- Y de primero, mmm - se tocó el mentón mientras pensaba - la sartén de verduras a la piedra - entregaron ambos las cartas al mesero y se dispusieron a cenar.
- Con el buen entrecot que te sirven aquí, ¿no te apetece más que las verduras? - preguntó en tono jocoso el chico mientras intentaba entablar una conversación con Bella.
- Estaría bien - asintió con la cabeza - si no fuese vegetariana - dijo con una gran sonrisa.
- Anda, no sabía - se sintió estúpido - lo siento - se disculpó.
Bella rió, le había dado muchísima ternura la imagen de Alfred pidiéndole perdón, con la cabeza agachada y frotándose la nuca.
- No me tienes que pedir perdón por ser vegetariana - esa noche la joven estaba radiante y con una sonrisa pegada a su rostro, tenía claro que nada iba a estropeársela.
- No es por eso - cogió aire y la miró fijamente - lo siento por haber juzgado algo, odio que la gente haga precisamente eso y voy yo y lo hago, no aprendo - se sinceró.
- Tranquilo - intentó quitarle importancia - tampoco pretendo que seas perfecto - le guiñó un ojo mientras cogía la copa de vino.
Las intenciones de ambos estaban más que claras pero, aún así, ninguno de los dos iba a ir a cuchillo. Preferían disfrutar el momento y la compañía.
La cena transcurrió entre bromas, risas y muchos cariñazos. Alfred estaba con una sonrisa de oreja a oreja, al igual que Bella. La conversación era fluida y encontraban tema del que hablar hasta en la esquina del plato.
Gala le iba enviando mensajes graciosos y fotos con Dylan a Bella y picantones a Alfred para que se espabilase esa noche. No sabía si los dos iban a hacer algo, pero ganas de sus amigos no faltaban.
El restaurante estaba situado en lo alto de Formentera, con unas vistas al mar envidiables que hacía que se respirase una paz encomiable.
- ¿De postre? - preguntó Alfred sonriente, como toda la noche.
- ¿Sabes? Me apetece un buen helado - cerró la carta - pero no los de aquí - desafió con la mirada a Alfred mientras este levantaba las cejas y achinaba los ojos intentando comprenderla - me apetece un buen cucurucho del paseo, como el otro día - rieron recordando el momento.
Parecía mentira pero, en apenas casi cuatro días que llevaban allí ya habían conseguido dejar su pequeño granito de arena en cada uno, y eso se notaba.
- Voy al baño, ahora vuelvo - se excusó Bella mientras dejaba un Alfred respondiendo los mensajes de Gala.
Realmente no fue al baño. Se acercó a la barra a pedir la cuenta de su mesa y la pagó, no quería que Alfred se sintiese obligado a nada por el simple hecho de haber cenado juntos, quería invitarla ella, le hacía ilusión. Pero, no iba a ser tan fácil, quería ver lo que Alfred era capaz de hacer así que, volvió a la mesa, Alfred guardó el teléfono y le susurró.
- El camarero está en la mesa 5 que pilla a la otra parte del restaurante, la camarera acaba de entrar al baño y el mesero está ayudando al de la barra, salimos de aquí en 3, 2 - dijo riendo en susurros haciéndole pensar al chico que iban a hacer un "sinpa"
- ¿Y la cuenta? - le interrumpió él.
- 1 - terminó - ¡Ya! - cogió su bolso con la mano derecha y la mano de Alfred con la izquierda para tirar de él y salir corriendo juntos.
Sus manos le sudaban mientras corrían montaña abajo, sentía cómo le subía la adrenalina, completamente distinta a la que siente antes de salir al escenario, notaba cómo le estaba dando vida. Ese sentimiento no se producía solo, el sonido de su risa también cooperaba para hacer sentir a Alfred completamente feliz.
Recorrieron cuatro calles a toda velocidad hasta que ella le obligó a parar para poder respirar. Aunque eso fue algo imposible dado que no podían parar de reír.
Reían
Paraban
Intentaban respirar
Se miraban
Reían
Y así, sucesivamente.- Estás loca - inició Alfred mientras negaba con la cabeza, ya más calmado.
- ¿Yo? - preguntó señalándose a sí misma Bella - yo no soy la que se ha ido corriendo de un restaurante después de haber pagado la cuenta - Alfred abrió muchísimo los ojos mientras otra risa volvía a salir de sus labios - bueno, sí - se encogió de hombros - sí que soy yo - le guiñó el ojo.
