Capítulo 10.

510 22 2
                                    

Narra Andrea:

Sonó el despertador a las 07:30 de la mañana, como de costumbre y me levanté de mala gana como siempre. Fui al baño, me lavé la cara  y me acomodé el pelo para bajar a desayunar. Vi a Paula ya vestida, demasiado arreglada para lo normal; vaqueros, camisa con un pequeño suéter por encima y las zapatillas a juego con la camisa, y desayunando.

-Mucha prisa te has dado tú hoy, ¿no? – dije con entusiasmo mientras cogía una taza para servirme un vaso de leche.

+No, simplemente me he despertado antes que tú, no podía dormir, y de hecho no he dormido nada  en toda la noche, me desperté cerca de las tres de la madrugada.

-Pues claro, no te jode, si te dormiste súper temprano…

Paula me sonrió y se levantó, subiendo así a su habitación. Yo terminé de desayunar, recogí la mesa y subí a cambiarme. No sabía qué ponerme, así que lo primero que pillé. Los vaqueros claros, con la sudadera azul marino de Hollister y acompañada por las vans moradas. Me vestí  y entré al baño para repasarme, cepillé mi despeinada melena castaña, me eché colonia y un poco de gloss y bajé abajo a esperar a Paula.

Narra Paula:

Anoche cuando se fue Dani me quedé dormida otra vez, estaba tan cansada que no podía tenerme en pie. A eso de las dos y media me desperté y miré el despertador. Demasiado tarde y a la vez demasiado temprano. Tenía la garganta seca así que decidí bajar a la cocina a beber algo de agua, cogí el móvil y bajé. Me senté en una de las mesas de la cocina y abrí WhatsApp.

Varios mensajes del grupo en el que estamos todos, uno de Jesús y dos de Dani.

¿Jesús?, ¿Qué querrá? Lo abrí y leí.

“Paula, necesito decirle a Andrea que me gusta, y no sé cómo hacerlo” 

No pude evitar reírme al leer eso. Se notaba, lo sabía. Así que respondí diciéndole que no se preocupara, que ya hablaría con él. Después miré el otro, el de Dani. Abrí su conversación.

Dani: 22:33pm: Ya he llegado a casa, me voy a dormir, estoy bien.

Dani: 22:34pm: Te quiero vale? No lo olvides por favor.

Me extrañó mucho, sinceramente, pero no le di importancia. Me levanté y subí a la habitación, me acosté con la cama con el propósito de dormirme pero no pude conciliar el sueño. No podía dejar de darle vueltas a los mensajes de Dani, ¿por qué me decía que estaba bien?, ¿Acaso había pasado algo? Joder, ya me estaba asustando. Después de seguir dándole vueltas caí rendida.

Me apresuré y bajé abajo a ver si Andrea estaba lista. Cuando bajé la vi sentada en una de las mesas del salón mirando el móvil. Levantó la mirada y me miró.

+¿Lista? – preguntó.

-Siempre.

Al cabo de unos segundos llamaron el timbre y fui a abrir. Me esperaba a Jesús y a Dani, pero solo vi a Jesús, con una camisa blanca y unos pantalones azules marino. Jesús se rió al ver mi cara de pena al ver que no estaba Dani. Andrea se asomó por la puerta e hizo la pregunta que yo no me había atrevido a decir.

+¿Y Dani?

Jesús suspiró, y después nos miró, esperando alguna respuesta.

-¿Le ha pasado algo? –  pregunté en un tono desesperante y asustada.

+Os cuento por el camino, pero tranquilas, no es nada.

Salimos de casa, le saludamos con dos besos y yo le di un abrazo.

Mi sur, mi norte y mi agonía. (Daniel y Jesús Oviedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora