Único.

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[...]

—¡Ari...! —El tono de súplica que había utilizado, el puchero que amenazaba por formarse en su rostro y la forma en la que lo había llamado, le hicieron experimentar ciertos cosquilleos en su interior, los cuales le recorrieron por todo el cuerpo.

Estaba un tanto conmocionado. Cuauhtémoc, su nuevo vecino y mejor amigo, estaba desarmándolo por completo. Aristóteles no parpadeaba, su vista seguía contemplando el sonrojado rostro que se encontraba frente suyo.

Y todo había comenzado como un juego, pero ahora, definitivamente ya no lo era. 

Le había llamado "Ari", cuando nunca nadie lo había llamado de esa forma. Pudo escuchar claramente en su mente todas las voces de su familia llamándolo "Aris" a lo largo del tiempo. Eso, le hizo despertar algo que había estado durmiendo por mucho, mucho tiempo.

—¿Ari...? ¿Qué sucede? —Temo se congeló, las manos de su compañero estaban quemándole el cuerpo. Sentía su rostro enrojecer y la mirada penetrante del Córcega no estaban ayudándole. 

El menor no estaba cien por ciento seguro, tenía la ligera sensación de que su mejor amigo, le estaba recorriendo el rostro, y paraba por ciertos segundos en sus labios.

—Temo... —La respiración agitada y el susurro de su amigo lo desequilibraron. Sintió las rodillas temblar, y de pronto, se asustó—. Si vuelves a llamarme Ari, no responderé por mis actos.

¡Santa madre de Dios!

¿Ese era Aristóteles? ¿Desde cuándo él hablaba en ese tono? Sonaba gutural y fuerte. Temo no quería admitirlo, porque se sentía algo abochornado, pero toda esta situación con su amigo, le estaba desconcertando un tanto, pero de igual manera, le excitaba de sobremanera.

—Ari yo... —La expresión de Temo se transformó. Su amigo le había interrumpido de la manera que venía esperando desde hacía un tiempo. 

Ahogó un pequeño gemido en su garganta porque Aristóteles se le había acercado hambriento, tal cual lobo oaxaqueño a atacar su boca.

Sus labios eran completamente inexpertos, al igual que los de su mejor amigo, sus movimientos eran arrítmicos y sus dientes chocaban un tanto, pero eso no les impedía a ambos disfrutar el momento.

Y esa, sólo fue la primera vez que le llamó Ari, desatando con ello, nuevos encuentros y nuevas experiencias entre sólo dos mejores amigos.

Call me Ari |Aristemo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora