En un mundo ideal no existirían las fronteras, en un mundo ideal no existirían las guerras o los tediosos procedimientos burocráticos fronterizos, en un mundo ideal podríamos cruzarlo sin necesidad de avisarle a nadie nuestras intenciones. Pero hacer eso es un deseo vago de una nostalgia a un pasado tan lejano cómo la humanidad misma. Quiénes se encargan de decir las palabras que les acabo de exponer son los soñadores, gente que crea utopías en sus mentes, con la esperanza de poder materializar sus deseos o que alguien más lo haga por ellos.
Pero éste es el mundo real, el mundo en el que no viven los soñadores a la par con nosotros, en este mundo existe el odio, que es el sentimiento más humano que existe, porque los animales no lo sienten cómo nosotros, por eso entre más odias, más humano o humana eres. En este momento les voy a contar la historia más humana posible.
Es el año Juche 104, pero quizás para ustedes no tiene sentido entonces les diré que para ustedes es el año 2015, más específico a mediados de ese año, nuestra historia se centra en un grupo pequeño de seis migrantes norcoreanos que con suerte escaparon de su país, 4 eran hombres y 2 eran mujeres. Evitando a toda costa ser arrestados por las autoridades y planeando esto por varios meses, sus miedos los acechaban a cada pisada que daban para alejarse de su país. Tenían una cosa clara, si eran capturados era el fin de su único intento de obtener la libertad, si eran delatados les iba a ir peor, pues la persona que los delató ganaría un premio, y esa persona podía ser cualquiera, incluso alguien de su propia familia los traicionaría por tan sólo un pedazo de pan.
Pero esto no pasó jamás dentro del país, se sentían afortunados, pero todavía inquietos, ahora están atravesando el norte de China, para este punto ya dos integrantes del grupo habían optado mejor irse por el desierto de Gobi y continuar su largo trayecto hasta lo más que pudieran irse al oeste, estar lejos de hogar era un sueño para ellos.
Pero lo que quedaba del grupo optó por el camino que tenía la recompensa más grande: Corea del Sur. En este trayecto con el santo grial al final, pero con el camino más tortuoso era una oferta que no podían dejar pasar. En un mapa el camino se ve fácil, es sólo ir al norte, dirigirse al oeste y de ahí rodear la costa de China todo hasta el sur y con suerte encontrar a un contrabandista en alguna ciudad portuaria, pagarle y que los lleve a Corea del Sur. Me dirán que el camino más fácil es ir directamente de Corea del Norte a Corea del Sur corriendo a través de la frontera, pero estamos omitiendo que es la frontera más vigilada del mundo, eso sin mencionar que para nuestro pequeño grupo geográficamente les convenía más ir al norte que al sur, al fin y al cabo vivían en una pequeña aldea al norte del país.
Omitamos los nombres de todos los migrantes y enfoquémonos en una de ellas, Kim era su nombre o hay que llamarla así, ella a partir de ahora será nuestra protagonista, ella fue quizás la más afortunada de todas, pues el destino de todos los demás fue peor que haberse quedado en Norcorea otros diez años. ¿Recuerdan a los dos migrantes que huyeron a través del desierto de Gobi? Pues ambos eran hermanos hombre y mujer, ambos fueron encontrados por las autoridades Chinas, al hermano creo que lo repatriaron y ahora está pasando una dura condena en un campo de concentración haciendo trabajos forzados y recibiendo castigos a placer de sus verdugos o creo que lo detuvieron las autoridades chinas pero fue llevado a una provincia remota dónde le sacaron los órganos y ahora los venden en el Deep web; pero si sé cúal fue el destino de la hermana que le fue mejor que a su hermano, ella no fue entregada al régimen de su país natal, ella fue entregada a una organización criminal y ahora es forzada a prostituirse en las calles de Taiwán.
Los demás migrantes tuvieron historias similares, dos de ellos ahora fueron vendidos cómo esclavos y ahora son forzados a ejercer labores pesadas en el campo.
Ahora sólo nos quedamos con Kim y su acompañante, no solían charlar mucho, de hecho Kim era muy callada pero tenía una idea en mente, tenía que darle un mensaje al mundo. Le estremecía ver cómo cada vez más perdían integrantes, pero le costaba sentir empatía por ellos, ya había visto suficiente horror en su vida y quería tener la mente lo más desocupada posible hasta llegar a Seúl.
Han llegado a la costa China, han pagado todos los sobornos posibles y en este momento están en un pequeño buque de carga recluidos dentro de los infernales camarotes que era imposible respirar ahí.
El acompañante de Kim, un joven de 23 años, empezaba a sentir remordimiento por haber huido, pues pensaba que el supremo líder podía leer su mente y saber dónde estaba, aparte por huir de su país natal el castigo era no sólo para él, sino para toda su familia, que aunque habían muerto sus padres y sus hermanos a causa de las hambrunas y enfermedades, el régimen buscaría al resto de su familia y los condenaría a un castigo que no se merecían.
Mientras tanto Kim pensaba en otra cosa, desde niña fue inculcada a que el supremo líder era alguien extraordinario, más bien divino, y que tenía un plan para ella. Que el supremo líder en pocas palabras, con todo su poder había hecho que ella llegara a Corea del Sur, se sentía divinamente protegida, pues a ella fue a la que menos mal le fue. Odiaba todo lo que había tenido que sufrir pero creía al igual que su acompañante, que el supremo líder podía leer lo que ella pensaba y entonces él le tenía preparado algo a ella.
Llegaron a Corea del Sur, y después de largas charlas con las autoridades del país fueron aceptados cómo refugiados, pues el gobierno Surcoreano admite fácilmente a refugiados del norte, fue ahí cuándo no volvió a ver a su compañero, este le había dicho que era más conveniente que no los vieran juntos.
En éste momento Kim sentía miedo de verdad, todo le era nuevo en este país, aquí ella veía las cosas que en su país tenía prohibido. Pensó que el supremo líder había orquestado esto para cuándo llegara a su meta algo malo le ocurriera y tuviera su lección, pero ella debía de dar el mensaje al mundo.
Ese día el viento soplaba al norte y los investigadores nucleares notaron un pico elevado de radiación, 8 000 Roentgen, entonces supieron lo que estaba pasando.
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Kim había dado el mensaje.
Kim había saboteado una planta nuclear surcoreana.
Kim era una espía norcoreana.
Por eso jamás sintió lástima por sus compañeros migrantes, los veía cómo escoria.
Kim jamás tuvo miedo del supremo líder y su plan divino, al contrario, sentía más miedo de fallar su misión.
El plan divino del supremo líder fue en verdad un tráfico de influencias para que pudiese llegar a cumplir su misión.
Kim sentía odio a sus vecinos del sur porque era humana.
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Historia Alterna
General Fiction¿Cómo sería el mundo si algo hubiese pasado de forma distinta?