estaba atado por el destino. Por más que quisiera ser un adolescente común y corriente de 17 años, no podía. Desde ese desastroso día en su pueblo natal... desde ese disparo nada volvió a ser igual. Su papá se desentendió de él, se fue con su querido hermano mas este tuvo que partir a la guerra y terminó en estado vegetal, y él, cayó en las garras de Golzine. Allí su destino se selló.

No importaba cuántas veces intentase escapar, al final siempre volvía a ese mundo tan oscuro y lleno de sangre. Ash ya estaba resignado a vivir ahí para siempre. Se suponía que era así... hasta que llegó él.

Eiji, con su sonrisa angelical, su preocupación desmesurada y su testarudez, rompió sus barreras sin mucho esfuerzo. Eiji se convirtió en esa luz, que, aunque fuese tan cegadora, lo atraía como si se tratase de un imán. Los dos provenían de lugares tan distintos y habían pasado por diferentes obstáculos, pero Eiji era su soporte; era la calma que tanto tiempo había anhelado.

Eiji era tan preciado para él, que prefirió dejar que se fuera y así no ponerlo en posibles peligros. Sin embargo, al leer esa carta, no podía dejarlo ir sin más. Por lo tanto, decidió seguirlo. No obstante, el destino se burló de él una vez más al recibir esa puñalada.

"Eiji..." Fue en lo único que pensó. Lo amaba; no como un hermano o un amigo, sino como se quiere a ese alguien especial. Como se quiere a alguien a quien no quieres perder, alguien que quieres proteger toda tu vida, alguien que quieres ver sonreír siempre...

Aún podía moverse, pero con esa herida no sería capaz de llegar hasta él. Así que optó por terminar de leer la carta de su amado, antes de que perdiese las pocas fuerzas que le quedaban.

« Mi alma está siempre contigo. »

Al leer esa última oración, no pudo retener las lágrimas. Tenía sentimientos encontrados: Por un lado, se sentía triste porque ya no podría ver, aunque fuese una última vez a Eiji, pero por el otro, se sentía de cierta forma tranquilo sabiendo que él estaría de regreso en su país, donde estaría más seguro que con él. Además, sus palabras le produjeron una extraña sensación de calma.

"Si realmente tu alma estará siempre conmigo, entonces te esperaré al otro lado..." Dijo en su fuero interno y con todo su corazón deseó que fuese cierto; quería creer que así sería.

Levantó la cabeza y miró los últimos rayos del sol que se filtraban por la ventana del techo de la biblioteca. Solo una persona pasó por su cabeza y no pudo evitar sonreír al visualizarla.

"Gracias, Eiji. Sabes, yo..." Y cerró sus ojos, dejando que una enorme oscuridad se apoderara de él.


***


—¿En dónde estoy...? —Se preguntó Ash mirando alrededor: Se hallaba en medio de un campo de trigo y el cielo estaba claro.

—¡Aslan! —Escuchó una voz que se le hizo muy conocida y le estrujó el corazón. Volteó inmediatamente y se encontró con su querido hermano, Griffin.

—¡Griffin...! —Corrió hasta llegar a su alcance y este lo abrazó. Ash no pudo evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas. ¡Era su hermano, al fin podía verlo de nuevo!

—¡Espero que no te hayas olvidado de mí! —Gritó otra voz que reconoció al instante.

—¡Shorter! ¡Y Skip...! —Sonrió sin poder evitarlo y los abrazó fuertemente. ¡Ellos estaban ahí!

Por Dios, era increíble toda la alegría que sentía en el pecho. Al fin podía verlos, a sus seres queridos... Habló un montón con ellos y se rio constantemente, no obstante, aunque debía estar rebotando de la felicidad, aún sentía un vacío en el pecho, como si se hubiese olvidado de algo importante.

—Bueno, Ash. Nos encanta hablar contigo —exclamó Shorter—, pero no puedes seguir aquí.

La sonrisa del rubio se esfumó.

—¿Qué...? ¿Pero de qué estás...?

—Él te está esperando. —Fue lo único que musitó.

«Ese algo importante... »

—¿Quién...?

Y entonces escuchó su voz llamándolo.

—¡Ash...!

Él giro de inmediato.

—... ¡Eiji!

Y fue en ese momento cuando abrió los ojos y lo pudo ver.

—¿Ash...? —dejó salir en un susurro el joven japonés— ¡Ash! —Las lágrimas empezaron a escurrirle por las mejillas— ¡Ash...! —Su voz se entrecortó al final y se lanzó hacia él, sin ser muy violento.

El rubio lo recibió sin problema entre sus brazos y lo rodeó con estos, apretándolo hacia sí con fuerza. Era él. Era Eiji. ¡Y lo estaba tocando! Pero si se suponía que él...

—E-Estoy tan feliz... —sollozó el mayor también, agarrando su camisón, como si temiera que al soltarlo se esfumase— Estaba asustado de que no despertaras...

Ash entrecerró los ojos y frunció el ceño con dolor. Nunca quiso lastimarlo tanto...

—Eiji...

—¡Eres un idiota! —Su tono cambió a uno enojado— Me prometiste que estarías bien. ¡Mentiroso...! —Aunque su tono era el de alguien molesto y tenía el ceño fruncido, las lágrimas que se acumulaban en sus ojos y el temblor de su barbilla delataban sus verdaderos sentimientos.

Ash apretó los labios y acarició el rostro del joven japonés gentilmente, limpiando una lágrima que había empezado a deslizarse por uno de sus pómulos.

—Perdóname, Eiji... Lo siento... —replicó mirándolo a los ojos, esos ojos café oscuro que lo habían atrapado desde el momento en que se topó con ellos.

Su corazón empezó a latir más deprisa y sintió como si tuviese una bola en la garganta; se había puesto muy nervioso. Tenía tantas cosas que decirle, pero no sabía por dónde empezar...

—Eiji... —murmuró en voz baja— Eiji, yo te... —Justo antes de poder terminar su oración fue detenido por los labios del pelinegro que se posaron suavemente sobre los suyos.

—Lo sé. «Mi alma está siempre contigo. » ¿Recuerdas? —sonrió radiantemente Eiji con la cara levemente sonrojada.

Los labios de Ash se curvaron hacia arriba formando también una sonrisa. «Tienes razón »

—Es verdad. 

Y sin necesidad de decir algo más, cerraron sus ojos y fundieron sus labios en otro beso; uno tierno, uno cargado con miles de emociones.  

CHANCEWhere stories live. Discover now