Capítulo treinta y cinco.

648 20 3
                                    

Retrospectiva

Él era uno de los chicos más guapos y populares de la secundaria, el líder de la banda musical escolar, el jugador más valioso del equipo de futbol, el mejor amigo de todos y el novio que todas las chicas deseaban.

Suspiré por él en silencio durante tres años y lo miré desde lejos ya que alguien como yo ni siquiera podía soñar en ser amiga de tan grandioso chico, pero todo cambió al empezar el cuarto año ya que todos fuimos reubicados y corrí con la suerte de estar en su misma clase.

Pasaron los meses y rápidamente nos hicimos buenos compañeros, nuestros amigos en común siempre hacían que estuviéramos juntos, él de pronto empezó a tener un trato especial hacia mí y fue todo un sueño hecho realidad el día en que me pidió ser su novia.

Habían pasado cuatro días de nuestro noviazgo y una de nuestras compañeras anunció que estaba cumpliendo años, mi novio propuso ir a su casa después de clases para festejar ya que sus padres estaban de viaje y no había nadie en su casa.

Teníamos 17 años y era bastante normal para nosotros beber licor y fumar cigarrillos, las horas pasaron en la casa de mi novio y el festejo terminó cuando no hubo más licor para beber.

–Bien –tomé mi mochila y caminé hacia la puerta siendo la última en salir–, te veo mañana –me estiré hacia mi novio para darle un beso.

–Quédate conmigo un rato más –pidió él dándome otro beso.

–Ey tortolitos, ya es suficiente –reclamó una de mis compañeras–. Han pasado besuqueándose toda la tarde.

–¡Vayan a un hotel! –bromeo uno de mis compañeros.

–Para que van a ir a un hotel si tienen la casa para ellos solos ahora mismo –comentó otro compañero.

–¡Ooooh! –exclamaron al unísono y rieron.

–No digan esas cosas... –me sonrojé.

–¿Que esperan para irse muchachos? –cuestionó entre risitas mi novio mientras me tomaba por la cintura–. Nosotros queremos estar solos.

Me tomó por la cintura y dio un paso atrás adentrándose en la casa y llevándome con él, puso su mano en la puerta y sonrió lujurioso.

–Danbi, mejor... deberíamos irnos –pidió una de mis compañeras ya que vivíamos en el mismo barrio y solíamos irnos juntas a casa.

–No, déjala –rio otro compañero y la jaló.

–Voy a esperarte aquí Danbi –dijo ella.

–Chicos, esperen... –musité mientras la puerta se cerraba delante de mí.

Yo estaba algo mareada debido al licor que había bebido y él jalaba mi mano dirigiéndome hacia una habitación, al llegar me empujó hacia la cama y se me subió encima para besarme.

–Oye... espera... –intentaba hablar entre el beso.

–Te amo Danbi –detuvo el beso y me miro a los ojos–. ¿Tú no me amas?

–Por supuesto que te amo –respondí.

–Entonces demuéstramelo.

–¿Cómo?

–Tú sabes cómo... –sonrió ladino.

–Te refieres a... –me puse algo nerviosa.

–Si. Hagamos el amor –empezó a besar desesperadamente mi cuello.

–Yo... yo...

–¿Qué pasa? –cuestionó jadeante.

–Es solo que yo... no lo eh hecho antes...

RUDEWhere stories live. Discover now