Bitch crazy love

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PUTA.

Era la palabra que la gente usaba para describirla.

La gente envidiosa, la gente chismosa, la gente que en secreto admiraba lo libre que podía ser.

Pero a ella no podría importarle menos cómo la gente la describiera.

Era una mujer joven y hermosa, una mujer que sabía lo que quería y siempre lo obtenía. Y si eso la hacía ser una puta, entonces portaría esa descripción con orgullo.

Después de su última ruptura, Jungeun había comenzado a frecuentar la vida nocturna en un intento por reparar su corazón roto. Sin embargo, había terminado por amar ese estilo de vida y continuar ejerciéndolo por elección.

Sí, amaba alcoholizarse hasta perder la consciencia, acostarse con cuanta mujer pudiera y abofetear a esos tipos que tocaban su cuerpo sin permiso en la discoteca.

Esta mañana Jungeun abrió los ojos y miró a su alrededor. Paredes blancas y cortinas oscuras.
Tocó las sábanas de la cama donde se encontraba y sintió que no era familiar al tacto.

Miró a su costado pero nadie estaba con ella, y eso era lo extraño.

Estaba más acostumbrada de lo que le gustaría a despertar en otra casa, otra habitación, otra cama. Pero siempre había alguna linda chica a su lado -aunque un par de veces habían resultado no ser tan lindas-.

Se incorporó sentándose y encontró en la mesa de luz un analgésico y un vaso con agua que no dudó un segundo en tomar. El dolor de cabeza le martillaba el cerebro, y su estómago no se encontraba en las mejores condiciones.

Sintió abrirse la puerta de la habitación y levantó la mirada. Y así de aturdida y todo como estaba, no pudo creer que esta vez había despertado en casa de una chica tan, tan linda. Llevaba un sweater amplio y largo, y parecía no llevar nada debajo.

Sexy.

-Oh, al fin despertaste -dijo tranquila y Jungeun pudo adivinar rápidamente que la rubia estaba tan acostumbrada como ella a ese estilo de vida.

-Buenos días -respondió con voz ronca.

-Buenas tardes -corrigió con una sonrisa y se sentó al borde de la cama-. ¿Te gustaría desayunar, almorzar, merendar...?

-Momento, por favor -la castaña se pasó la mano por su cabello-. Anoche... nosotras... quiero decir... estoy aquí porque... ¿lo hicimos?

La más alta rió.

-No lo sé, recuerdo que nos besamos y después desperté y estabas a mi lado. Pero no me siento cogida.

-Yo tam... -Jungeun intentó salir de la cama y se detuvo al sentir dolor por todas partes- Bueno, creo que yo sí me siento cogida. Pero no puedo recordar nada.

-¿No recuerdas ni siquiera cuando te acercaste a hablarme?

Jungeun pensó por un momento y de pronto un recuerdo fugaz pareció llegar a su mente. Sus ojos se abrieron a más no poder y comenzó a señalar a la rubia con exaltación.

-¡Tú eres... -hizo una pequeña pausa- Eunsol!

La rubia giró los ojos hacia arriba.

-Jinsol -corrigió-. Y tú debes ser Jungeun.

-Buena memoria.

-No lo olvidaré nunca. De hecho... muéstrame tu pecho.

-¿Qué?

Al contrario de lo que le había sido pedido, atinó a cubrirse con los brazos incluso si su ropa ya la cubría.

-Sólo quiero comprobar algo.

Bitch crazy love  •【LipSoul】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora