El sábado 29 de diciembre, Natalia me pide dedicarle el día entero a su sobrino, yo asiento, es lo mejor para todos. Jugamos gran parte del día a jugar a la play y a la Wii, lo único que motiva al chaval.
Me divierte observar cómo me mira Flyn cuando gano a Natalia jugando a call of duty o a él cuando le gano al Mario Bross. Dejo que me gane al Mortal Kombat para que no me odie más.
Durante todo el día, Natalia y yo nos dedicamos totalmente a él, y por la noche, tengo la cabeza como un bombo de tanto juego. Pero a la hora de cenar Flyn me pregunta si quiero ensalada y me rellena el vaso de agua sin que yo se lo pida. Esto es un comienzo, Natalia y yo sonreímos.
Cuando por fin conseguimos acostar al niño, en la intimidad de nuestra habitación, Natalia vuelve a ser mía. Disfruto de ella, de su boca, de su manera de hacerme el amor, y sé que ella disfruta de mí y conmigo.
Mientras me da placer, no dejamos de mirarnos a los ojos.
El domingo, cuando me despierto estoy sola en la habitación. Estoy agotada tras la noche de ayer.
De pronto, la puerta se abre y aparece Natalia con una bandeja de desayuno.
-Buenos días, princesita.
Ese apelativo tan de mi padre me hace sonreír. Natalia me da un beso de buenos días.
-¿Cómo está mi novia hoy?
-Agotada pero feliz...¿Churros? ¿Eso son churros?Natalia asiente y yo le doy un mordisco.
-Mmm que ricoo. ¿De dónde los has sacado?
-Le comenté a Simona que los churros eran algo muy típico de España y que te gustaban para desayunar. Y ella, no sé cómo, te los ha hecho.
-Cuando le cuente a mi padre que he desayunado churros con café en Alemania no se lo va a creer.Natalia sonríe. Cuando me voy a limpiar con la servilleta, al cogerla, el anillo que le devolví a Natalia en la oficina aparece ante mí.
-Vuelves a ser mi novia y quiero que lo lleves.
La miro. Me mira. Sonrió. Sonríe. Mi novia coge el anillo y me lo pone en el dedo. Después me da un beso en la mano.
-Vuelves a ser mi novia...
La beso en los labios y cuando nos separamos, cuchicheo:
-Por cierto, novia mía, ¿puedo preguntarte algo?
-Por supuesto.
-¿Por qué no me habías dicho que Flyn es chino?
-No es chino. Es alemán. No le llames chino o lo enfadarás muchísimo. Odia esa palabra. Mi hermana se fue a vivir a Corea durante dos años. Allí conoció a Lee Wan. Cuando se quedó embarazada, Hanna decidió volver para tener al niño aquí. Por lo tanto, es alemán.
-¿Y el padre de Flyn?
-Un chino casado que nunca quiso saber nada de él. Tuvo un padre en Alemania. Mi hermana salió con un tipo llamado Leo. El crío le adoraba, pero cuando ocurrió lo de mi hermana, ese imbecil no quiso saber nada de Flyn.Decido no preguntar nada más. Sigo comiendo y Natalia me besa la frente.
-Natalia, mañana es Nochevieja, yo...
-Sé lo que vas a decir. Quieres regresar a España para pasar la noche con tu familia, ¿verdad?
-Si. Creo que debería irme hoy. Mañana es fiesta y ya sabes, habrá mucha gente y eso.
-Que sepas que aunque me encantaría que te quedases aquí conmigo, lo entiendo. Pero esta vez no te puedo acompañar. He de quedarme con Flyn. Mi madre y mi hermana no están y no quiero dejarle con el niñero.Que diga eso me rompe el corazón, ¿cómo van a pasar la noche solos?
-Tú vete a España y disfruta. Flyn y yo estaremos bien aquí. Llamaré al aeropuerto para que te vayan preparando el Jet.
-No hace falta. Iré en un vuelo normal.
-Insisto, Alba. Eres mi novia y...
-De verdad, Natalia, iré en un vuelo normal.
-De acuerdo. Me encargaré de ello.
-Gracias.
-¿Regresarás después de Nochevieja?Mi cabeza empieza una batalla. Natalia se da cuenta y me toma las manos.
-Quiero que sepas que si regresas a mi lado, haré todo lo que esté en mi mano para que no añores nada de lo que tienes en España. Sé que tu sentimiento hacia tu familia es muy fuerte. Deseo que seas feliz conmigo. En cuanto a Flyn, dale tiempo. Ha sufrido tanto... Estoy segura que en un futuro te querrá tanto o más que yo, ya te dije que...
-Natalia, te quiero.
-Y yo pequeña, te quiero tanto...Cuando estamos a punto de besarnos, la puerta se abre y aparece Flyn.
-Tiiaaaa, ¿Por qué tardas tanto?
Rápidamente las dos nos recomponemos y al ver que Natalia no dice nada le pregunto:
-¿Quieres un churro, Flyn?
El pequeño pone mal gesto. La palabra churro no la conoce y a mi me odia.
Y antes de que nadie diga nada, cierra la puerta y se va.
Pasa el día, preparo mis maletas y me despido de todas, Natalia y Flyn me acompañan al aeropuerto. Cusndo llega la hora de la despedida, me agacho para darle un besito en la mejilla a Flyn.
-Jovencito, a sido un placer conocerte, cuando regrese quiero la revancha al mortal kombat.El crío asiente, por un momento veo algo de calor en su mirada.
-Flyn, siéntate en esas sillas de ahí, que ahora voy yo. - dice Natalia.
El niño obedece y nos deja solas.
-Natalia, yo...
-Dale un saludo de mi parte a toda tu familia.
-Natalia te voy a hechar mucho de menos.
-Y yo a ti mi amor.Nos abrazamos, hasta que me tengo que ir. Giro mi cabeza y le guiño un ojo a Flyn, y Natalia y yo nos besamos.
Cruzo la zona de seguridad y llamo a mi padre.
-Papáaaa.
-Hola princesita. ¿Dónde estás?
-En el aeropuerto.
-¿A qué hora llegas a Madrid?
-A las once aterrizo y a las once y media cojo el vuelo hacia Elche.
-¿Estás bien, hija?
-No, papá. Me da mucha pena irme de aquí, ya sé que son dos días, pero no puedo imaginarme a Natalia sola con su sobrino pasando la nochevieja. Su madre y hermana no están.
-Quédate ahí entonces.
-No papá, también quiero estar con vosotros ahí.
-Cariño aquí viene Marina y Cloe, y los primos de Asturias. No estaré solo, en cambio, Natalia si.
-¿no te importa que me quede?
-Por supuesto que no, mi vida.
-Te quiero mucho papá, me quedaré aquí. Mañana te llamo.
-Vale hija.Cuelgo. Y me voy corriendo. Cuando salgo, Natalia ya no está, entonces me cojo un taxi y voy hasta la casa.