Una huella en el corazón

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Poco después de las vacaciones de verano, Eren contempló a un chico de complexión delgada y muy pequeño, sus ojos color aceituna con ligeros tonos de gris en sus iris, no tan hermosos como el ligero color rosado de sus labios contrastando con su piel tan cual como un copo de nieve. Era la primera vez que Eren observaba a semejante ser tan hermoso igual a un ángel. Al percatarse de que Eren lo observaba el le sonrió y se acercó a Eren, el extendió su mano hacia el.

—Levi.....—El chico de ojos esmeralda al principio no entendió, solo volteo a ver la mano del azabache ensimismado. El cual no le hizo esperar por una buena explicación —Levi,ese es mi nombre.—

Eren estático, miró su mano y movió la cabeza de lado a lado avergonzado. Entonces por fin pudo contestar.—Mi nombre es Eren...—Un leve rubor cubrió su rostro al tenerlo cerca y ver lo torpe que realmente era, no espero mucho y por fin le devolvió el gesto con la mano.—Un gusto Levi —

El azabache llevaba una hoja de papel en la otra mano la cual le mostró al castaño.—Quisieras ayudarme a llegar a mi clase, tengo 15 minutos buscando ayuda de algún mayor pero...— Con un gesto de exasperación volteó a la sala donde normalmente atendían esos asuntos e hizo un gesto para que el castaño volteara, el cual notó que la sala se encontraba cerrada.

El castaño dudo un momento al tomar la hoja de las manos del azabache, pero su confianza volvió cuando observó las clases correspondientes del azabache.—No te preocupes, conozco perfectamente la escuela, si lo deseas puedo ser tu guía.— El castaño alardeó con falsa confianza que el azabache no notó.

—Claro,eso sería perfecto.— Se acomodó mejor la mochila y esperó que eren hiciera algún movimiento para seguirle.

—Vamos, yo te guiaré.—Eren esbozó una amplia sonrisa y le hizo una seña para que le siguiera, el azabache se extraño un poco de la actitud del moreno pero le siguió llevando un poco la distancia. Después de un rato de caminar, lo llevó a donde se encontraba un tablero con una guía para aquellos que aunque llevaban años asistiendo a la misma escuela sacaban la escusa de perderse, podían encontrar la clase correcta buscando ahí.

—En caso de que llegues a perderte y no desees preguntar siempre puedes venir a echar un ojo por acá.— Señaló el tablero de una manera que al azabache solo le daban ganas de patearle y olvidar que le había sido de mucha ayuda.—Los mayores casi nunca están disponibles cuando se les necesita.—

Esa información fue de gran ayuda para Levi así nunca volvería a llegar tarde, tal vez también seria bueno tener una fotocopia de ese mapa de la escuela. —Gracias, por ahora solo quiero llegar a mi salón de clases.— Tomó la hoja de las manos de Eren, rozando la mano del castaño y una sensación extraña le recorrió todo el cuerpo. Acto seguido comprobó la clase que le correspondía en el tablero y decidió ir a la misma. — Te veo luego Eren, gracias por tu ayuda.—

El castaño al ver que el azabache comenzaba a avanzar no supo que hacer, lo único que se le ocurrió fue alcanzar al azabache y tomarle de hombro. —¿Quisieras después de clases quedar conmigo para tomar algo?—El azabache se soltó con un movimiento brusco y le volteó a ver de una forma que eren no podía descifrar. Se acomodó la mochila y una imperceptible sonrisa se formo en sus labios.—Preferiría tomar un poco de té, esperaré en la puerta cuando terminen las clases. —

Sin decir nada mas, dio la conversación por terminada y fue a su clase. Eren no entendía que sucedía con ese chico pero le pareció bastante interesante. Este sería un día que ambos recordarían para siempre.

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