[Parte única]

330 28 13
                                    

Recuerda cómo lo conoció. Todo se debió a que ella estuvo a punto de caerse con las libretas de sus compañeros en mano, pues a ella le había tocado llevarlas con el maestro.

Fue una fortuna que él haya parado su caída, pues eso le hubiera dolido bastante.

No pudo evitar mirarlo, encontrado atractivo su cabello azabache y sus hipnotizantes orbes violeta oscuro.

- ¿Estás bien?

- ¿Eh? S-Sí, muchas gracias. – dijo, saliendo de su ensoñación, comenzando a recoger las libretas que estaba esparcidas por el suelo. Siendo que él también se unió a ayudarle.

Mientras recogía las libretas, no pudo evitar echarle una mirada de vez en cuando, sintiendo sus mejillas enrojecer cuando sus miradas se encontraban.

- Déjame te ayudo a llevar esto. – le ofreció, pese a su semblante inexpresivo. Ella lo miró confundida unos instantes para después aceptar, en verdad no quería volver a accidentarse.

El recorrido a la sala de maestros fue silencioso, pero cómodo. Por lo que Anna se permitió sonreír levemente, él era bastante amable.

Desde ese día, Anna comenzó a sentir curiosidad por aquel chico serio pero amable. Descubrió que su nombre era Ray, era de segundo grado de secundaria y era hijo de la directora Isabella; además de que era uno de los mejores de la escuela, sólo siendo superado por Norman.

Incluso descubrió que era un ávido lector y muy hábil en música y fotografía. Además de tener como mejores amigos a Norman y Emil, siendo los tres los famosos "Full High Score".

Sin contar que era un muy buen hermano mayor y amigo.

Y todas esas cosas, no hacían más que enamorar a la tierna y dulce rubia. Nat se lo hizo saber un día, al notar cómo miraba ella en el receso a la distancia al azabache, quien "discutía" con Emil mientras Norman los miraba divertido.

- ¿Piensas declararte? – le preguntó, mientras le daba una mordida a su sándwich. Anna se sonrojó, mirando su sándwich de mermelada de frambuesa.

- N-No lo sé Nat... ¿Y si me rechaza? – preguntó temerosa, por no decir nerviosa. – Además, nunca hemos tenido una charla por así decirlo. – terminó diciendo, decaída.

El pelirrojo la miró por unos momentos para después sonreír.

- Podrías acercarte a él y su grupo de amigos. No pierdes nada con intentar.

- ¿Cómo estás tan seguro?

- Sólo lo sé, Anna. – le aseguró él, con una sonrisa confiada.

Las palabras de su mejor amigo la animaron, y fue así, como comenzó a interactuar con el trío. Obviamente Emil la recibió con los brazos abiertos, seguido de Norman para después, Ray aceptarla en su círculo social.

Nat tenía razón, pensó Anna con una sonrisa.

Los días con el trío de amigos eran amenos y sumamente, entretenidos. Sobre todo, por las ocurrencias del pelirrojo y las discusiones que a veces él tenía con Ray.

Aunque hubo un día que lo cambió todo.

Había entrado a la biblioteca con tal de leer una novela que había visto por ahí, cuando le pareció escuchar la voz de Emil y Ray. Lo cual la extrañó, pues normalmente estaba Norman con ellos, aunque luego recordó que ese día tenía una junta con los demás integrantes del concejo estudiantil.

E iba a ir con ellos, cuando el sonido de un gemido la detuvo. Sus mejillas enrojecieron notablemente, al mismo tiempo que su pulso se disparaba. Quiso pensar que se estaba haciendo ideas extrañas con su amigo y el chico que le gustaba. Sin embargo...

- E-Emil, aquí no.

- Tranquilo, Ray, no hay nadie en estos momentos. Además, es sólo un beso.

Escuchar eso, no le hizo gracia ni bien. Lenta y silenciosamente, se retiró de la biblioteca; esa novela había quedado en segundo lugar.

Aun así, necesitaba una respuesta a sus preguntas, y quién mejor que el mejor amigo de ellos dos. Se lo preguntó discretamente, cuando ya no había nadie en la sala del concejo estudiantil.

- ¿Por qué me lo preguntas?

- No los voy a juzgar ni nada. Sólo, quiero saber... ¿Emil y Ray... tienen una relación?

Norman la miró serio por un instante, para después simplemente suspirar.

- Sí. Ellos dos, actualmente, son novios.

Aquella confirmación, no hizo mas que caerle como un balde de agua fría. No pudo evitar como su pecho se contraía y las lágrimas comenzaban a nublarle la vista; incluso así, le sonrió al albino, preocupándolo y sorprendiéndolo.

No había esperanza ni cabida para ella.

Ray, el chico del cual estaba enamorada, era gay. Era gay y tenía novio.

Simplemente se deshizo en los brazos de Norman, permitiéndose consolar.

Shipper.

Malchik Gay | RayAnna ; RayEmmil ; NorAnnaWhere stories live. Discover now