Ella era más que una cara bonita.
Su aspecto físico jamás se va a comparar a la belleza de su corazón y ni hablar de su impresionante bondad.
A ella le gustaba el chocolate, bailar, hacer música, leer, invitar a comer a los niños que estaban en la calle, adoptar a todos los perros callejeros, visitar asilos para que los de la tercera edad no se sintieran solos, siempre trataba de poner la felicidad de otras personas antes que la suya.
Más que sentir un vacío siento una enorme culpa.
Me gustaría saber en donde se encuentra, si estará bien, si ya comió, quiero destruir todo, quiero que ella esté junto a mi y me diga que todo ha sido un mal sueño.