XXV - Futbol para ciegos

1.5K 90 11
                                    

SORAYA

Una vez que Elios desapareció allá arriba, seguía escuchando sus preguntas a los gritos. Ignorándolo al igual que Hunter, me giré a él y le pregunté si realmente se encontraba bien. Me coloco frente suyo y veo sus ojos marrones con pequeños puntos naranjas, me encantaban esa combinación de colores.

–Estoy bien, princesa. No te preocupes. –me responde. No le creo pero tampoco insisto, sé que cuando esté seguro de contarme lo que realmente le sucede estaré bien en escucharlo y lo entenderé.

–Tengo la gafa, y la gorra. La necesitarás. –Elios aparece interrumpiéndonos. Baja rápidamente las escaleras y se apresura en entregar a Hunter sus cosas. –Vengan, vamos, estamos llegando tarde.

Elios se ve muy eufórico y me da un poco de gracia como de divertido se vé en esa faseta. No tengo ni idea de donde vamos pero me prendo, últimamente quiero salir y pasearme por cualquier lugar. Hunter se coloca la gorra y sus anteojos antes que su amigo abra nuevamente la puerta, el sol realmente está muy potente y puedo sentir el calor sin siquiera estar fuera de la casa.

Eso me pone algo intranquila debido a la reacción de Hunter cuando abrimos por primera vez la puerta. Lo veo caminar hacia el llavero a un lado de la puerta y toma su llave para luego ofrecerme la mano, no la tomo enseguida.

–¿Princesa, pasa algo? Amaya está en el auto, vamos. –me habla con delicadeza, no le quiero decir que me estoy preocupada por él porque obvio se molestaría como siempre, así que pienso en cualquier excusa para responder.

–¿Dejamos el bastón? –pregunto. Obviamente no querría usarlo pero fue lo que pensé al ver al bastón tirado en el suelo.

–¿Quieres llevarlo? –me responde con otra pregunta.

–¿Quieres llevarlo tu? –vuelvo a decir yo, causándole una risa sarcástica.

–Tal vez otro día. –suena sincero así que dejo de hablar, camino hasta el bastón y lo doblo rápidamente para dejarlo en la mesita, entonces ahí tomo su mano y entrelazo nuestros dedos.

Saludamos a Amaya cuando estamos en el auto de Elios y estoy agradecida en cuanto veo una caja de pizza sobre sus piernas, ella ofrece enseguida y acepto gustosa, al igual que Hunter. No habíamos comido nada en toda la mañana y ahora que miraba la hora, estaban por ser la una de la tarde.

Revisé el bolsillo de mi jean y no traía conmigo el celular, por lo que le digo a Amaya que cualquier cosa usaría su celular para llamar a mi mamá. Empezamos a hablar de la facultad, que los maestros están preguntando por qué no asistía a clases de hace una semana y ella no sabía si contarles que yo lo dejaría, por lo que no dice nada.

Además me cuenta que los alumnos que fueron con mis padres estarían en problemas porque habían sacado una foto bebiendo alcohol con el uniforme de la universidad, esperaba que mi padre no esté involucrado como profesor responsable porque hasta podrían despedirlo como maestro.

Me acomodo en mi asiento un momento, ya que estaba pegada al de Amaya mientras charlábamos, observo a Hunter y ahora me percato que ha estado muy callado, no lo molesto tampoco por si quería estar tranquilo antes de bajarnos del auto, así que me fijo a las afueras del auto por la ventanilla cerrada. Elios gira a la derecha justo al momento y me mente lee las grandes letras de un edificio. "Secretaría del Deporte", Elios está entrando al estacionamiento, me apresuro para mirar la vestimenta de mi amiga y su novio, ambos llevan deportivas y ropa cómoda, Hunter va casi igual porque no se ha cambiado desde la mañana pero a mi vez yo llevo jeans ajustados, calzado bonito y una remera al cuerpo.

–Yo no vine como para hacer ejercicios, Elios. –suelto con advertencia al conductor, Amaya ríe pero se aguanta cuando le doy una mirada.

–¿Qué? –Hunter pregunta rápidamente. Llevo mi mano a su rodilla, para calmarlo y me alago internamente cuando veo y siento su piel erizarse.

La estrella más brillanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora