What she is capable of

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Emma se despertó sonriendo aquella mañana de jueves. Estaba orgullosa de sí misma a causa de la noche anterior, sabía que resistirse a Regina Mills no era tarea fácil. Estaba ligeramente arrepentida porque sabía que podría haber aprovechado la noche anterior de todas las formas posibles, sin embargo, se sentía bien consigo misma por haber atizado a la fiera que tanto deseaba.

La joven estaba sentada en su pequeño escritorio hablando con Rose por teléfono. Las dos habían quedado en aprovechar el día sin clase para estudiar en casa de las Mills.

—Entonces...¿Puedo ir esta tarde? ¿Digamos que a las dos, hum?— preguntó Rose desde el otro lado de la línea

—Genial— dijo Emma

—¿Quién estará en la casa?— la voz de Rose estaba ronca quizás debido al sueño.

—Hum...Creo que solo Bella y Regina. Kitty tiene una excursión con el cole y Fiona va a estar trabajando.

—Bueno, está bien. Cuando esté de camino te mando un mensaje.

Tras terminar la llamada, Swan decidió ponerse algo más abrigado y bajar a desayunar. En la cocina, encontró a Kitty sentada a la mesa con sus auriculares en los oídos, y a Regina, de pie tras la gran isla en el centro de la estancia. Al pasar al lado de la pequeña, la rubia le acarició el cabello y esta le sonrió.

—Buenos días, Regina—dijo Emma suavemente al ponerse al lado de la morena, que estaba, visiblemente, irritada y nerviosa.

—Hay zumo de naranja y tortitas en el mueble al lado del horno— dijo Regina en tono seco, evitando cualquier contacto visual o cualquier otro tema de conversación.

—¿Está usted bien, señorita Mills? Parece de mal humor...— provocó Emma

—Estoy perfectamente bien, Swan— dijo clavando sus ojos castaños en los azules como el océano.

—¿Está segura?— preguntó Emma en un tono guasón. Al estar tapadas por la isla, Emma aprovechó y pasó ligeramente su mano abierta por el trasero de la morena, que desorbitó los ojos y se estremeció ante la caricia.

—¿Cuál es tu problema, Emma? ¡Quita la mano de ahí!— susurró

—No necesitas susurrar, querida. Katherine está con los auriculares a todo volumen. No va a escucharte— dijo la rubia apretando levemente la región donde su mano estaba apoyada.

Regina sintió que sus piernas flaqueaban y sus ojos ardían de odio hacia la joven. Su boca estaba entreabierta y parecía que en cualquier momento podría volar hacia el cuello de Emma y estrangularla allí mismo.

—Tía, ¿has hecho tor...?— dijo Bella mientras entraba en la cocina, pero se calló al notar el tenso clima entre las dos. Emma apartó rápidamente la mano de donde la tenía y volvió a retomar su postura anterior, diferentemente de Regina, que aún se podía ver el fuego en sus ojos —¿Está todo bien por aquí?— preguntó desconfiada

—Sí, querida. Está todo genial. Y las tortitas están ahí— dijo la morena forzando una sonrisa hacia la sobrina.

—Hum...Ok—dijo Bella estrechando los ojos, aún con la mosca tras la oreja

Durante todo el desayuno, los intercambios de miradas entre las dos mujeres eran cada vez más frecuentes y perceptibles. Bella, por su parte, desconfiaba del extraño clima que se había instalado en el ambiente. Le tocaba a Regina llevar a su sobrina pequeña a la escuela, así que, le daba prisas a la pequeña para que terminara de comer rápido.

—¿Acabaste? ¡Vamos!— dijo Regina impaciente cogiendo el bolso.

—¡Está bien! ¡Dios mío, calma! ¡Qué rollo!— respondió Kitty entre resoplidos y golpes en el suelo.

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