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Un sonido repetitivo y agudo hacía que su cabeza quisiera estallar. Había iniciado momentos atrás y parecía que nadie en el bendito universo aparte de él, podía apagarlo, porque básicamente nadie lo hacía.

Palpó con sus manos en direcciones al azar para encontrar el causante de su fuerte malhumor y al no poder encontrarlo, abrió sus pequeños ojos que lucían aún más pequeños por causa de la hinchazón, sólo para enterarse de que efectivamente era celular timbrando a causa de una llamada de Wonho y también se enteró que estaba en el hotel a pesar de no recordar haber llegado ahí.

Confundido pero con insuficientes ánimos para analizar, procedió a responder de una buena vez a quien era encargado de sus mejores y peores momentos, sin excepción.

— Tú... —le gruñó apenas escuchó la intensión de saludo que tuvo Wonho.

— ¡Oh!, Jooheon... —respondió Wonho al darse cuenta, pues de tan bien que conocía a su amigo y casi hermano, sabía perfectamente que aquel nivel de malhumor se alcanzaba únicamente con una buena resaca— ¿Tú? ¿Bebiendo? —soltó una risita burlona— Oye, no es justo. Te he pedido que salgamos a beber muchas veces y siempre me dices que no, y cuando aceptas, apenas bebes una copa y no más. —suspiró con fingida pena— que envidia tengo de esos chicos...

El malhumorado Jooheon quería decirle mucho, pero el dolor de su cabeza era mayor.

— Solo cállate. —le gruñó— todo esto es tu culpa y de ellos... —cerró los ojos un momento para hacer una pausa por culpa de su dolor de cabeza— por sus bocotas estoy así. Tú por invitarlos y ellos por llevarme a ese lugar de...

Escuchó una risita del otro lado del teléfono ante su nueva pausa por el dolor y solo pudo suspirar.

— Oh, Jooheon... No te amargues. Mira el lado positivo. —canturreó el alegre Wonho— Estoy seguro de que te divertiste mucho para acabar así. Y en cuanto a los chicos...

Jooheon frunció el ceño sin ánimos de pensar o suponer la continuación de esa frase.

— ¿Qué? —exigió impaciente.

— Bueno, recuerda lo que hablamos... —pidió en tono leve— Dijiste que aceptarías llevarlos a ambos para medir sus capacidades de asistentes y al volver decidir a cuál dejaras en la empresa trabajando para ti.

El menor se sorprendió al recordar sus propias palabras y suspiró. Se había acostumbrado tanto a ver a esos dos juntos y peleando que incluso se le hacía difícil imaginar un futuro cercano en el que uno estuviera solo y el otro quien sabe donde.

— Ah, eso... —respondió finalmente después de un largo rato de silencio— lo decidiré después. Por ahora déjame decirte que tu gran idea ha sido lo más caótico que me ha pasado últimamente.

Wonho rompió en una carcajada que no pudo disimular y eso molestó a Jooheon quien ya estaba bastante irritado.

— En mi defensa diré que te prometí que no estarías solo en las vacaciones, no te dije que serían lindas o relajantes. —le respondió con ganas de seguir molestando.

— Wonho, mis vacaciones han sido de todo menos relajantes. —le gruñó a punto de tirar el inocente celular por el balcón— La próxima vez que tengas una idea de ese tipo es mejor que te la guardes y en su lugar te vayas a hacerle trenzas a Hyungwon antes de que te agarre por el cuello y te asfixie.

Sin más animos de soportar y en medio de la contagiosa risa de su amigo, cortó la llamada. Sentía que Wonho a veces era un dolor de cabeza, pero se contradecía en sus acciones cuando se encontró a sí mismo viendo el celular con una leve sonrisa y con su feliz amigo en su nueva etapa, en la mente.

Bueno, esa era la mitad de su pensamiento. La otra mitad se llenaba con sus propias palabras que Wonho le había hecho recordar.

¿Decidir por alguno? ¿Cómo?

Se levantó de la cama con dificultad e hizo su rutina mañanera en modo hard y no fue hasta entonces que por fin salió de la habitación con una idea clara en la mente; el próximo que hiciera una mala acción o algo que lo irritara, ese sería el despedido.

Suponiendo que su problema se había resuelto, se encontró con algo diferente. Ninguno de los chicos estaba merodeando por ahí, tampoco estaban discutiendo o en la habitación. Simplemente lo estaban.

Extrañado por aquello los buscó en todas partes y lo único que pudo encontrar fue un buen tazón de ramen bien hecho, que sabía que le caería de maravilla a su resaca y que por varias razones también sabía que había sido dejado ahí intencionalmente para él.

Comió, se dio un baño y después de vestirse y acabar con aquellas pocas actividades en medio del abrumador silencio, no tuvo otra opción que salir de ahí en busca de los chicos que juraba que no soportaba.

No le costó demasiado encontrarlos, no es como que ellos se estuvieran escondiendo. Simplemente estaban ahí, recostados en las sillas de playa cortesía del hotel, seguramente también pasando por la resaca. Al ver la imagen delante de él, no supo cómo sentirse. Eran tan extrañamente relajante que llegaba a confundirlo de mil maneras.

— Hola... —saludó al llegar junto a ellos, sintiéndose ridículo.

Ellos no se inmutaron demasiado, seguían recostados sobre las sillas de playa y en cuanto supieron de quien se trataba, ambos volvieron a cerrar los ojos, volviendo también a la pacífica posición en la que estaban antes de su llegada, simplemente escuchando el mar de fondo.

— Buenas tardes señor Lee... —susurró Changkyun sin prisas— ¿descansó bien?

Al ver aquella actitud, Jooheon decidió tomar asiento en la silla de en medio que parecía haber sido dejada libre intencionalmente para él, o quizá esta vez sólo se trataba de que ellos se soportaban entre sí pero no al punto de sentarse justo al lado, cualquier suposición era válida en ese momento.

— He dormido bien. —notificó mirando hacia el mar— Ni siquiera sabía que había dormido tanto hasta que me levanté y vi la hora...

Antes de poder continuar, Minhyuk le hizo la siguiente pregunta.

— ¿Le ha gustado el ramen? —él soltó un sonido en aprobación y se sorprendió cuando vio que algo tan simple como ello llegaba a provocar una leve sonrisa en Minhyuk— que bien... Eso es bueno.

El silencio reinó entre ellos, siendo roto únicamente por el incesante sonido de las calmadas olas.

— Chicos... —les llamó, aún dudoso de decir o no lo que estaba pensando— Sobre...

El sonido de un ave le hizo callar y acabó por suspirar. Aquel momento parecía demasiado tranquilo como para echarlo a perder, así que simplemente se recostó en la silla también y se quedó ahí viendo el cielo. Sintiéndose agradecido y al mismo tiempo sabiendo que aquellos eran los últimos momentos de sus vacaciones.

Miró a ambos lados y sonrió sin querer sólo porque se sentía de alguna forma agradecido. Suspiró y cerró sus ojos sin importarle que ya estuviera anocheciendo de nuevo y que había dormido básicamente todo el día.

Solo quería quedarse ahí,
y lo hizo hasta la madrugada.

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