- O sea - intentó recopilar información -¿me has hecho ver que hacíamos un "sinpa" cuando era mentira? - alzó la voz en la última palabra mirándola incrédulo mientras la risa se le escapaba.
- ¿Quién te ha hecho creer eso? - se hizo la ofendida - por favor, salir corriendo de los sitios es lo más normal del mundo - caminó dejándolo atrás - una manera de bajar la cena - dijo en tono jocoso.
Alfred rió por lo bajo y se apresuró a seguirle el paso.
"Un caso aparte" pensó mientras negaba la cabeza llegando a su altura.
En un paseo corto llegaron hasta el mar. Estaba lleno de personas y Alfred comenzó a agobiarse por si le reconocían. No por ir acompañado de Bella, ni mucho menos, sino por que alguien pudiese romper la magia que había en ese momento.
- Ey - llamó su atención - ¿ocurre algo? - Bella le había cazado, Alfred era totalmente transparente y se le notaba todo a la legua.
- ¿Qué? - prestó atención a la chica - no no, vamos a por el helado - le sonrió de la manera más sincera que pudo.
Quería marchar de allí pero también tenía muchísimas ganas de tomar "ese" helado con Bella, así que esta hizo como que se lo creía y fueron a por el helado.
De todos modos, esta intuía lo que pasaba por lo que eligió una heladería distinta alegando que "esta tiene los cucuruchos más grandes". Después de una mini discusión económica, Gala decidió aceptar que Alfred iba a pagar los helados.
Después del helado, volvieron dando un paseo a los apartahoteles. Hacía horas que no sabían nada de Gala y Dylan por lo que intuyeron que estaban en la casa de Dylan muy bien entretenidos.
- Bueno - dijo el chico nada más llegaron a la puerta del alojamiento de Bella - espero que Gala y Dylan se lo estén pasando bien - comentó.
- Te puedo asegurar que mal no lo estarán pasando - rió por lo bajo mientras jugaba con la llave.
- Buenas noches Bella - sonrió tras darle un suave beso en la mejilla.
- Buenas noches Alfred - imitó la chica su gesto para después introducir la llave en la cerradura y abrir la puerta - espera - susurró mientras cogía la mano del joven, que ya se había girado para marchar a su puerta - no quiero terminar aquí la noche, Alfred.
Sin decir palabra, el chico volvió a situarse a su altura para mirarla fijamente, quería hacerlo, quería besarla. Mientras tanto, el interior de Bella gritaba que se abalanzase contra él y no lo soltase nunca.
Ambos se dejaron llevar por sus instintos y Alfred rozó tímidamente sus labios, como si fuesen de marfil, para empezar una gran guerra de besos a la que se le unió inmediatamente la boca de Bella.
En medio del lugar se encontraban ambos dejándose llevar por lo que querían haber hecho desde un primer momento pero no pudieron por miedo, prejuicios e impedimentos. La lengua de Alfred se coló repentinamente en la boca de una Bella que le mostró su aprobación de inmediato.
Caminaron sin romper el beso hacia dentro del alojamiento, la chica cerró la puerta con la pierna y Alfred decidió parar para coger aire. Esta también aprovechó para lo mismo sin dejar de mirarse a los ojos.
Sus miradas exclamaban deseo
Sus respiraciones escupían lujuria
Y sus ganas pedían guerraEn un simple gesto Alfred volvió al lugar del que nunca debió salir, los labios de Bella. Mientras sus manos viajaron de la parte baja de la espalda de la chica hasta su trasero, las de ella se mantuvieron en su nuca acariciándole el pelo y erizando su piel con cada movimiento que hacía. De un salto, Bella enroscó sus piernas alrededor de la cintura del chico que, con tres pasos, apoyó a la joven contra la pared, haciendo presión para que no cayese mientras sus manos continuaban en su trasero y su boca bajaba hacia su cuello. Notaba la presión del pantalón de Alfred y eso hacía que se desesperase por apartar cualquier cosa que les separase.
La chica levantó la cabeza para coger aire. El clima cada vez estaba más caliente y el aire más espeso. Hasta que, al abrir los ojos, se le puso enfrente el mejor plan de toda la noche, el jacuzzi.
Levantó la cabeza de Alfred entre caricias y, después de volver a conectar miradas, sin musitar una palabra, le señaló la estancia a la que quería ir. Él lo entendió a la primera porque repasó con la mirada el cuerpo de ella y el suyo indicando que iban con ropa.
