Capítulo único

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Planificación y detalles.
(se sitúa tras la cuarta temporada, posiblemente unas semanas después, manteniendo el canon de la serie).

**

Sherlock Holmes está feliz. Mycroft se pregunta cuánto durara esto.

Hay una delgada línea entre la verdad y la ignorancia y Sherlock está a nada de cruzarla; de percatarse de su, pequeño o no, enamoramiento hacía el Dr. John Watson. Porque podrá ser un gran observador y el mejor detective consultor de toda Europa, pero Holmes, el pequeño Holmes, poco sabe sobre sus propios sentimientos. Sentimientos humanos, bizarros. No es una sorpresa, claro, basta con remontar cada encuentro, charla y mirada entre su hermano y John.

Pocos tocan el corazón de Sherlock Holmes. En esta historia (y en muchas otras, seguramente), solo John lo ha logrado de esa manera. Mycroft, bendito hermano, está preparado para que Sherlock despierte, arrastre sus piernas hasta el comedor con Mary en su silla entrenadora y cuando John le sonría en una vaga interpretación de "Buenos días", termine por llegarle desde su palacio mental la grave voz de Moriarty canturreando: "¡Sherlock Holmes está enamorado!"

No hace falta que grite de quién. Sherlock mirará a John con los ojos desorbitados, tenso y sin mover un solo músculo, y dirá, sí:

—Cállate.

**

Pasan dos cosas (más) esa mañana. Mary no come su papilla de zanahorias y Sherlock ha dicho "cállate" como si John hubiera abierto la boca.

—¿Perdón? —pregunta y le da esa mirada de ceja alzada y boca torcida, todo John en los momentos donde es, en realidad, él quien ha dicho algo fuera de lugar—. ¿Quieres evadir tus vegetales? No vamos a pelear por ello, cometelos, Sherlock.

—No te hablaba a ti. —En voz baja, demasiado conmocionado para reaccionar—. Debo irme.

—¿Hay un caso del que no me hayas hablado? Podrá esperar después del desayuno, Sher...

Si espera después del desayuno, va a tirarse de un edificio.

—¡Al diablo con las zanahorias!

**

Mycroft tiene el teléfono a la mano cuando recibe la llamada de Sherlock.

—Hermanito —dice Mycroft y Sherlock se detiene en el umbral de la puerta, con su ceño fruncido observa el auto de Gary en la acera y a éste esperándolo allí—. Vamos...

—¿Lo tenías todo planificado? —exige saber, molesto—. ¿Desde cuándo?

—Tú puedes deducirlo, Sherlock. Ahora entra al auto y sé amable con Greg.

No quiere ser amable. Está irritado y algo triste, allá donde se supone que no hay nada está un corazón que bombea sangre y luego, están sus sentimientos desplazándose libremente. Moriarty sonríe, cínico, pero cuando habla suena cariñoso e indulgente (John no va a enojarse) y está siendo más amable que Molly (oh, Sherlock) y el resto (muecas).

Greg lo trae degreso cuando la cosa en su palacio comienza a estresarlo.

—Mycroft me contó de esto... y, Sherlock, ¿tú crees que John, él...? —No recibe una respuesta así que añade—: ¿Esto cambia algo? Los he visto y parecen, bueno, una pareja. Una real.

Sherlock no necesita saber si parecen o no pareja. El apogeo de ellos como una ya ha pasado. Él no necesita- él no quiere perderlo otra vez.

—No lo sé, pero saberlo es distinto a vivir en ignorancia.

De planificación y detalles | 𝑱𝒐𝒉𝒏𝒍𝒐𝒄𝒌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora