Capítulo 1

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—Mamá— La llamé y ella me mira —¿Qué es esta marca que tengo?— Pregunté pasando mi pata por mi ojo derecho.

Mi madre cierra los ojos y suspira.

—Esa marca, es algo que muchos lobos anhelan, matarían por tener esa marca, y es por eso que debes ocultarla siempre— Dijo mientras con su pata me colocaba mi cabello rojo frente al ojo.

—Pero... apenas veo— Dije retrocediendo mientras me colocaba bien el cabello.

—Tendrás que acostumbrarte, porque si alguien ve esa marca... estarás en peligro— Dijo volviendo a colocarme bien el cabello.

Suspiré.

—Esta bien... —

—Cariño, prométeme que nunca dejarás que alguien vea esa marca, por favor— Dijo mientras se acostaba y yo me acosté a su lado.

—Te lo prometo mami— Dije cerrando los ojos, ella me rodea con su cola lobuna y yo me quedo profundamente dormida.

***

***

Disparos.

—¡Nissa arriba!— Mi madre grita y yo me levanto rápidamente.

—¡¿Mami?!— La busqué y cuando la ví corrí hasta ella—¡¿Qué pasa?!—

—Cazadores, tenemos que irnos— Dijo y me agarró del lomo, corrió rápidamente alejandonos de allí.

Hasta que de un momento a otro me lanza tan lejos como fuera posible.

—¡Corre Nissa, corre y no mires atrás!— Grita.

Pero escuché un disparo cerca y me di vuelta para luego ver a mi madre caer al suelo.

—¡Mamá!—

—¡Mamá!—

Abrí los ojos y me levanté de golpe, con la respiración agitada y jadeante. Me senté y me tranquilicé al darme cuenta de que solo fue la pesadilla de siempre, o mejor dicho, mi recuerdo...

Gruñí y me levanté para salir de la cueva y tomar agua o cazar a algún conejo que pase por allí.

Con el tiempo logré acostumbrarme a usar solo un ojo, ya que jamás me quité el cabello del rostro.

Fuí a pasear por un rato hasta que escuché a los cazadores. Me escondí tras unos arbustos y los observé.

—¡Encuentrenla!— Grita uno      —¡No tiene que escapar!—

¿A quién perseguirán?

Decidí volver a mi cueva, pero había otro olor. Un olor distinto...

Olfateé el aire y busqué a quien le pertenecía.

Hasta que escuché un llanto humano, me adentré a mi cueva y ví a una chica escondiendo su rostro entre sus rodillas, lloraba casi en silencio, o eso intentaba.

Me acerqué con cautela y la olfateé pero ella, al darse cuenta de mi, levanta la mirada.

—¡Ah!— Se asusta y yo igual, por lo que corro tras una roca escondiéndome, no quiero que me haga daño...

Al no escuchar nada asomé un poco la cabeza y la veo mirándome, ya no tenía tanto miedo de mi.

—Tranquila... no te haré daño— Dijo estirando su mano, yo al ver que no me haría nada, decido acercarme pero con cautela.

Huelo su mano y luego pasé mi cabeza por ésta, ella me acaricia con ternura.

—Eres tierna— Dijo y yo me separé gruñiendo poco.

~No soy tierna~

—Con que puedes hablar... — Dijo y no parecía sorprendida.

~Si puedo~

Dije, suspiré y agaché la cabeza.

~Por favor... no le digas a nadie sobre mi, los humanos me quieren para sus estudios, quieren saber de mi y sé que para eso deben de pincharme o matarme... ~

Dije suplicante, ella me mira con ternura y compasión.

—Tu tranquila, no le diré a nadie de ti. Lo prometo... —

Sonríe sincera y de una manera cálida que me hacia confiar en su palabra.

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