Simulacro

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Una eyaculación fuerte fue seguida de una impresión de espanto, se lo estaba pasando tan bien que el sonido fuerte le asustó, ¿sería aquella la señal del medio día?, imposible, Caroline había llegado a las doce con cinco minutos. ¿Una alarma de incendio?, el sonido tampoco coincidía con aquello.

Salió de Caroline rápidamente, se acomodó sus ropas con premura, casi olvidó por completo lo que había estado haciendo un minuto atrás.

-¿Qué sucede?-preguntó la rubia quien se encontraba desnuda y sentada sobre sus pantorrillas en el buró, dándole la espalda a Alex.

-No lo sé, pero lo que sea que esté pasando, ándate de aquí. - Respondió el hombre arrojándole el vestido que acababa de recoger del suelo.

-Eres un desgraciado. – soltó con ira la fémina.

-No ahora, te lo estoy diciendo por tu puto bien, ¿Me entiendes? – elevó la intensidad de su voz el de piel clara.

- ¿Tienes miedo de que alguien se entere de lo que acabas de hacer conmigo? - Replicó la rubia para provocarle a furia.

- Tengo miedo de que alguien te encuentre aquí y te mate. – manifestó el de ojos cafés mientras ayudaba a la otra a subir el cierre de su vestido sin un ápice de delicadeza. "Puta de mierda", pensó.

La mujer terminó de vestirse justo a tiempo para no ser descubierta por el hombre que acababa de entrar por la puerta en busca de Alex.

-Señora, Buen día. ¿qué hace acá?, debe abandonar las dependencias inmediatamente. Llamaré a alguien para que la lleve a casa. – ordenó el recién llegado con tono de autoridad haciéndola por fin entrar en razón.

Todo pasaba tan rápido que el hombre no alcanzó siquiera a percibir el olor a sexo que inundaba la oficina, para fortuna de ambos.

Fuera del lugar se estaban dando cosas terribles, los militares habían tomado el poder mediante el uso de las armas, fue todo tan paulatino, la gente se había acostumbrado tanto a verlos rondar por las calles, estando por ahí, estaban tan insensibles que ni siquiera notaban lo que ocurría frente a sus narices, solo lo supieron cuando se dieron a conocer los comunicados a través de diversos medios de comunicación.

Incluso Alex no lo sabía, ¿por qué se le ocultaría información tan importante?, se preguntaba.

La verdad es que Dave lo sabía todo, con lujo de detalles, pero no dijo una sola palabra a nadie y aunque el azabache debería haber sabido de esto, el pelirrojo prefirió mantenerlo alejado, conservar todavía la inocencia que aún quedaba en su cerebro y que disminuía con el paso de los días, en su lugar había miles de jóvenes obligados a hacer cosas indecibles utilizando la coacción y la coerción.

De pronto a la figura de Graham vino a su memoria, dónde estaría ese muchacho que a sus ojos era tan pequeño, pensó en él y en todos los posibles escenarios que podría estar enfrenando mientras daba vueltas a paso acelerado e impaciente por todo el cuartel, sin tener mucha claridad ni instrucciones de qué era lo que debía hacer, más lo que ignoraba era que la fijación de Dave por el menor en esta ocasión le había traído el beneficio de ser castigado.

El pelirrojo sabía lo fácil que era encontrarlo en falta con esa actitud que solía tener, fue fácil convencer a alguien de encender su ira y obligarle a enfrascarse en una pelea absurda, así que de esa forma se encargó de que a la hora precisa se encontrase encerrado dentro de un calabozo del regimiento y de que fuera liberado (e informado de que el mismísimo Dave había sido quien levantó su castigo) a la hora precisa para no tener que ser participe de nada de lo que fuese a suceder.

Saliendo de su celda fue encontrado por Alex quien le abrazo con fuerza y alivio combinados, mientras le explicaba la situación y sus motivos de preocupación.

NA: cáp qliao megda!

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