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“Él tiene la cabeza en la tierra y su cuello entre mis manos. No vivirá mucho tiempo con una mente así.”
Taehyung volvía de su escuela llorando a mares preguntándose porque la vida lo convocó a estas situaciones. Cruelmente lastimado y desechado, vilmente masacrado. Pobre alma ha de ser la de Taehyung que sufre tales atrocidades.
Sus padres.
Su escuela.
Todos ellos generaron y generan daños en el pequeño ser de ese Ángel.
Aunque el suicidio haya sido su mejor escapatoria decidió ignorarla tiempo atrás, al conocer a una persona a la que le importaba de verdad.
“No puedo estar todos los días. Cariño, tengo planes. No desperdiciaré su tiempo con una vida como esa.”
Y hasta el lo entendía. Su mejor compañia no se responsabilizaria de el todos los días. No lo protegería de sus deseos cercanos a la muerte ni a la violencia de parte de sus padres.
Labio partido, ojo morado, estómago golpeado y sentimientos masacrados.
Ya no podía respirar tranquilamente sabiendo que estaba perdiendo tiempo en escapar de la sociedad que lo perseguía.
“Mantén tus manos sobre tu rostro, no las dejes caer por la presión solo permanece ciego. Acerca un gramo hacia tu rostro, no dejes que noten tu depresión . No es correcto. ’’
Los trazos rojizos en sus muñecas lo delataban, ese pequeño Ángel no estaba viviendo la vida que le fue asignada. Sus terapias confiables con su amigo no ayudaban. Dejarse llevar por lo que diga la sociedad es lo peor que le pudo pasar.
"¡Eres una desonrra para mí!"
Todos queremos a alguien que nos ame pero el pequeño Taehyung, aún no ha encontrado a nadie.
No que el sepa.
“Cariño, quizás es esa mirada en tus ojos. Me han dicho que se quiere ir. Ha estado bailando con el diablo toda la noche, pareciera que el infierno es donde quiere estar.”
Y aunque los suicidas vayan al infierno, sean fieles esclavos del mismo diablo, que ardan en las llamas de la tristeza y el sufrimiento de los mortales.
A Taehyung ya nada le importaba.
Ya no le importaba estar sentado en la tina de su baño, en su habitación.
Ya no le importaba tener el caliente agua clara hasta la altura de su pecho.
Ya no le importaba tener su navaja favorita a milímetros de su muñeca derecha.
Ya no le importaba que el amor de su vida, quien sufria en silencio por no poder ayudar a su amor, estuviera a pocos metros de su casa. Sabiendo cuales eran los planes del castaño Taehyung.
Ya no le importaba estar cortando su cuerpo de forma isterica, no le importaba llorar, ya que sería su dulce final. Al fin podría olvidar todo.
Cuando un musculoso azabache logró derribar la puerta del hogar de Taehyung, corrió por toda la casa, subió las escaleras, y al entrar al cuarto de baño lo vió.
Su príncipe lastimado, su piel blanca marcada hasta el último centímetro esa piel que tanto le hubiera gustado tocar. Ese pequeño rostro que tanto hubiera querido besar, estaba empapado con las lágrimas del, ahora, difunto.
No hizo nada más que caer sobre la puerta, llorando desconsolada mente, golpeando su cabeza contra la fría madera. Aproximandose al cuerpo que tanto amaba y deseaba.
¿Porque, Taehyung? ¿¡Porque!? Pudimos haberlo resuelto juntos, como siempre lo hemos echo.
Dijo Jungkook, mientras besaba los labios secos de su amor, tomaba su mano y rezaba a todos los dioses existentes para que esto sea un horripilante sueño de desdicha.
Y el tomar la mano izquierda del difunto hizo que Jungkook se desplomara sobre el menudo cuerpo sin vida, llegando a leer con pasirmonia.
Te amo, Jeon Jungkook.
Bailaré en la oscuridad .
“Miralo bailar en la oscuridad. Miralo bailar en la oscuridad. Me encanta verlo bailar , cuando las luces se van muestra su emoción. Parece que lo único que conoce es la tragedia.”
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