Fuera de la habitación, a través de la ventana, los copos de nieve caen con total gracia, el espectáculo es impresionante a simple vista, y la temperatura es baja como de costumbre en tales épocas del año, pero sin importar aquello, dentro del cuarto, la calidez emana por sus cuerpos y la comodidad es un sentimiento profundo.
Él mira el techo por largo rato, acariciando con su mano derecha la suave y rojiza cabellera de su amante acostada a su lado. La joven despierta con un sonoro quejido tranquilo, recibiendo una mirada del mismo sentimiento.
—Buenos días — Saludó ella con una tierna sonrisa llena de paz —¿Cuánto llevas despierto?
—No mucho.
Ella lo deja, sin poder evitar preguntarse qué ocurría por la mente de su prometido en esos últimos dos meses. Estaba tan distraído, tan pensante, como si supiera que la vida que tenía, no era la suya. Le preocupa porque no hay nada de malo en ellos para que pudiera tenerle en conflicto.
Se casarían en una semana, la clínica veterinaria funcionaba de maravilla, sus amigos le otorgaban el apoyo que necesitaba y su relación siempre había sido miel sobre hojuelas desde el momento en que se conocieron en la cafetería un día de preparatoria.
Sin embargo, no puede dejar de pensar que él no era feliz.
—Ah, olvidé decirte que Gary llamó — Le hizo saber —No te dije, porque llegaste noche y estabas cansado.
—¿Y qué te dijo?
—No mucho. Llegará de Utah en dos días y que te alistes para tu despedida de soltero.
—Vaya, lo conozco bien, pero Kenny es bastante impredecible.
Ese era otro problema con el que debía lidiar y aumentaba su grado de preocupación. Stanley siempre había estado soltando nombres al azar que nada tenía que ver con su vida real desde hace tiempo. Años, podría decir.
Al principio le molestó, sobre todo, porque la llamó Wendy en su primera cita, a Kevin le llamó Craig un par de veces, a Gary solía llamarle Kenny todos los días en algún momento inesperado del día. Stan no parecía estar consciente de sus acciones, no entendía el enfado de sus amigos y lucía tan natural al decirlo.
No supo cómo sentirse, porque hubo un tiempo, en el que la llamó Kyle.
Fue durante su primer beso, fue primer "Te amo", en su primera relación íntima. Claro que se molestó, pero como siempre, Stan no era nada atento con lo que dijo. Hace dos meses, ella dejó de llamarse Red para él, y sólo le decía "Kyle".
Ya no le enfadaba.
—Sí, muy impredecible... ¿Y por qué has despertado temprano? — Preguntó curiosa —En domingo, sueles dormir hasta tarde.
—Tuve un sueño extraño — Respondió y Red le insistió para que le platicara —Soñé que conocí a un niño que me contó que existía un mundo de fantasía a través de un bosque. Lleno de magia, castillos y caballeros.
—Te dije que un maratón del El Señor de los Anillos no era buena idea — Le regañó suavemente
—Y no te he contado lo más extraño — Suspiró —Luego me enteré que yo era el heredero del reino más poderoso y que la gente a mi alrededor, fueron enviados para matarme por órdenes del actual rey que no quería que le quitara el puesto.
La chica se mantuvo en silencio un largo rato, soltándose a reír a carcajadas suaves hasta altas, Stan no le encontró lo divertido en principio, pero conforme su prometida reía, él comenzaba a ver lo ridículo que era y rió para acompañarla.
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El príncipe perdido [Style]
RandomEn algún momento de la historia, un mundo conoció a otro y, maravillados por su cultura, la hicieron su hogar.