Capítulo 13

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Al día siguiente



No pude dormir en toda la noche. Todo en mi cabeza daba vueltas. Primero, Elena, luego Camille, ahora Damon. Todos opinaban pero nadie me pregunto que es lo que quiero hacer yo. Tal vez porque ya saben la respuesta. Sabía desde qué salí de la casa de Liz que hoy sería un largo y complicado día para mí. Tener que callar tantas dudas, que se forjaron en mi cabeza en los últimos días. No será nada fácil.

Aparentar que me encuentro bien, que su respuesta no me rompió el corazón. Qué aquí nada pasó. Solo un robot lograría algo como eso, porque yo estoy seguro que no. No hablar más de lo necesario sería mi estrategia. Entre menos conversación menos posibilidades ahí de que le diga Alguno de mis recientes dudas. Sí eso debía funcionar.

Pase toda la mañana organizando algunos de mis cuadros y seleccionando cuales llevaría a Washington. Me di cuenta que estás últimas semanas no he pintado nada. Más que el dibujo de Caroline nadando. No e tenido inspiración. Y como tenerla si todo mi mundo se desmora cada vez más. Guardé los cuadros en el auto. Y revise la hora. Casi medio día.

Subí a cambiarme rápidamente, tomé las llaves del auto y conduje hasta llegar a casa de Liz. Bajé del auto y toque el timbre. De inmediato abrieron la puerta era Damon.

—Pero que  puntual. —Dijo Damon divertido. Mire por el costado de él, Caroline no se veía por ningún lado.

—¿Y Caroline?. Ya es hora de irnos. —Pregunte y mire mi reloj por unos segundos.

—Ahora baja, se esta despidiendo de Liz. —Me explicó y dio dos pasos a fuera de la casa—Creo que no hace falta repetirtelo. Pero no la presiones, recuerda darle su espacio y sí por algún motivo me enteró que la hiciste llorar, oh la presionaste a recordar algo. Y no hizo bien lo que le indicó Elena. Te juro que te daré la peor paliza de tú vida. Y te garantizo que la única descendencia que tendrás será la ya que viene en camino. —Me amenazó por lo bajo.

—No diré ni haré nada que la dañe, o la haga llorar. Lo prometo. —Le asegure en ese instante Caroline apareció en la puerta. Se vía tan hermosa como siempre. Pero algo era diferente. Segundos después me di cuenta que era. La ropa que llevaba hacia que su pequeña pancita comenzará a verse. —¿Lista?  —Le Pregunte.

—Si, —Respondio mientras salia. — Cuida de mamá  ¿Si? Cualquier cosa me avisas. —Damon Asintió sonriendo.

—Lo haré Barbie.

Caroline se despidió y subimos al auto. El ambiente se sentía tensó y eso que apenas llevamos unos minutos solos en el auto. Moría por decirle lo hermosa que se veía. Moría por tocar ese pequeño vientre que albergaba el fruto de nuestro amor. Pero no lo tenía permitido. Qué ironía no tenía permitido decirle a mi esposa que la amo. Vaya que al destino le gusta burlase de mí. Llevaba alrededor de medía hora conduciendo. Aprovechaba cuando Caroline se distraída para admirarla.

—¿Podrías dejar de hacer eso?. —Pregunto Caroline después de un largo suspiro. La mire de reojo sin entender.

—¿Hacer que?. —Pregunte, ella me miro mal.

—Mirarme tanto,—Respondio. Y giro su vista hacia la ventana otra vez.— Se por que lo haces. —Continuo.

—¿Asi? —Pregunte Ella asintio sin mirarme.

—Si, es porque me veo gorda. —Respondio con pesar. Sin mirarme —Mi ropa ya no me queda, y Mamá y Elena dicen que no les hace bien a los bebés que use cosas ajustada. —Explico. —Si esto me pasa con nueve semanas ya me imagino como será cuando tenga seis meses.

Volverte a enamorar -Klaroline-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora