Car
Me despierto, como siempre a las 5:00 a.m, todo por mis putas pesadillas que no me dejan dormir, así que hago una de las cosas que mejor se me dan: me planto mis deportivas, mi música y salgo a correr a ver si me despejo.
De repente me salta el tono de llamada de mi móvil, mi madre
—¿Qué ocurre? — digo con tono cansado
— Car son ya las 8:00 de la mañana, deberías dejar de correr y venirte para aquí, desayunar e ir a donde ya sabes.— a veces no aguanto a mi madre, lo pesada que es, pero es normal, así sin las madres ¿no?
—Buenos días— dice mi madre con una sonrisa.
—Buenos días, enana—dice mi hermano Elijah, tan pesado como siempre
—Te he dicho que no me llames así, ya tengo 18 años, gilipollas.
—¡Vaya, como te has levantado hoy! —dice siguiendo con el tema.
— ¡Basta ya, callaros los dos! —manda mi madre.
— Caray, debería quedarme o irme— dice Phoebe, mi hermana la mayor, la que ya es madre con sus hijos y su marido Steve.
—Bueno venga, que es domingo y toca nuestro desayuno—mi madre hace sus grandes desayunos de los domingos: zumos de naranja, tortitas, gofres y creeps(al ser en total unos 9 más o menos).
—Bolsa de aseo, toallas, cargador, bolsos, la maleta...
—Ya se lo llevo si se le olvida algo y tranquilicese señora Wilson— dice Justin, mi novio.
— A estas alturas creo que ya me podrías llamarme Phoebe.
—Si seño... Quiero decir, Phoebe
—Bueno ¿estas lista? — dice con mucha energía.
— Si, venga, Spencer estará esperando. — Me hago una coleta, me planto mis convers negras, pantalones rosas con una camiseta estampada y me dispongo a montarme en el coche.
—Elijah, te dejo mi vespa verde, como le pase algo, aunque sea lo más mínimo, te perseguiré y te mataré—digo en tono de advertencia.Son las 10:00a.m cuando veo a mi amiga alta de pelo negro y flequillo esperándome con un vestido de rayas y converse rojas.
— Car, tía que puntal— me dice estrechándome contra ella— venga que vamos bien de tiempo y hay que hacer de todo.
—¿Lo llevamos todo?
—Si
—¿Segura? Es que como nos pase algo y lo bien que lo estamos haciendo...
— ¿Se puede saber que te pasa?— digo, quedándome con una cara pasmada.
— Quiero que todo vaya bien—empieza a sudar
—¿ Podrías no montar, un numerito?— digo intentando no estrangularle y no ir a la cárcel.
— No lo hago, nos ha costado mucho todo: que nos dejen irnos, el piso, la cuidad, las becas...
— Puedes confiar en mi, por favor. Todo irá bien te lo prometo, así que tranquila, te lo prometo— asiente con un resoplo.
Las siete horas desde Madrid a Nueva York se me están haciendo eternas, me he terminado la serie, el libro también, así que decido escuchar un poco de música, para dormirme, aunque no debería por las pesadillas.
De repente salta el aviso del comandante diciendo que vamos a aterrizar, así que despierto a Spencer para que se espabile y que se abroche el cinturón. Cogemos un taxi y nos lleva hasta el piso que hemos alquilado: es en el barrio Dumbo, no lo hemos visto pero mi madre nos lo ha explicado y dice que es fantástico que le mereció la pena ir a verlo por nosotras.
La cola para la cinta de las maletas es inmensa, la gente va muy agobiada, aunque creo q así es o será Nueva York, por lo menos de ahora en adelante para nosotras.
— El piso tiene buena pinta por lo que me h contado mi madre, y dice que el barrio es tranquilo.
—Pues eso espero porque lo que más necesitamos es concentración—digo, sonando más nerviosa de lo que parece.
Al fin llegamos, subimos a las escaleras y esperamos a que nos habrán la puerta y...
—¿Qué queréis? No quiero nada de papeletas ni nada—dice este chico: por lo que parece es un chico de unos veintiún años, es alto pero no tanto, moreno y borde además.
—Genial, lo que nos faltaba ya, venimos a instalarnos, somos las que hemos alquilado el piso, así que no sabemos quién eres.
— Aahh vosotras sois las estudiantes, fantástico—dice con sarcasmo— pues pasad porque temos un problemilla de nada— nos quedamos mirándonos fijamente Spencer y yo a ver que pasa
—¿Pasáis ya u os tengo que hacer una fiesta? —dios, no aguanto a este tío.
— A ver, para empezar: hay tres habitaciones, dos baños, la cocina y el salón, separados por supuesto, y arriba terraza y un despacho pequeño, y...
— Si si ya lo sabemos, nos lo dijo mi madre, algo más.
—Pues si lista, somos tres— y me quedo pasmada.
— Perdona, somos nosotras dos, como no seas tú, espera...¡¿Tu eres la tercera!? No puede ser, es una broma tuya, ¿verdad?
— Si es una broma que no me hayan avisado de que me he quedado sin piso y que tenga que vivir con vosotras dos.
— Por mi vale— y nos quedamos los dos pasmados— mientras que cada uno haga lo que sea con su vida, a mi me da igual
— Spencer, vamos a hablar—cojo a mi amiga del brazo, indignada.
— Será una broma, porque yo no pienso vivir con él, ¿no ves la pinta que tiene?
— Si te refieres por los tatuajes, no debería de ser un problema, tu también tienes.
— No me refiero a eso— no ves lo borde que es y lo desquiciada que pone — digo alterada
— Vamos a ver: estaremos todo el día fuera, volveremos a cenar, a dormirnos y yasta, además seguro que el también estará fuera o más tiempo. No te puedes quejar, llevamos tres años con esta idea, este plan de irnos de nuestras casas y empezar solas y disfrutar también . Me has pedido que confíe en ti, pues ahora confía en mi. Todo va a salir bien, ¿de, acuerdo?—me tomo un momento de pensar.
— Esta bien pero quiero normas, no quiero que este capullo entre en mi cuarto y nos trastoque los planes.
—Vale, aceptamos, pero vamos a pautar una normas de convivencia, todas iguales para todos.— Lo miro con cara d épicos amigos.
—Trato hecho.
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Irregular
Teen FictionCar y Spencer, son mejores amigas, pero ninguna de ellas se espera la sorpresa que les depara : Joseph un chico totalmente diferente a los demás y con lo que hará que te cuestiones hasta lo más obvio y profundo de ti mismo. Inspirada en otras novel...