La ironía de mi vida, conocer el amor en una noche de octubre y perderlo en el mismo mes de un año distinto. Conocí el amor en una noche de octubre, bajo un cielo lleno de estrellas y un vestido floreado, en una vieja cafetería, unos ojos café intenso, y en esa misma cafetería y en una noche tan parecida, de gran coincidencia un octubre también, se marcharía tan rápido como llego, se iría sin mas que decir, después de tantos secretos, tantos viajes, tantos sueños por cumplir, después de tantos abrazos, después de tantas promesas, quizá perdí el manual del amor, o quizá no se me fue entregado al nacer, teníamos una hermosa y solida relación, un dúo dinámico, un uno y un dos, eramos el agua y el fuego, eramos el rompecabezas y la pieza final, el universo y sus ojos, el sentido y la vida, el nunca me voy y el nunca me iré, era la relación por excelencia, era noches de frió con abrigo, desiertos con sombra y agua, mares y con bote, eramos el cielo y las nubes, eramos ella y yo.
Las noches de cine, las caminatas bajo las estrellas, los amaneceres en la playa, mi sueño y mi gran realidad, el problema es que nada es eterno, todo era efímero, el amor con el tiempo disminuye, en ocasiones desaparece muy rápidamente, en otras tarda un poco mas de lo normal, pero siempre se va, nunca se queda.
Al parecer el destino tenia preparado algo distinto para nosotros, o eso pienso hoy en día, el nos uniría por un momento, nada mas un momento, nos haría intercambiar besos, sentimientos, dolores y un par de sueños, estábamos destinados a conocernos, adorarnos, a coexistir, pero no eternamente, solo por un momento corto.
Esa noche en la que te fuiste, cambio todo para mi, era lo mejor para ambos pero no lo aceptábamos, o solo fui yo el que reprocho tu partida, el que maldijo a Dios, el que desafió al destino por la desesperación, por la angustia de ver como te me escapabas de las manos, como te ibas de mi vida con el corazón en tu maleta, no sabes cuanto miedo sentí, al verte cruzar esa puerta, sabia que era la ultima vez que te vería, lo sabia, y no podía aceptarlo así tan fácilmente, pero a pesar de todo lo que hice, terminaste yéndote definitivamente de mi vida.
Después de tu dolorosa partida, cientos de nuevos miedos se adentraron en mi vida, miedos a ciertas cosas, a las altas y bajas de la vida, a los abismos sin fin, aquellos comienzos sin despegar, a las cartas sin remitente, a un camino sin huellas, a rosas sin entregar, a cuadros sin colores, miedo a los días sin luz, a los días nublados que no acarrean lluvia solamente silencio y un tono gris, a los miles de secretos que ocultas, a las cientos de caricias sin entregar, a los atardeceres sin tu compañía, a las navidades sin nuestras fotos, a nieve sin blanco, a mares sin sal, a nubes negras, tengo miedo a casi todo, desde que ya no estas aquí, sobre todo a mi sombra principalmente, esa que me persigue sin descanso, esa que quiere terminar lo que tu empezaste, acabar conmigo definitivamente.
Después que te marchaste todo cambio, las flores no se abrían al amanecer, las alondras no cantaban a coros las melodías, el viento no movía las nubes, nada funcionaba bien, el universo se colapsaba muy lentamente día tras día, las estrellas explotaban, dándole paso a las supernovas de dolor, los cometas y asteroides chocaban entre sí, llenando de llanto el espacio sideral, los planetas estaban desordenados, saliéndose de la órbita, perdiéndose en el infinito, sin poder regresar jamás, el sol se apagaba, el fuego que lo componía ya no existía, la tierra completamente en caos, los volcanes lloraban lava, los iceberg derretidos, las nubes cubriendo completamente el cielo, los arboles de esperanza sin hojas, oscuridad total, y todo esto ocurrió después de tu partida, después de aquella fría noche de octubre.
Los sueños se convirtieron el las peores pesadillas, las cartas de amor que me escribiste, en cuchillos afilados se convirtieron, provocando gotas de sangre de mis ojos, los recuerdos en ataduras que encadenaban mi alma por eternidades y eternidades, las fotografías en demonios que atormentaban mis días sin descanso alguno, todo se vino abajo, trataba de avanzar y no podía, corría muy rápidamente pero no había progreso alguno, siempre estaba en el mismo lugar, ya nada tenia sentido alguno, el tiempo se paralizaba, a cada parpadeo, de blanco a negro las imágenes de amor, amor, aquellas nuestras imágenes, en donde jurabas siempre estar junto a mí, aquellas donde no me soltabas, donde protegías mi corazón del frio abrumador, ya no tengo esperanzas, ilusiones, nada, todo esta mal, muy mal.
Te busco en cada estrella al llegar la noche, pero no estas por ningún lado, ni debajo de las rocas, ni en los besos, ni en los abrazos más extensos, ni en las canciones más tristes, ni en entre los libros más románticos, ni entre más, ni entre menos, ni en las cosas inventadas, ni en las ilusiones, mucho menos en los desiertos más brutales del aterrador averno del olvido.
Jamás pensé que llegaría afectar tanto tu partida, tanto que el cosmos esta en ruinas, casi colapsado, eres el centro del mismo, y no te has dado cuenta aun, he llenado el mar de cientos de cartas, cartas dedicadas a ti, todas con el mismo mensaje, "Regresa pronto, muero lentamente".
El espejo ya no me daba reflejo alguno, en algo inexistente me convertí, te esperaba día y noche, regresé un par de veces al lugar en donde me dejaste, aquel en el cual esta nuestra vida, nuestra historia, nuestro amor, aquel lugar en donde me ataca el miedo, aquel lugar donde te me fuiste, donde no te despediste, donde me abandonaste sin importar absolutamente nada.
Tengo mucho miedo, todos los días me repito la misma frase, todos los días pienso que regresaras otra vez a mi lado, pero nunca llegas, ya no sé qué hacer, si, en definitiva, mi vida eres tú.
Regresa, ¿Qué esperas? Muero muy lentamente y tu viajando por mis neuronas, por mi masa encefálica, por donde se te plazca, menos aquí, aquí ya no apareciste más, cuando gritaba pidiéndote ayuda, te convertiste en sorda, cuando caí derrotado en el suelo, te volviste ciega y me ignoraste, cuando pedí que hablaras para dar contigo, te tragaste la lengua y callaste, ¿porque ya no me quieres más? Mi vida está vacía sin ti, ¿que no lo ves? La razón de mi vida eres tú, y no te importa, lo mas duro que me ha tocado vivir, fue tu partida aquella fría noche de octubre, solo me citaste en aquella antigua cafetería, me viste por un par de minutos, bajaste la mirada muy fríamente, te levantaste de la silla, me abrazaste y te fuiste, te seguí, y jamás volví a verte.
Todo se derrumbo dentro de mi esa noche triste, el cielo lloraba, mi vida dejo de ser mía desde ese momento, te la llevaste en la maleta sin darte cuenta, entre el labial y el quita maquillaje, entre mis lagrimas y tu sonrisa, entre tu seguridad y mi miedo, entre tu adiós y mi amor.
Te soñaba siempre conmigo, juntos, solo tu y yo, pero no duraba mucho, un par de minutos, y el manto de lágrimas me arropaba eternamente.
No puedo estar sin ti, y eso es evidente, ¿por qué no regresas? ¿Por qué no lo intentamos una vez mas? ¿Por qué? Si todavía te amo, nunca he dejado de hacerlo, aun te espero en el mismo lugar de siempre, ese, en el cual mis días se acaban lentamente, ese, donde inicia el principio del fin, ese que acaba con la gran historia de amor que tuvimos, el fin de mí esperanza, el final de todo.
La estrella que juntos nombramos, se apago, porque ya no regresarías nunca mas, y el universo lo sabia, menos yo, me quede esperándote eternamente y jamás regresaste.
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El principio del fin.
RomanceTe llevaste mi corazón en tu equipaje, entre el labial y el olvido.