Narra Declan
Despierto y me extraña el no ver a mi esposa a mí lado en la cama, de seguro fue a la cocina para empezar con el desayuno.
Me levanto de la cama, me pongo las pantuflas y bajo a la sala para encontrarme con mi esposa.
La veo ahí de espaldas a la estufa, la mujer más bella que puede existir, su cabello castaño recogido en una coleta, sus lindos ojos color avellana fijos en las parrillas de la estufa, sus bellas manos sosteniendo una cuchara para mover la comida y como siempre mantiene esa hermosa sonrisa.
Se da la vuelta y me saluda desde la cocina y pronto trae con ella, una taza de café bien caliente y me la da, amo que ella tenga siempre este bonito detalle conmigo, ya que sabe que me encanta el café para empezar bien el día.
Beso su frente y dice que me siente a la mesa para desayunar, entra rápido a la cocina para después traer un plato con comida y lo deja frente a mí.
Estoy tan hambriento que sin duda devorare esto en menos de un segundo.
Se va un rato, ya que tiene que ir a levantar a Ava. Termino mi desayuno y ahora sirvo un poco para mi esposa.
Ella baja de nuevo a sala, me busca y salgo de la cocina con un plato de comida, lo pongo en la mesa para después Elizabeth se siente a la mesa.
Terminamos el desayuno y subimos a la habitación a cambiarnos de ropa, como es de costumbre termino antes que Eliza. Preparo mis cosas para el trabajo y en cuanto mi esposa termina de cambiarse es momento de que vaya.
Bajamos hasta la puerta de entrada, me encanta mirar a Elizabeth antes de ir al trabajo, porque ella es mi motivación durante el día, quien me inspira a superarme y quien me brinda su amor incondicionalmente.
Nos despedimos, salgo de casa y voy directo al trabajo; a veces me resulta desgastante el tener que recorrer casi la mitad del bosque para llegar a la ciudad, sin embargo, debo soportarlo ya que fui yo quien le metió la idea a Elizabeth de vivir cerca de las montañas.
Llegó a la ciudad y tomó el autobús que me lleva cerca del trabajo. Estando en la oficina, voy a mi puesto, enciendo la computadora y después de un rato empiezo con el trabajo que el jefe me ha dejado con las secretarías.
Un mensaje llega a mi celular, haciendo que mi trabajo sea interrumpido, sé que está prohibido usarlo en el trabajo, pero tal vez pueda ser Elizabeth que necesita algo para Ava, o mi hermano, que busca algo.
Tomo mi celular, abro el mensaje y me sorprendo al ver su contenido, no hay un remitente, pero sé exactamente de quién se trata. Ellos ya están detrás de mí.
Apago el celular y lo hago a un lado, llevo mis manos a la nuca, levantó la cara y doy un gran suspiro.
Veo la foto que tengo sobre mi escritorio y siento una fuerte presión en el pecho, cuando miro cuan hermosas lucen mi esposa y mi hija.
Tomo mi bloc de notas, despegó una de ellas y escribo un mensaje para Elizabet.
Debo irme.
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Salgo del trabajo y me concentro en buscar un motel en el que pueda quedarme por ahora, por suerte consigo uno a unas cuadras del trabajo. Dejo mis cosas y voy de nuevo a tomar el autobús.
Bajo de él y me dirijo al bosque, para llegar a casa. Me toma al menos unas horas el llegar.
Estoy a dos metros de la casa y puedo observar cómo Elizabeth está sentada en el sofá, con una taza en las manos, mirando el televisor; de seguro está esperando a que vuelva.
Me duele tanto pero no puedo hacer nada.
Me escondo detrás de un arbusto y solo espero que ella se vaya a la habitación para que yo pueda dejar la nota.
Espero al menos unas dos horas y al fin veo como toma su manta, se levanta del sofá, apaga las luces y sube las escaleras. No pierdo tiempo, me acerco rápido y deslizó la nota por la puerta.
Lo lamento tanto mi cielo por hacer esto tan de repente, es solo que no podemos estar juntos, no ahora que están buscándonos, lamento no haberte dicho esto antes, pero sabía que te molestarías bastante. Solo quería lo mejor para ti y nuestra hija, perdón por arruinarlo.
Bajó corriendo por el bosque y vuelvo a la ciudad. Entró en el motel, me encierro en la habitación, tomo mis cosas que estaban cerca de la puerta y las arrojó contra la pared.
Estoy demasiado enojado, me siento poco hombre por no poder habérselo dicho a Elizabeth en la cara y sobre todo por qué debo dejarlas solas, eso me parte el alma más que nada.
Soy un completo imbécil.
El sonido de una persona tocando la puerta me sorprende, me acerco y abro. Un hombre en short me mira algo molesto, creo que es la persona que está al lado de mi habitación.
-Quiere dejar de hacer ruido, por favor. - el hombre se cruza de brazos. - no se da cuenta de la hora que es ¡son las cuatro de la mañana! - grita molesto, mostrando la pantalla de su celular.
-Perdóneme. - lo miro algo apenado. - es solo que había un insecto en la pared y no tenía nada con que golpearlo, lo único que tenía a la mano era mi portafolio, pero juro que no volveré a importunar. - sonreí levemente y el hombre pareció calmarse.
-Muchas gracias, hasta mañana. - respondió el hombre y se fue, inmediatamente cerré la puerta y me dejé caer en la cama.
Espero poder dormir, aunque sea un poco, pero lo que en serio más espero es que Elizabeth pueda perdonarme.
Ahora estarán mejor sin mí.
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Fugitiva
AcciónElizabeth debe enfrentar el abandono de Declan, su esposo, sin saber el porqué de su decisión. Tiempo después se le es revelada la verdad, el gobierno los persigue y para que ella y su hija no sea encontradas debe estar alejada de Declan. Ambos deb...