"El silencio genera mentes ruidosas"
Manejaba a toda velocidad hacia la mansión de Milán, desde los 12 años mis padres me habían enseñado a manejar a si que no era un impedimento utilizar los mil autos que tenemos.Atenea me sacaba de mis casillas, solo ella lograba hacer que todos mis sentimientos se duplicaran incluyendo los celos.
Me dolió haberla golpeado pero se lo merecía, ella sabía que estaba mal lo que había hecho pero no le importaron las consecuencias.
Al llegar ala casa de Milán los guardias me accedieron el paso, después de estacionar mi carro afuera de su casa me dirigí hacia su habitación donde estaba jugando Xbox.
—¿Te excediste verdad?—me pregunto después de apagar el televisor, nadie me conocía tanto como el ni siquiera mi hermano.
—La golpee.— me miro de mala manera y solo asintió.
—Se lo merecía, ella sabía que pasaría
si estaba con alguien más.— me dijo serio ya que yo le había contado todo lo que había por antes de llegar a la fiesta.—Si mis padres se llegan a enterar van a matarme.— dije mientras agarraba mi cabello jalándolo.
—Atenea te quiere, no creo que le diga a tus padres a si que no te preocupes.— sabía que ella no diría nada pero el problema era Raphael.
—Le dije maldita adoptada.— me dio un fuerte puñetazo en el ojo izquierdo, me lo merecía.
— ¡Eres un estupído! debes aprender a controlarte aparte ella es tu hermana.— él tenia razón, lastima que nunca la miraría como hermana.
—Sabes que la amo.— el único que lo sabía era el.
—Si la amaras no la golpearías, sabes.... ella es la niña más dulce que he conocido en mi vida.— Milán estaba demasiado enojado y si seguía en su casa íbamos a terminar mal.
—Creo que fue un error venir.— sin dejarlo terminar salí rápidamente de su casa para ir a la mía.
Mientras manejaba me puse a pensar, tal vez debía ser más duro con ella, solo así ella me obedecería.
Al llegar a mi casa los carros en los que se habían ido mis padres ya se encontraban en el garaje así que lo más probable es que ya estaban dormidos.
Antes de irme a mi cuarto tome un vaso de agua, subí las escaleras y antes de entrar a mi habitación quise llegar a la de Atenea.
Abrí la puerta despacio para no despertarla pero lo que vi me enojo demasiado.
Ella estaba abrazada a Raphael, yo sabía que él solo la miraba como una hermana pero no pude evitar sentirme celoso, debería ser yo quien durmiera entre sus brazos.Salí de su habitación y ya en la mía me desvestí hasta quedar en bóxers para poder dormir cómodamente.
Mañana sería un largo día.
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Noche trágica
Ficção AdolescenteAtenea Faure-Dumont: vida perfecta, padres perfectos, hermanos perfectos, todo lo que una niña puede desear, pero una serie de eventos desafortunados destruirá completamente a la pequeña niña de cabello negro. 26 de diciembre: El día que marcará l...