[day one: first date]

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''giorno, volví a la vida cuando te conocí en nápoles''

[♡]

giorno tiene corazón en la boca. ¿sus mechones dorados se ven bien? de los nervios, sus dedos habían temblado al trenzar su cabello; le preocupaba que su trenza se viese mal. probablemente (y desde luego, la opción más viable) es que a bucciarati le importase tres rábanos su trenza mal hecha.

¿por qué estaba tan nervioso? había visto a bucciarati comer spaghettis y manchar la comisura de sus labios con bolognesa miles de veces. le había visto también, derramar vino en la mesa y comer pastel de fresa. ¡tantas veces había almorzado con él! pero con narancia y fugo discutiendo las tablas de multiplicar al rededor. con las miradas extrañas de abacchio, y los chillidos de six bullets, hambrientos por algo de comer.

giorno hace que el cepillo para cabello que sostiene entre sus manos se convierta en una bonita flor de lavanda. tal vez así podría calmarse un poco. ¿cómo no estaría nervioso, de todas formas? si era su primera cita.

no habría imaginado que sería con el capo de una mafia en un restaurante hogareño y ligeramente fino que de hecho, visitaba habitualmente. pero era una cita después de todo. bucciarati le había dicho que lo era.

—¿estás listo, giorno?

los nudillos de bucciarati golpean la puerta con suavidad, y giorno se siente tranquilo al escuchar su voz. se convence entonces de que las cosas saldrán bien, y reafirma aquello cuando la mano de bucciarati toma la suya camino al restaurante.

 se convence entonces de que las cosas saldrán bien, y reafirma aquello cuando la mano de bucciarati toma la suya camino al restaurante

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giorno no veía telenovelas. en su vida, tal vez habría consumido dos o tres episodios de los dramas que su madre consumía en casa en tiempos de ocio y aún así, había soñado con vivir una cita digna de aquello junto a bucciarati, pues los niños merecían soñar.

bucciarati fue dulce con él, e incluso se había asegurado de llenar bien su copa con vino. era un almuerzo normal, pero giorno se sentía como el chico más afortunado de la mafia, así que mientras bucciarati le habla sobre su noche y madrugada y sus gustos e intereses, giorno se apoya en la mesa y sostiene su cabeza con la palma de su mano izquierda, elevando las esquinas de sus labios y mirándole con la mueca que sólo puede llevar un enamorado y todo se siente bien, porque cuando abre sus labios para hablar, bucciarati está mirándole con la misma expresión.

la cita termina horas después, cuando el pastel de fresa se acaba y la tarde cae.

—¿cómo la pasaste, giorno?

ambos se sostienen de las manos. bucciarati se siente nervioso. ¿cuándo había sido la última vez que había salido con alguien? tratándose de una persona menor, no sabía como tratarle. giorno parecía estar en la misma sintonía que él, pero aún era un chiquillo de quince que tal vez no comprendía ciertas cosas. ¿sería incorrecto preguntarle si había sido su primera cita? ¿se avergonzaría, tal vez?

—aún estoy un poco nervioso —giorno observa hacia el frente. un contacto visual con bucciarati era peligroso—, pero todo es más divertido y llevadero cuando estás junto a mí.

giorno no había sido demasiado explícito, pero había sido suficiente para que bucciarati le entendiese. así que le sonríe, y ambos toman asiento en una banca de piedra. las calles están casi vacías, y el árbol que está sobre ellos suelta el delicioso perfume de sus flores.

—cuando todo esto acabe, giorno —comienza bucciarati, y casi como en una promesa silenciosa, dice —, quiero que nuestra segunda cita sea en la casa que tengo en nápoles. hay un bonito jardín... no lleva tanto mantenimiento, pues casi nunca estoy ahí. no se siente como un hogar, pero quisiera que hagas crecer flores allí.

tal vez aquello no pudiese cumplirse nunca. no, giorno sabe que no se cumpliría. al menos no con bucciarati a su lado. los dedos de sus manos que están sosteniendo la suya se sienten tan helados como sus labios.

—lo prometo, bruno.

nunca imaginó que una promesa podría ser tan liberadora como dolorosa. pero cuando bucciarati termina de besarlo, allí está. la suelta justo como si fuera un hecho, algo fácil de cumplir.

—haré crecer las flores más bonitas para tí.

sí, podía considerar su primera cita como un trágico drama romántico.

este es el sabor de un enamorado ♡ bucciarati | giorno [brugio week]Where stories live. Discover now