Lamento la tardanza mi moonies. (aclaro que esta historia ni los personajes me pertenecen)Pov Zafiro
Tres días.
Dicen que una noche es suficiente para conquistar un reino, si se tiene todo planeado, pero me parece inverosímil salvar un país entero en solamente tres días.
Suspiro y me doy cuenta de que, bajo mis manos, tú te quejas. Perdóname. Siento los dedos torpes y entumecidos sobre tus cuerdas, como si fuera la primera vez que te toco. Me detengo. No te mereces la tortura de un mal amante tratando de sacar de tu hermoso cuerpo notas quejumbrosas.
Te aparto a un lado, dejándote con cuidado sobre la piedra muerta, y escucho el silencio para despejarme. He pasado una mala noche, dando vueltas en la cama mientras pretendía conciliar un sueño en el que apenas si he podido sumergirme hasta que el sol estaba a punto de salir. Estoy preocupado y no es en vano. En tres días mi suerte cambiará: Serena se marchará a cumplir su deber con Nyran y yo tendré que volver a empezar desde el principio. De nuevo me esforzaré por acercarme al palacio, por encontrar la manera de entrar sin ser visto y arrancar de las manos de la reina ese tesoro tan valioso que sé que está en la torre más alta. Una parte de mí trata de convencerse de que si he podido hacerme amigo de una de las visitantes una vez, bien podría hacerlo de nuevo. Pero la princesa es la única que ha salido alguna vez del castillo y me ha dado la oportunidad de acercarme. Bueno, en realidad vino a mí, para ser exactos. Se plantó como caída del cielo delante de nosotros y se ha dejado llevar desde entonces. Pero no será lo mismo con su prima. Parece altiva y demasiado consciente de su cargo como para simplemente mezclarse entre la gente de la ciudad y pararse a escuchar a un humilde trovador.
Escondo la cara en las manos por un momento e, inquieto, te deposito de nuevo en mi regazo. No. No es imposible. Una vieja amiga solía decirme que nada era imposible para mí. Sí, quizá sea un reto, pero yo nunca he dejado de mirar a la cara a un desafío y no lo haré ahora. Cojo aire y vuelvo a intentar domar la música que sale de ti. Esta vez logro mi cometido. Aunque aún continúo indeciso, las notas que vuelan en tu aliento son armoniosas y ordenadas, temblando en el aire frío antes de dejar espacio para las que les siguen. Poco a poco recupero la calma, aunque sigo sumergido en mis pensamientos.
Me he planteado decírselo. Mirarla a los ojos y confesarle todo lo que me corroe por dentro. Contarle mis secretos y hacerla partícipe de mi plan. Pero sé que si algo falla, si cometo un solo error, la estaré poniendo en peligro, así como a mí mismo. Y, al fin y al cabo, su mente no está a salvo en ese castillo. Algunos feéricos sienten verdadera fascinación por entrar en las cabezas de los demás y leer sus secretos y pecado más ocultos. De hecho, es una de las estrategias que utilizan en la guerra: entrenan a sus hombres para que puedan destruir no solo con la espada y el arco, sino también con la mirada y las palabras.
¿Crees que me entendería, de todas formas? Es una desconocida, al fin y al cabo. Una desconocida a mi causa, a nuestra causa. Ella jamás ha estado en Astrea. No ha corrido por sus campos bordeados por mar ni ha aprendido el delicado arte de la magia en nuestras torres de hechicería: no sabe cómo coser ropa que le quede bien a todo el mundo, ni engañar al ojo con pociones prohibidas entre los humanos. Ella no entendería... al fin y al cabo, trata a hechiceros y humanos como si fueran la misma especie, cuando nosotros nos consideramos diferentes: nunca hemos creído que formemos parte de la misma raza.
--¿Zafiro?
No sé qué me sorprende más: si escuchar mi nombre en su voz o que se haya colado en el claro sin que yo la haya escuchado o sentido. Normalmente siempre estoy preparado, con la guardia alta, pero esta vez he debido de despistarme: ¿cómo he podido relajarme de esta manera? Le echo la culpa a la falta de sueño y dejo que la música muera y tú te quedes quieta y callada entre mis brazos. La última nota que atrapo entre tus cuerdas parece completamente fuera de lugar, poniendo un extraño punto y final a la canción.
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Secretos de luna llena: Alianzas
FanfictionAclaro que la historia no me pertenece es una adaptación de la Obra Alianzas de Iria G. Parente y de Selene M. Pascual. tampoco los personajes me pertenecen si no a Naoko Takeuchi. Una historia llena de amor, traiciones, alianzas entre enemigos y mu...