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El día apenas comenzaba y todo parecía ir de maravilla, la llamada de la universidad que tanto esperaba por fin llegó. La oportunidad de su vida estaba a la vuelta de la esquina, tenía tres semanas para preparar su ida a Seúl, por el momento mantendría el trabajo que consiguió un poco de dinero extra no le vendría nada mal considerando los gastos que tendría debido al viaje.

La semana anterior conoció más a fondo a los pequeños de la escuela, habían entrado en confianza. Le costaba creer que se tomó el tiempo para preparar una clase, hasta ahora la maestra Jiae era la encargada de decirle que hacer, pero ahora preparo todo un tema para tener entretenidos a los niños.

La carrera que decidió estudiar estaba basada en la fotografía, quería compartir con los pequeños todo lo que aprendió. Preparo fotografías en distintas escalas e hizo un collage con ellas, les explicaría como se sacaban las fotos, los pasos que debían seguir y todas esas cosas. Parecía un poco aburrido pero el se había tomado el tiempo de inventar toda una historia para hacer más didáctica la clase, estaba tan ansioso por llegar y dar su clase. Al momento de tomar el bus vio a un rincón de este a Jihyun, echo bolita viendo sus pequeños dedos como si fueran lo más interesante del mundo, toda la felicidad que su pequeño rostro expresaba se habia esfumado, no había rastro de ella. La tristeza lo consumía y eso sólo logró partir su corazón en mil pedazos, ningún niño tenía derecho de sufrir el pecado más grande que el ser humano podía cometer era quitarle la sonrisa a un niño, ellos eran lo más parecido a los ángeles que era injusto verlos así, deprimidos sin ese brillo que los caracteriza.

Decidido a indagar sobre el comportamiento del pequeño, se adentro en este dispuesto a tomar asiento junto a él. En cuanto lo hizo se dio cuenta que estaba tan perdido que no se percató de su presencia. Debatió consigo mismo si era buena idea entrometerse en los asuntos del pequeño, quizo desistir y dejarlo pasar pero su curiosidad era más fuerte que optó por continuar con su propósito.

—Hola Jihyun —saludo sigiloso de no sonar desesperado por oír la voz del niño.

Este volteo a ver quien osaba molestarlo cuando ese día era el peor de todos. Al ver que se trataba de su maestro favorito cambió su expresión y se permitió sentir esperanzas, al fin y al cabo su día no estaba totalmente arruinado.

—Maestro TaeTae ¿Qué hace aquí?

—Lo mismo que tú —la carita de confusión lo mató de ternura. No había niño más lindo que el que tenía en frente.— voy a la escuela.

—Si usted toma el mismo bus que yo... Eso quiere decir... ¿Vive en la misma zona?

—Al parecer si —esa sonrisa de conejo era lo que más le gustaba de él. Se mantuvieron en silencio por un breve momento compartiendo sonrisas, hasta que decidió preguntar eso que desde aquella vez le dejó pensativo.— ¿Tus padres no vienen a dejarte a la escuela? —la sonrisa desapareció, entonces entendió que ese tema era delicado.

—Ellos... —se quedó pensativo viendo un punto fijo en la ventana, algo definitivamente no andaba bien— ¡Oh! Mire maestro un gato negro —comentó de repente señalando al animal en la calle. Al ver que no quería hablar del tema decidió no insistir, lo menos que quería era atosigarlo con preguntas ya tendría tiempo de averiguar sobre la vida del pequeño. No era nadie para hacerlo pero algo no le gustaba y hasta asegurarse de saber que pasaba no se quedaría tranquilo.

—Lee Sung Min.

—¡Presente!

—Jeon Jihyun —silencio. Otra semana en que su pequeño favorito no estaba.

Cabizbajo tacho una x marcando su falta, algo no andaba bien de eso estaba muy seguro, la última vez que lo vio estaba mucho más triste que aquella vez en el autobus. Tenía las esperanzas de verlo camino a casa pero simplemente no había rastro de él.

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⏰ Última actualización: Sep 13, 2020 ⏰

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Mi Ángel «Kim Taehyung»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora