♡ʟᴇsʙɪᴀɴ♡ʏᴇᴊɪsᴜ

úɴɪᴄᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ

Lia lo había dejado con su novio, ella no se sentía agusto con él, se dió cuenta que su verdadero amor era Yeji, pero al vivir en un país que no era muy bien visto ser homosexual, tenía miedo de ser rechazada por todo el mundo y quedarse sola. Sus padres más de una vez hicieron comentarios homofóbicos.

Se encontraba llorando en su cuarto, su cabeza enterrada en sus rodillas, llorando descontroladamente. Había pasado muy buenos momentos con su novio y le dolía, era una gran persona, pero ya no sentía lo mismo por los chicos, había destrozado el corazón de un pobre chico, se sentía culpable, ¿Por qué salió con aquel chico sabiendo que le gustaba Yeji? Solo quería ser popular, grave error.

Un sonido distrajo a Lia, llamaban a la puerta, que se abrió lentamente dejando ver a Yeji.

— ¿Puedo pasar? — preguntó y la contraria asintió volviendo a esconder su cara.

Yeji se acercó lentamente y se sentó a su lado.

— No sales desde hace días y me preocupas, ni siquiera te conectas al móvil, tu madre me dijo que solo sales de tu habitación para ir al baño o comer, ¿Estás realmente bien? — su tono parecía preocupado, pero Lia seguía sin mirarla.

— Lo dejé con mi novio...

— Oh, no sabía eso, lo siento mucho — acarició el brazo de la menor y levantó la cabeza, dejando ver sus ojos llorosos y su cara empapada por las lágrimas.

— Lo dejé yo, no te preocupes — intentó sonreír.

— Si no es molestia... ¿Que pasó?

— ¿Tú apoyas a la gente que le gusta su mismo sexo? — preguntó tomando por sorpresa a Yeji.

— ¿A-a que viene eso? — preguntó sorprendida y Lia solo volvió a esconder su cara y volver a llorar.

— Claro que los apoyo, ¿Por qué no? — sonrió dulcemente y abrazó a Lia.

— Yeji... — susurró.

— ¿Si? — la miró.

— Y-yo, eh... Me gustan las chicas... Y me gusta una que si se lo digo, dejará de ser mi amiga seguramente... — abrazó más fuerte a Yeji.

— Hey, solo una persona tan cruel dejaría de hablarte, tienes un gran corazón, Lia, eres un ángel — dijo secando con su pulgar las lágrimas que caían por todo su rostro — No te dejaré — sonrió.

— Yeji... Tú me gustas — se tapó la cara con sus manos, no quería ver la expresión que tenía, seguro era de asco, la dejaría de hablar.

— No escondas ese precioso rostro — quitó cuidadosamente sus manos dejando ver a una sonrojada Lia.

— L-lo siento — murmuró.

— No te disculpes — acarició su pelo.

— ¿Me vas a dejar de hablar?

— No sigas con esa idea, ya te lo dije, nunca te dejaré sola, lo prometo — extendió su dedo meñique para hacer una promesa y lo juntó con el de Lia.

— Tú también me gustas, Lia — se acercó a ella y le dió un corto beso.

— ¿No te importa lo que piense la gente de nosotras? — preguntó Lia cogiendo la mano de ahora, su novia.

— No, mientras esté contigo, no me importa — negó varias veces — Te quiero — volvió a darle un corto beso.