- 2 minutos - susurró con voz ronca Bella al oído.
Eso terminó de encender al chico que, tras un beso fugaz, dejó que esta bajase de él y se entrara a la habitación. Se cambió en milésimas de segundo el vestido y la ropa interior por un biquini sencillo pero que le encantaba cómo resaltaba su color.
Mientras tanto, Alfred encenció el jacuzzi poniendo el olor y la temperatura idónea para la ocasión. El jazmín comenzaba a hacerse de notar cuando una tos fingida hizo que se girase contemplando a una Bella totalmente distinta a la que conoció, pero con su misma esencia.
No era débil, era más fuerte que nunca y eso se notaba en la actitud con la que caminó hacia él.
- ¿No crees que te sobra algo de ropa? - preguntó volviendo loco a Alfred.
"Esa voz" pensó él sintiendo cómo le sobraba el pantalón al escuchar la voz de Bella.
Bajo la atenta mirada de Alfred, todo el rato, la chica entró despacio al jacuzzi, se agarró el pelo en un moño imperfectamente alto e indicó con el dedo índice a Alfred que se acercase a ella.
Se sentía un pelele que obedecía todo lo que le decían, pero no podía ser otra cosa ante la chica que tenía delante.
Se desabrochó la camisa, se quitó las zapatillas para continuar con el pantalón y entró a la otra punta de donde ella estaba.
Rió, la estaba desafiando, así que ella no iba a hacer otra cosa que seguirle el juego.
Comenzó a mojarse la nuca que previamente había estado besando el chico, mientras se abanicaba con la mano mostrando el calor que tenía. A su vez, Alfred se relamía los labios ante la escena que tenía delante de sus ojos.
Pasó de juegos y se acercó poco a poco a ella mientras esta mostraba en su rostro las ganas que tenía de recibirlo. Eso le estaba volviendo loco.
Rostro a rostro separados por unos milésimos de centímetros sus respiraciones iban uniéndose hasta ser una sola. Bella, mientras se besaban, abrió las piernas permitiendo a Alfred colocarse en mejor posición. Ambos sexos se rozaron por encima de la poca ropa mojada que llevaban y un suspiro salió por la boca de Alfred pasando a recorrer la clavícula de la joven mientras esta apretaba el cuerpo del chico contra el suyo.
Las caricias entre ambos iban fluyendo a la par que los besos. Hasta que la mano de Alfred deslizó uno de los lazos de la parte baja del biquini de Bella preparado para ir más allá. Pero, solo necesitaba la aprobación de ella para poder continuar, una aprobación que recibió nada más conectaron miradas. Introdujo un dedo haciendo que la joven soplase y, sintiendo lo preparada que estaba, terminó de estar él preparado. Un segundo dedo no tardó en aparecer mientras incrementaba la velocidad.
Casi casi al mismo tempo que salían las burbujas del jacuzzi se movía la mano del chico terminando de preparar a la joven. La chica le indicó que ya estaba más que lista cuando los calzoncillos de Alfred desaparecieron en la batalla, al igual que la parte baja de Bella.
Se terminó de hacer hueco entre sus piernas mientras acariciaba sus muslos y llenaba de besos su cuello para después introducir su miembro, poco a poco, dentro de Bella.
Esta cerró los ojos por inercia mientras Alfred comenzaba a moverse, hasta que él se acercó a su oído:
- He visto demasiado dolor en esos ojos, ahora déjame ver la felicidad en ellos, por favor - le susurró a la chica.
Bella, de inmediato los abrió y le hizo caso, dejó ver cómo sus ojos se llenaban de felicidad, la misma que intentaban expresar durante todos estos días y, por fin, habían podido.
Y entre besos, caricias y mucha felicidad, Alfred y Bella consiguieron terminar de abrirse el uno al otro, con la luna de testigo, el mar de banda sonora y el jazmín de recuerdo.
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Es uno de los capítulos que más me ha gustado escribir, jo.
El maratón continúa!!!! Esta solo es la segunda parte jejejjeje
¿Qué os parece la relación Gala-Dylan?
¿Y el avance que han hecho Bella y Alfred?
Ayyy, si tenéis alguna duda podéis encontrarme en Twitter como: @ ekalbii
¡Un besazo!
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CREMA
Fiksi PenggemarBella está a punto de romper con todo en su vida. Lo que no imagina es que el destino pondrá a Alfred en su camino para que queme todo su pasado y barra las cenizas de sus miedos.