C U A T RO

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Primer día de la semana

     Amanecí temprano, sabía que el ángel pronto regresaría a revisarme. Me imaginé las heridas tal y como las dejé ayer, quizá un poco más sanas pero sin duda seguiría fingiendo dolor para que supiera que tardaría en curarme completamente.

Anoche para mí fue un éxito y si seguía trabajando de la misma forma pronto lo tendría. Creía que iba a ser un trabajo difícil pero tras los halagos de que tengo una mente fuerte sirvieron para darme confianza y al ver como comenzó a caer en mis redes fue más que suficiente para saber que sería un trabajo fácil. Lo que que me hace pensar que al tercer día lo subiría al cielo y no, no hablo literalmente.

Seguía recostado sobre la paja, había tomado una hebra y la comencé a mordisquear mientras el chico venía. ¿Cuánto tardaría? ¿Qué hora es? Menudo encierro.

-¿Ben?- entró lentamente al establo

-¿Joe?- dije en un susurro su nombre.

-¿Estás bien?- se había acercado a mí.

-No pero estoy mejor que ayer- le sonreí.

-Tus heridas mejoraron un poco

-Por lo profundas que fueron supongo que tardará más días en curarse.

-Lo puedo notar...quizá al tercer día...

Al tercer día gritarás mi nombre suplicando por más.

-Tal vez, yo creo que será una semana.

-¿Tienes hambre?

-No

-Necesitas comer, sé que no estamos acostumbrados pero eso te ayudará a recuperar fuerzas- se encogió de hombros.

-No, estoy bien.

-Comerás y punto, no discutas más- salió de allí

Odiaba con todo mi ser que me ordenaran, todo lo he hecho a mi modo, sin embargo, sabía que tenía que hacer caso, actuar como si lo necesitara y él fuera un héroe para mí, vaya bazofia.

-Te traje las más bonitas del huerto, es la temporada- me sonrió y me entregó un tazón de fresas.

-Son muy rojas

Como el fuego en el que te quemarás

-Sí- me observó con sus bonitos ojos hazel.

-Tienes muy bonitos ojos...- lo mire atentamente- Son tan brillantes, cálidos y te atrapan.

-Carcajeó- ¿Sigues delirando?

-No, es en serio-le di una fresa- acompáñame, me siento solo- la tomó.

-Entonces, supongo que tendré que decir gracias- le dio una mordida.

-Son muy jugosas.

-Son las mejores- rió y le dio otro mordisco a la suya, el jugo de esta había caído por sus labios y decidí limpiarla, acerqué mi pulgar lentamente a su barbilla, con un tacto suave se lo retiré y dejé reposar mi mano allí.

El demonio con forma de ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora