Río de Sena

215 22 34
                                    

"Puedes lograr lo que sea, si lo sabes, ¿no Emma? Serás una tonta por soñar, pero es mejor a si no tuvieras nada a qué aspirar."

Hace un poco de frío. Me pregunto cómo es que sonreía entaconada en este abrigo de piel.

El vaho se pinta tras las exhalaciones de mi nariz. Han pasado tres meses y la extraño mucho, pero la vida continua aun cuando la gente se va o te abandona.

Mi tía Chloé hizo ambas cosas y me duele si soy honesta, pero no creo que tanto como a mi padre, pues era su mejor amiga desde la infancia.

Cosas como estas suceden todos los días y no entiendo el por qué.

Solíamos vivir en París y ella me contaba historias de cuando era más joven y triunfaba en los escenarios de todo el mundo.

Era una excelente bailarina, hermosa, una figura sin igual. Me contó que solo se enamoró una vez en la vida y que de ahí solo fueron intentos fallidos de amor. Siempre creí que se casaría con aquel hombre que disfrutaba de pintarla y salían al café cada miércoles. Nunca me dijo que eran pareja, pero se veían bien juntos. Pero un día, de repente, dejó de verlo y ya no quedaban de ir al café. Entonces fue que volvió a su vida solitaria en la que iba por mí cada viernes y me cuidaba cuando mi padre y madre debían salir.

Disfrutaba de ir a la plaza con ella y aventurarme en el cuarto que tenía por armario: lujosos vestidos, joyas preciosas y maquillaje por montón.

Un día posó sobre mí una bufanda carmish, decoró mis orejas de pendientes swarovski  y posando sus manos en mis hombros mientras nuestros reflejos en el espejo nos miraban, me dijo: "algún día lucirás así y estaré orgullosa de todo lo que has hecho."

Pero ¿yo? ¿Ser como ella? Tenía ocho años en ese entonces y lo único que creía que se podría ser, era ser rico, tener una gran casa y películas Disney por millones, pero ahora, pienso y veo que lucir como Chloé Bourgeois es mucho más. Aún más de lo que puedo comprender.

Está amaneciendo. Entre las nubes que se pintan de rosa y naranja, hay una ligera franja verdosa de luz y pienso en ella y que las cosas son sencillas en sí mismas, pero juntas hacen algo más hermoso.

Las aguas están quietas. Es invierno y las orillas comenzarán a congelarse. Mis mejillas se sonrojan y sonrío con dolor. No quiero llorar, no en la hora de trabajo, pero no puedo dejar de pensarla.

Una vez me dijo que intentó brincar al río, descalza. Tomaba té verde mientras hundía su nariz en el calor que la bebida emanaba y entonces me sonrió, no miró atrás y se zambulló en el río de Sena. El agua estaba fría y pasó más de un mes resfriada.

"Lo haré de nuevo", prosiguió mientras me contaba y sembraba en mi incertidumbre.

Pasó el tiempo y llegó el momento en el que debía elegir un camino. Nunca estuve muy segura de lo que quería ser porque siempre hice muchas cosas. Mi padre me llevó a esgrima, natación y mandarín. Mi madre ha sido buena maestra de cocina, de moda y de vida, pero... eran ellos y no yo.

"El tiempo se acaba, Emma", me advertía mi madre con ese tono dulce, pero retador. Y yo seguí leyendo páginas web de sitios universitarios.

Ese día salimos como familia al jardín ..... e invitamos al a tía Chloé. Mi madre cargaba a mi hermano menor y mi padre iba intentando declinar las llamadas que le hacían del trabajo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 10, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Fools Who Dream [OS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora