Ecos

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El médico del lugar asintió, cubriendo con calma y suavidad al Rey, asegurándose de que no pasará frío por esa noche.

—No parece haber anomalías, pero...

—¿Pero...?

—No puedo despertarlo yo. Si quiere volver, tendrá que hacerlo por cuenta propia, sólo si es su deseo.

Los miembros soltaron un suspiro de tristeza y Kyle, que estaba hincado frente a la cama, quitó algunos mechones de la frente del moreno para besarle.

—Señor —Habló el médico refiriéndose a Kyle —¿Puedo hablar de algo con usted?

Broflovski dudó un poco, pero se levantó y le pidió a Wendy vigilar el sueño de Stan mientras él estaba fuera. Una vez que ella aceptó, el médico le guió fuera de la habitación.

A través de los pasillos hasta alejarse lo suficiente, el hombre habló tras asegurarse que nadie los seguía.

—Usted conoce la leyenda del castillo a las afueras del reino, ¿Verdad?.

—¿Habrá alguien que no la conozca?

—Tiene razón. La recordé después de verificar la salud del rey —Suspiró con melancolía —Es idéntico al primero.

—¿No fue una leyenda?

—No, no lo fue —Negó con la cabeza doblando un pasillo —Es parte de la historia de Forlán, sobre todo de Larnion. El embajador dio su vida para que nuestro reino no quedara bajo las órdenes del rey Eric.

—¿Y por qué se refieren a ella así?

—Fueron órdenes de la reina.

Kyle le siguió unos pasillos más, preguntándose a dónde lo llevaba.

—También sabe, que antiguamente, los pobladores de Larnion fueron elfos.

—Ya no lo son.

—Mi familia tiene sangre élfica —Explicó deteniéndose frente a una puerta enorme —A pesar de que carecemos de sus rasgos, la longevidad nos caracteriza como unos.

—Entonces... Eres un elfo.

—Sí, y mi tatarabuela también.

Entonces el joven abrió la puerta de la habitación y empujó con fuerza. Dentro del cuarto, había una cama enorme junto a un ropero de gran tamaño, un tocador con cosas de alto linaje y un ventanal que daba vista a todo el reino de Larnion.

En la ventana había una silla y sentada en ella, una persona mirando el paisaje.

—Abuela, llegué.

La voz del médico atrajo la atención de la persona en la ventana, quien al levantarse y darse la vuelta, reveló su vieja apariencia.

—Ewan, ¿Por qué tardaste tanto?

—Ocurrió un problema..

El joven ayudó a su abuela a sentarse sobre la cama y pidiendo al embajador acercarse, volvió a hablar.

—Abuela, ¿Recuerdas la guerra? — Le habló con suavidad.

—¿Cuál? — Preguntó con tan característica lentitud

—La reciente. De la que te he contado.

La anciana colocó sus manos sobre su regazo y suspiró.

—El gordo volvió entonces — Dijo con fuerte pesar.

—Así es, pero... Se volvió a ir.

La vieja negó cerrando los ojos lentamente.

—Él siempre volverá

El príncipe perdido [Style]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora