El Gran Día Cuarto acto: A prueba de fuego Parte 2

5 1 0
                                    


Los secuaces de Digith se mantienen al margen, la cosa es con nosotros, no está feliz, nada feliz.

Arremete a toda velocidad, evadimos sus garras las cuales desgarran las paredes y el suelo metálico conforme retrocedemos ante sus ataques.

Está fuera de sí, sus ataques dejan expuesto el cableado, chispas por todas partes, fugas de vapor (O lo que carajos sea), recibe los ataques flamígeros de Sphiret de frente, está confiando ciegamente en sus escudos, y por lo que veo está justificado.

A medida que siembra el caos por todo el Nivel Sphiret y yo evitamos un combate directo, no quiero confrontar a esa tipa mano a mano, mis instintos me dicen a gritos que la evite a toda costa.

Luego de una fragorosa marea de fuego Digith desiste, responde lanzándonos un rayo térmico y desaparece en la oscuridad, maldición, nos llevó a la parte más recóndita y por ende oscura de todo el Nivel, ahora si nos cargó la verga.

- Vamos Fieryna – Nos habla desde las sombras, no la vemos por ningún lado, solo su voz y su hostigante presencia es lo único que percibimos entre la oscuridad – Sabes que no conseguirás nada huyendo de ti misma, ven conmigo y terminemos con esta farsa.

- Muerta... - Responde cortante.

Un par de misiles vuelan hacia nosotros, rodamos por el suelo para esquivarlos, algo golpea el suelo a unos metros de nosotros, es Digith, esos alargados y a la vez raudos pasos metálicos la delatan, Sphiret la obliga a zigzaguear creando líneas de fuego por todo su recorrido, luego de una sofocante persecución volvemos hasta la celda de contención justo al lado de la última fuente de luz del Nivel, además de los pequeños incendios esparcidos por todo el lugar.

Digith sale a la luz, toma impulso y acelera el paso, en plena carrera da un salto en el aire con ayuda de sus propulsores y alcanza los 5 metros como mínimo, fue en menos de un segundo, pero alcance a ver todo a detalle, el armazón que revestía sus piernas y parte de su torso y espalda se fragmenta y se rearman entre sus dedos, pieza por pieza y con los ojos rojos los fragmentos metálicos dan forma a un martillo gigante, puedo jurar que vi unos propulsores integrados en su parte trasera para aumentar la potencia del golpe... que va directo a nosotros...

En un intento desesperado por esquivarlo terminamos siendo alcanzados por una onda expansiva acompañada de varios fragmentos metálicos, el propio martillo quedó destrozado por el impacto, y como no podía ser de otra manera los pedazos vuelven a Digith ¿Y ahora que viene?

A la mierda...

Un cañón de alto calibre acoplado en uno de sus hombros cargado y listo para disparar, ugh.

Un proyectil de Energía rojizo sale disparado a toda velocidad del cilindro metálico, Sphiret intentó contenerlo lanzándole un torrente de fuego concentrado pero fue demasiado para ella, la fuerza de toda la Energía se congrega en el medio creando una esfera que estalla violentamente desarmando el cañón de Digith, Sphiret se lleva la peor parte, termina estrellándose contra mí, la atrapo en el acto y la sostengo entre mis brazos, no parece estar lastimada físicamente pero si adolorida por la fuerza con la que fue expulsada, se encuentra inconsciente y tiene su hermosa piel ennegrecida, Digith... ahora si te la buscaste.

La enana toma la iniciativa y deja que las piezas se acoplen a sus guanteletes, no alcanzo a distinguir con precisión qué es lo que llegaron a formar, pero reconozco un arma cuando la veo, no se ve bien, no para nosotros.

Con Sphiret en brazos no hay mucho que pueda hacer, y con las piernas lo único que me queda es correr, pero la cobertura más cercana es la celda de contención, la cual se encuentra demasiado lejos, no voy a llegar, Digith carga sus nuevos guanteletes mejorados con un par de cilindros delgados y alargados en cada brazo.

El Lamento de los HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora