Juliana llevaba dos días sin aparecer por su casa, claro que no sin antes mencionarle algo a vago a su amiga sobre su ausencia, y pese a que sabía que no tenía nada que ocultarle, el sentimiento de culpa había sido más grande y la había impulsado en dirección contraria a la única persona que la podía ayudar a dejar de lado ese sentimiento.
Esto llevó a que la chica llevara días durmiendo en su carro, estacionándose en un parque a unos minutos de la universidad, llegando en esas condiciones al día en que debían presentarse en las carreras clandestinas, esas que habían condenado su futuro en muchos sentidos, y también, condenando su amor.
—Mi amor. — Los labios de Camila impactaron en su mejilla, sacándola por completo de sus pensamientos.
—Hola bonita. — La morena se volteó para recibir un segundo beso en sus labios, capturando las manos que minutos anterior habían rodeado su pecho. — ¿Cómo te fue en la clase?
—¿Adivina quien fue la mejor calificación de la clase? — La pelirroja demostraba un entusiasmo que a la morena le flaqueaba, cosa que no pasó desapercibida para Camila.
—Supongo que tú, después de todo eres la mujer más inteligente que conozco. — Camila solamente asintió con una sonrisa en los labios, sintiendo como Juli la tiraba para pegar sus frentes de manera tierna. — Felicidades amor.
—¿Te pasa algo? — Preguntó con curiosidad, sin embargo, la única respuesta fue una negación lenta por parte de la morena. —Amor dime la verdad.
—Peleé con Natalia. — Mintió, sintiendo el sabor amargo subir por su garganta.
—¿Por qué? — El temblor de las manos de Juliana solo hacían ver que las cosas eran graves. — Solo si me quieres contar.
—Fue una idiotez, me hizo una broma y la traté mal, le dije cosas que no debí haberle dicho y ahora no sé como volver a la casa. — Nuevamente, cada palabra le hicieron sentir un sabor amargo en la boca, sobre todo por el hecho de que mentirle a Camila, era lo que más había hecho últimamente.
—¿Cómo que no has llegado a tu casa? — La voz de Camila solo transmitía sorpresa, señal de que la pelirroja lo había creído todo. — ¿Dónde has estado durmiendo?
—En el carro, a unos minutos de la universidad. — Era la primera verdad que decía en horas, y, sin embargo, no había sido suficiente para mitigar ese mal sabor de boca que le había quedado.
—Esta noche, si no irás a tu departamento, dormirás en mi casa. — Camila vio como la muchacha iba a protestar, así que solo tomó su mejilla e inclinó su rostro lo suficiente como para besarla con ternura, empujando sus quejas hasta el final de su corazón. — No quiero que protestes, y no te estoy preguntando, solo quiero que me prometas que, si no irás a tu departamento, irás a mi casa. — Otro beso fue depositado en la frente de la morena. — No quiero que duermas en tu coche otra vez.
Juliana asintió, luego vio la hora que marcaba su malgastado celular, era casi la hora en la que debía irse a casa, y pese a eso, no quería dejar ese calor que le transmitían los brazos de Camila, era como si ese simple abrazo curara todas sus falencias, espantara todos sus miedos y por, sobre todo, le hacía valiente.
—Está bien amor. — La morena se dio vuelta con suavidad, encajando su cuerpo entre las piernas de Camila, abrazándola con tanta fuerza que pareció que todo a su alrededor desapareció, que todas las cosas que las separaban se habían extinguido con solo abrazarse; pronto ese abrazo pareció insuficiente y sus labios se buscaron con desespero, entrelazando sus lenguas con tanta añoranza que parecía que habían pasado meses desde la última vez que se besaron. — Lo prometo.
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Accidentes del destino - (Ventino) [Jumila]
RomanceJuliana no esperaba encontrarse con la persona a la que más daño le había hecho, Camila se encontró con quien más odia, ninguna de ellas sabe quién es la otra, pero cuando los corazones llaman, simplemente se encuentran, es aquí, cuando el peso de u...