|Capítulo 29|

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Elena

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Elena

¿Han sentido alguna vez una emoción tan grande que los incita a cometer locuras sin siquiera darles tiempo a detenerse y pensarlo mejor?

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¿Han sentido alguna vez una emoción tan grande que los incita a cometer locuras sin siquiera darles tiempo a detenerse y pensarlo mejor?

Pero, esperen, no me refiero a ese tipo de locuras, ni a ese tipo de emociones.

Me refiero a ese ejército de mariposas carcomiéndote las paredes del estómago, esa sensación de miedo y de alegría al mismo tiempo.
Se que lo han sentido, estoy segura que se han sentido como me siento justo en este momento.

Cuando la persona que te gusta te responde un mensaje, o cuando tomas un examen luego de haber estudiado mucho y estás segura/o que la calificación será alta, esa sensación de esperar con ansias los resultados es indescriptible.

Estoy sentada en el autobús público, lo había tomado sin pensar luego de enterarme de que la conversación telefónica con Azriel no había sido un sueño, él había llamado a la abuela muy temprano en la mañana para saber cómo me encontraba, y cuando ella me despertó preocupada tocándome la frente y abrazándome lo único en lo que pude pensar fue en esa conversación, tomé el teléfono con rapidez y revisé el registro de llamadas, allí estaba su nombre.

Nunca me había sentido tan asustada y feliz en mi vida, tan solo con recordar nuestra conversación mis manos sudaban y temblaban, ¿El me extrañaba?

Estoy segura que lo escuché decir aquello y también estoy segura de que necesito verlo con urgencia, aunque no tengo ni la menor idea de que esperar.
Le había enviado alrededor de cinco mensajes de textos a Grace, ella me había comentado que hoy tendrían una actividad al aire libre con los niños, y que estarían todos allí, por esa razón había tomado el autobús, para ir a verlo a él, de otra manera créanme que no lo hubiese hecho.

No fui consiente de cuando el autobús se detuvo frente al parque, había llegado y no tenía idea de que iba a decirle al verlo o más importante aún, ¿Cuál iba a ser su reacción al verme a mi?

Dejando esos pensamientos a un lado me bajé del autobús dispuesta a arriesgarme a lo que fuera, lo único que tenía claro era que moría de ansias por ver su rostro, y su sonrisa. Tomé varias bocanadas de aire antes de emprender mis primeros pasos, necesitaba llenarme de valor, ya estaba aquí, no había marcha atrás. Habían muchas personas en el parque, muchos niños corriendo de un lado a otro y sus padres yendo detrás de ellos.

Descubriendo el amor © (Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora