Sin duda alguna, aquellas eran las vacaciones más raras que había tenido en su vida.
Después de lo ocurrido en la playa se sentía un poco culpable. No porque en realidad tuviera la culpa de las cosas raras que pasaban entre aquellos chicos, sino porque de cierta forma sabía que si él no estuviera de por medio, seguramente se ignorarían y las cosas no pasarían a más.
Meditó por varios momentos en silencio en la habitación de hotel, pensando en alguna manera de compensar las cosas, pues después de volver al hotel cada uno tomó su rumbo y no había absolutamente nada más de que hablar, era como si fueran totalmente desconocidos, aunque a ese punto no podía asegurar de que los conociera realmente después de todo lo que había visto.
Salió de la habitación en busca de los chicos sabiendo que quizá podría convencerlos de comer algo, ya que después de lo sucedido nadie se había tomado el tiempo de probar nada exquisito o exclusivo de la isla, pero ya era demasiado tarde como para no disfrutar de las vacaciones como se debía, por lo tanto alguno debía tomar la iniciativa, y por alguno se refería a él.
Se acercó a la puerta de la habitación donde se suponía que ellos debían estar pero todo estaba silencioso. No pudo evitar fruncir el ceño al darse cuenta de aquello.
¿Silencio? ¿Era posible en un lugar donde estuvieran esos dos?
Sabía que no era de su incumbencia, pero la curiosidad estaba matándolo así que con mucho cuidado comenzó a girar el pomo y aunque su consciencia le decía que eso no era correcto, su curiosidad lo alentaba más y más, hasta que vio una escena que no estaba preparado para ver.
Ambos chicos estaban en la misma cama, durmiendo como bebés y abrazados mutuamente como si fueran hermanos o amigos de toda la vida.
Su quijada casi cayó al suelo al ver la manera tan pacífica en que dos personas podían estar mientras dormían después de haberse hecho rodar mutuamente por la arena a punto de matarse, literalmente.
Su sorpresa casi lo hizo soltar una maldición pero decidió retroceder y cerrar la puerta aunque para su desgracia no midió la fuerza con la que tiró del trozo de madera y acabó causando un estruendo que desencadenó otro, proviniendo de adentro de la habitación. Por la experiencia que tenía con ambos dedujo que posiblemente aquello se tratara de un choque de frentes, de puñetazos o de una buena caída. Cada despertar podía ser distinto con ellos, pero ninguno era bonito.
— ¿Qué demonios haces? —gruñó Changkyun— ¿Por qué me estabas abrazando?
Él escuchó y se sentó en el sofá fingiendo seriedad mientras suponía leer algo en su celular para que su intromisión no fuera descubierta.
— ¿Yo, abrazarte? —respondió Minhyuk— no seas ridículo.
En ese momento ambos parecían querer seguir con su discusión al igual que siempre y hubiera sido así de no ser porque al salir de la habitación se encontraron con un tranquilo Jooheon fingiendo perfectamente que estaba leyendo ahí desde hace mucho y que no había visto ni escuchado nada de lo que dijeron.
— Oh... —fingió sorpresa al verlos y sonrió— chicos ¿como están? —los miró a ambos y ellos no supieron que responder debido a que no sabían que tanto había escuchado su jefe de la fugaz pelea al levantarse— estaba leyendo que hay un buen menú de cosas exclusivas aquí... —señaló el teléfono sin mostrar la pantalla para que no vieran que en realidad estaba navegando en la página de animes— estaba pensando en que quizá podríamos probar algo nuevo.
Se quedaron en silencio un rato y tomaron asiento uno al lado del otro en el sofá que estaba frente a Jooheon.
— Yo... ¿Qué cosas nuevas? —preguntó el curioso Minhyuk.
Por fin iban a tener una charla normal o al menos eso era lo que parecía, así que Jooheon no pudo evitar su inexplicable alegría de que se completaran como personas civilizadas.
— Bueno, pues yo decía... —intentó explicar pero fue interrumpido.
— ¿En serio, Lee? —arqueó una ceja mirando a Minhyuk— ¿Cuestionando al jefe? No veo tu determinación... —soltó en tono sarcástico y luego miró a Jooheon— lo que usted pida estará bien para mí señor Lee.
Tuvo miedo de hablar. Literalmente.
Parecía que cada cosa que hiciera o dijera desencadenaría algo más entre esos dos y seguía sin entender el afán de pelearse por todo y por nada. Es decir... ¿Qué ganarían? Estaban en una isla exclusiva, en el mejor hotel de la isla en unas vacaciones con todo pagado y se esmeraban una y otra vez en ganar las mini peleas que tenían y en complacerlo, en vez de centrarse en disfrutar de todo lo que había a su alrededor.
¿Acaso podía haber gente más extraña que ellos?
— Bueno... —se rascó el cuello sin tener mucha idea de qué decir, pero para su fortuna o desgracia, una llamada de su amigo y socio lo sacó de aquella tensa situación— oh, debo contestar... —señaló su celular y se puso de pie dirigiéndose justo al ventanal que tenía vistas a la playa— Wonho...
En ese momento escuchó un par de risitas del otro lado de la línea y no pudo evitar rodar los ojos.
— Ah, hola Joohoney... ¿Cómo estás? —saludó su animado amigo desde el otro lado— ¿Estas viendo el atardecer justo ahora o estas dentro de un spa?
Él soltó una risita molesta y luego miró hacia atrás donde aquellos dos parecían estar discutiendo de nuevo.
— Ah... Ya quisiera... —volvió a reír con molestia— no he comido bien, no me he relajado, no encuentro mi anillo desde que fui a la arena y tampoco he podido dormir como quisiera... estas son las vacaciones más tensas de mi vida... —masculló entre suaves risitas a propósito para no ser escuchado por sus compañeros, si es que les podía llamar así— recuérdame por qué no te he asesinado.
Escuchó una carcajada del otro lado.
— Porque me amas... —se burló— Oh vamos, no puede ser tan malo. Las vacaciones son para relajarse, no para estresarse...
En ese momento miró atrás y notó la fija mirada de ambos mientras discutían.
— Señor Lee, iré a la playa un momento. —le comentó Minhyuk.
— Yo también. —le siguió Changkyun y antes de que pudiera decirles algo ya habían desaparecido de su vista.
Miró la puerta con el ceño fruncido y suspiró.
— Lo dices tú porque no lo estás viviendo... —se quejó, entonces se dirigió al baño— son tan raros.
Wonho soltó una risita.
— Son excelentes profesionales, dales una oportunidad y si son raros como dices, entonces déjalos que hagan las cosas a su manera. —aconsejó— así podrás relajarte, anda toma una ducha, bebe un café y toma una siesta... Entonces, con las energías renovadas ve a tomar un par de tragos y listo. Como nuevo.
Jooheon se rió.
— Tienes una forma demasiado fantasiosa de ver la vida... —le regañó— sin embargo creo que no tengo más opción que tomar tu consejo.
Ingresó al baño y se mojó la cara para despejarse un poco, entonces vio el anillo sobre la encimera.
— Entonces tómalo y cuídate... No dudes en llamar por cualquier emergencia. —le recordó provocandole una sonrisa— pero en serio llama sólo si es emergencia, es que ya llegué a casa con Hyungwon y pues...
Escuchó risitas del otro lado y su sonrisa se borró y fue reemplazada por un gesto de desagrado.
— Gracias por el jodido dato que no quería saber... —gruñó aún por encima de las risas de su amigo— tú también cuídate, salúdame a Hyungwon...
Después de una corta despedida de parte de Wonho la llamada finalizó y él se quedó viendo frente al espejo. Quizá la idea de una ducha y una siesta no estaba tan mal, así que se desvistió y por primera vez en mucho tiempo tomó una ducha de esas de estilo karaoke donde liberó mucho estrés para finalmente tomar una fresca siesta en su cama de hotel.
Si tan solo le hubiera
comunicado a Wonho que su
anillo ya había aparecido...
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¡Elígeme a mí!
FanficTodo inició con aquel mensaje enviado desde el correo de su jefe, entonces el juego comenzó. Era una competencia y alguno debía ganar.