Prólogo

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Conrad:

Hunter se pone a horcajadas sobre mí, luciendo su cuerpo desnudo frente a mí sin si quiera sentir una sola chispa de vergüenza.

-Sólo hay tres simples reglas a cumplir -comienza a decir al mismo tiempo me agarra por la barbilla para juguetear con mi boca a que va a besarme, pero no lo hace. 

Sólo me tienta. Me provoca para hacerme querer besarlo y echa la cabeza hacia atrás entre risas cuando me impulso hacia adelante para hacerlo. 

-Primero -continúa diciendo, sus ojos verdes mirándome con un brillo lascivo y seductor cuando empuja sus caderas hacia abajo, empujándome dentro de él.

-Ah... -jadeo.

-Cógeme bien -sonríe burlón- Segundo: no entres en mi vida a menos que vengas a hacer esto.

Comienza a moverse de arriba a abajo sobre mi erección, siguiendo un ritmo lento y desesperante que me vuelve loco.

-Y tercero -vuelve a agarrarme el rostro, pero ésta vez sin ningún rastro de diversión- No tengas sentimientos -dice con seriedad- No pienses en nada más que esto que estamos haciendo ahora porque esto es todo lo que somos. Nada más. Si rompes alguna de esas reglas te vas a la mierda, ¿está bien?

-Como si pudiera llegar a tener sentimientos por alguien como tú -replico, empujándolo para hacerlo caer sobre la cama y comenzar a moverme de verdad al mismo tiempo que él vuelve a sonreír, satisfecho con mi respuesta.

En ese momento fue fácil aceptar sus reglas. No éramos nada más que dos extraños que se reunían para tener sexo regularmente. No sabíamos nada el uno del otro porque no nos interesaba, pero cuando comencé a saber me fui interesando más y más en él.

Me puse la soga al cuello yo sólo y salté, dictando mi perdición de la peor forma posible al enamorarme de un chico como él como si todos mis anteriores fracasos amorosos no hubieran sido suficientes para enseñarme una lección de una vez por todas.

Pero no me arrepiento de nada.

NO ROMPAS LAS REGLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora