The Masked Murderer

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Tall Pines, California. Un pequeño y tranquilo pueblo rodeado por grandes montañas, un paisaje medianamente desértico y una larga carretera la cual parece interminable, la carretera es un lugar constantemente transitado por viajeros y en especial por camiones de carga. El pueblo tiene varios moteles a lo largo del camino en el cual los viajeros se suelen detener a descansar, así como: restaurantes, una gasolinera y un supermercado.

Uno de los atractivos turísticos por excelencia en ese lugar es el parque "Boulder Peak" (Pico de Roca), es una zona montañosa boscosa ubicada a unos kilómetros del pueblo donde se puede acampar, ir de picnic o a explorar. El lugar es boscoso con pequeños arroyos, es hogar de varias especies animales y si uno camina lo suficiente encontrara un lago en el centro de aquel lugar. Sin duda un buen lugar para pasar un fin de semana con amigos o familia.

Llevo trabajando como guarda bosques en este lugar desde hace 4 años y en el tiempo que llevo haciendo esto no me topado con nada fuera de lo común, bueno... hasta aquella noche.

El puesto de guardabosque en el que yo debía estar consistía de una pequeña cabaña con una cocina, un baño, una pequeñísima sala y al fondo de la cocina había un gabinete mediano en donde por lo general solía guardar equipo de rescate y una escopeta. ¿Por qué la escopeta? Simple y sencillamente era por seguridad. Este puesto estaba en una zona un tanto apartada del parque, rodeada con altos pinos y un camino de tierra por el cual la gente solía caminar para acceder hacia el lago.

Antes de llegar a mi puesto, me topé con otro guarda bosques, Owen, quien iba en compañía de su perro de raza pastor alemán, Quint.

-¡Hey! ¡Ozzy!- Exclamo mi compañero cuando vio que me acercaba.
-¡Owen, Amigo! Y Quint, por supuesto- en respuesta el perro soltó un ladrido.
-Oye Ozzy, unos campistas vendrán a quedarse todo el fin de semana, se alojaran en una de las cabañas cerca del lago. Quería pedirte de favor si podrias guiarlos por mi hasta su cabaña, lo haría yo pero otro de los guarda bosques me reporto que encontró una tienda de acampar abandonada al norte del parque y quiere que la revisemos-
-¡Claro! No veo ningún problema, de todos modos no tengo muchas actividades que hacer hoy-
-Perfecto ¡Te debo una viejo!-

Owen prosiguió a retirarse no sin que antes rascara la cabeza de su perro suavemente. Quint soltó un último ladrido para después acompañar a su dueño.

Al cabo de un rato llegue a mí puesto de guardabosque, baje de la parte trasera de mi camioneta unas cuantas herramientas que olvide dejar en el gabinete el día anterior. Estando dentro de la cabaña, encendí una radio encima de la barra del comedor, estar acompañado por el silencio de la naturaleza puede llegar a ser muy incómodo para mí, un poco de música o noticias de la radio nunca me vienen mal.

Para ser honestos, no solía hacer muchas cosas en ese trabajo. Solo debía estar atento al walkie-talkie por si alguien me hablaba, ya sea para hacer algún trabajo en medio del bosque, para acompañar a la gente hasta determinado punto del parque o en los casos más extremos, para ir a rescatar a alguien.

Por lo general me quedo dentro de la cabaña leyendo un poco mientras escucho la radio, incluso, me llegaba a poner a cocinar platillos sencillos para el almuerzo.
En fin, un trabajo simple pero aburrido hasta cierto punto.

3:00 de la tarde

Aquellos campistas de los cuales Owen me hablo, finalmente habían llegado. Me acerque hacia ellos, haciendo una señal para que el conductor se detuviera a un lado de mi puesto.

-¡Ya no hay paso para el vehículo!- exclame al conductor –Pueden estacionarse al lado de mi cabaña, les ayudare a llevar sus cosas a la cabaña que rentaron-

El chico que manejaba la camioneta se estaciono, del vehículo bajo el grupo de campistas, en total eran cinco; tres varones y dos mujeres.

-Gracias por el estacionamiento- dijo uno de esos campistas -¿Con que usted es el guardabosque?
-Uno de tantos guardabosques que trabaja aquí, sip- respondí –bueno, les ayudare a llevar sus cosas hasta su cabaña, sirve que les muestro el camino-.
-¡Muchas gracias señor!- Exclamo una de las chicas.

Desempacar las cosas de la camioneta fue un tanto tedioso ya que tuvimos que regresar como 2 o 3 veces al vehículo por más cosas. Los muchachos traían equipo de campamento, casas de acampar, cañas de pesca, una canoa, hieleras, una bolsa con un olor minuciosamente raro y entre otras cosas.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2019 ⏰

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